¿Qué llevó al diputado federal Ignacio Mier Velazco a expresar de manera tan anticipada que cederá en sus aspiraciones políticas si las encuestas no le favorecen, cuando la popularidad no ha sido su recurso más valioso y muy probablemente no lo será en los meses que restan para la definición del candidato a gobernador en Morena?
Mier Velazco sorprendió ayer no solo a los reporteros que cubrieron su conferencia de prensa en un hotel de la zona de San Francisco, sino a todos aquellos que, minutos después, fueron informados de lo que acababa de decir el coordinador del partido presidencial en la cámara de diputados.
“Si no tengo el respaldo mayoritario, también me sabré sumar a quien lo tenga”, manifestó en un tono y en un contexto que no parecieron a los habituales en un personaje en apariencia todopoderoso que se lanza a la aventura política más importante de su carrera.
Miguel Barbosa Huerta ya no está para oponerse férreamente a su candidatura y el secretario de Gobernación de la administración federal, Adán Augusto López, presunto primer promotor de la precandidatura de Mier, acababa de venir el viernes para darle un supuesto espaldarazo tácito.
¿Qué ocurrió entonces?
¿Por qué esa falta de fuerza, seguridad y contundencia en las expresiones del legislador federal?
La respuesta puede hallarse, precisamente, en la visita de Adán Augusto.
El secretario de Gobernación sumó al senador Alejandro Armenta Mier a la gira del viernes en Puebla; lo sentó junto a él en el acto del Centro de Convenciones, lo mismo que a Mier, y al final le levantó la mano, igual que al diputado federal, en una muestra de equidad para quien también aspira a ser protagonista en la sucesión del 2024.
Usted dirá que el levantamiento de brazos frente a la concurrencia de simpatizantes morenistas no marcó diferencia entre ambos suspirantes porque fue realizado de la misma forma y al mismo tiempo para los dos, pero no es así.
La narrativa previa a la visita del tabasqueño, emanada desde el cuarto de guerra de ‘Nacho Mier’, quiso imponer la percepción del coordinador de Morena como beneficiario político de la misma.
Se aseguraba que el diputado sería destapado por el jefe del gabinete presidencial, ni más ni menos que representante del presidente López Obrador, y que después del viernes no habría ya más dudas en Puebla acerca de la identidad del futuro abanderado de la 4T.
Nada de eso sucedió y por tanto se incumplieron las expectativas de Mier.
En lugar de destapar al presunto tapado, el visitante distinguido metió al presidente del senado en la vitrina para exponerlo frente a los poblanos, a través de los medios de comunicación, como un competidor reconocido por el inquilino de Palacio Nacional.
Así fue como ganó Alejandro Armenta y perdió Ignacio Mier.
Por eso deben leerse con cuidado las palabras externadas este domingo por el diputado federal en el encuentro con medios.
Quizá fue el propio López Hernández quien, durante unos minutos en un encuentro privado celebrado en el Centro de Convenciones, les informó que Morena (el presidente en realidad) postulará como candidato a quien tenga el apoyo de la gente, un punto que solo puede medirse por medio de encuestas, y les pidió que sean respetuosos de esa regla y de la unidad del partido.
El “respaldo mayoritario”, ese del que habló ‘Nacho’ Mier el domingo, lo tiene Armenta.
¿Cómo hará entonces el diputado federal para modificar todas aquellas encuestas y estudios de opinión en los que aparece muy lejos del senador en intención de voto?
Difícil salida.
A propósito de aspirantes al gobierno del estado por el bando de Morena.
En el grupo en el poder se asegura con entusiasmo que el candidato no será ninguno de los dos legisladores, sino el recién nombrado secretario de Gobernación, Julio Miguel Huerta Gómez.
Se cuenta además que el gobernador Sergio Salomón Céspedes se lo hizo saber a Adán Augusto el mismo viernes y que el funcionario federal dio el visto bueno para que el primo del fallecido Barbosa se lance a la competencia.
Twitter: @jorgerdzc