El próximo 15 de agosto se celebra el Día Mundial de la Relajación, aunque no se sabe a ciencia cierta desde cuándo y cómo surgió dicha celebración, desde hace algunos años se ha popularizado convirtiéndose en el momento ideal del año para descansar, desconectarse de la rutina diaria o bien ocuparse de cuidados personales que nos ayuden a sentirse más felices y saludables.
Actualmente, el estrés es uno de los principales detonantes de enfermedades como alta presión arterial, problemas cardiacos, obesidad e incluso diabetes, por lo que es de suma importancia tomarse un momento dentro de nuestra rutina para desconectarse del trabajo y de todos los factores que nos puedan producir estrés.
El dolor de cabeza constante, las migrañas o el síndrome de colon irritable son algunos de los síntomas del estrés. Si no se detecta a tiempo, en un mediano o largo plazo puede ser perjudicial para la salud.
Existen muchas actividades que ayudan a evitar el estrés. Sin duda, la práctica de deportes y hacer ejercicio, combinado por una buena alimentación son las claves.
No es una tarea fácil escapar del estrés, pues nos acecha en la casa, en la calle, en el trabajo y prácticamente a todos lados, pero lo que sí podemos hacer, es contrarrestar sus efectos, mediante actividades de relajación.
El estrés es un estado de cansancio mental y físico provocado por el ritmo en que hacemos las cosas. Al relajar nuestra mente, se relaja nuestro cuerpo y podremos reaccionar de manera más inteligente a las situaciones.
Todo descanso que le brindemos a nuestro cuerpo y sobre todo a la mente, nos permite reordenar las funciones y procesos biológicos de nuestro organismo.
Para relajarse, no se necesita de mucho dinero o de gran cantidad de tiempo. Lo ideal sería ir estar en contacto con el medio ambiente, disfrutar del mar al aire libre, ver el amanecer o la puesta de sol, sin embargo, no siempre es posible por cuestiones de dinero, tiempo, salud o trabajo, pero existen otras opciones.
A menudo, cuando pensamos en tratamientos de cuidado personal, como los masajes o faciales, pensamos que se tratan de un capricho innecesario. Sin embargo, cuidados personales como estos son parte de una rutina que nos ayuda a tener bienestar general.
Desde tiempos antiguos en todas las culturas, se ha recurrido a técnicas de manipulación manual para aliviar estados de sufrimiento y dolencia. Cuando alguna parte del cuerpo duele o cuando se quiere aliviar dolor en otra persona, el instintivo es colocar las manos sobre esa zona. Nos encontramos frente a la base del masaje.
La relajación consiste en aflojar el tono muscular y disipar la cabeza hasta llegar a un estado de confort pleno tanto mental como físico. Existen diferentes técnicas para practicarla, pero con cualquiera de ellas podemos obtener muchos beneficios tales como: eliminar la tensión muscular, favorecer la recuperación de la fatiga, reducir la tensión arterial, generar una sensación de bienestar, mejorar la autoestima, reducir la tensión emocional, ruptura de pensamientos negativos recurrentes.
Además de estas ventajas, tiene también importantes repercusiones para nuestro rendimiento cognitivo: favorece la concentración, aumenta la capacidad de retención en la memorización y facilita la recuperación de la información.
Relajarse no es un lujo, es una necesidad. Cuando el cuerpo y la mente están relajados, mejora el rendimiento físico e intelectual, permitiéndonos ser más efectivos y productivos en nuestras tareas diarias.
Es importante darse un tiempo para depurar la mente y el cuerpo, liberarse de tensiones innecesarias y equilibrar el organismo para que no sufra ningún tipo de colapso que ponga en riesgo la salud.
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