/ jueves 5 de septiembre de 2024

Bitácora / AMLO deja los cimientos de la 4T

Más allá de las clasificaciones de “chairos” o “fifís”, de aplaudidores o detractores del presidente Andrés Manuel López Obrador, los mexicanos que observaron el último informe del aún mandatario vieron a un hombre fuerte y lúcido, seguro de sí mismo, se notó a un titular del Ejecutivo federal empoderado y hasta con ánimo de torear a sus críticos por lo que quedó demostrado que lejos de ansiar su retiro, sigue disfrutando el poder.

Los fans López-Obradoristas lo van a extrañar ahora que se vaya a La Chingada una vez que concluya oficialmente su sexenio, y que conste que así se llama su rancho. El respetable que le siguió y que estaba acostumbrado a verlo y escucharlo no solo en la mañaneras, sino en las noticias o redes sociales tooodo el tiempo, quizá sean quienes sientan más su ausencia; pero es casi seguro que hasta quienes le abuchearon y zarandearon con las críticas, también le van a extrañar.

En la numeralia y los otros datos que entregó el presidente durante las casi 2 horas de su informe en el zócalo capitalino están en tela juicio. Y cómo no, pues es imposible creer que México ya es otro en solo seis años.

Es incrédulo aceptar el dato de que en este sexenio cada mes salieron de la pobreza 100 mil mexicanos cuando en cada entidad –pese a los esfuerzos- siguen los rezagos en salud, vivienda, educación y empleo.

Tampoco se puede palomear que México es el segundo país con menos desempleo en el mundo, ja, pues todos los días hay nuevos despidos en cualquier giro y ramos productivos. Y menos creíble es que los servicios de salud ahora son mejor que los de Dinamarca, como ofreció a lo largo de su sexenio, ya que en realidad no hay centros de salud, ni médicos, ni medicinas en las zonas urbanas, pues ahora imaginemos las partes más alejadas de la nación.

Aquello de que se terminó con la corrupción es una ilusión y la muestra es Segalmex. Los gastos excesivos que tanto se criticaron del pasado, pues ahí siguen en las obras multimillonarias que rebasaron los presupuestos originales como el AIFA, el Tren Maya o la Mega Farmacia.

Ojalá que en México fueran reales esos números relacionados con crímenes y combate a la inseguridad. Una cosa son los datos oficiales, pero otra cosa son los hechos reales que no son denunciados simplemente porque los ciudadanos no le ven sentido, pues saben que nadie les va reparar el daño como víctimas. Y ya ni decir del combate al crimen organizado, pues siempre le lleva 3 o 4 pasos de ventaja al gobierno.

Todo lo anterior y más son los pendientes que deja AMLO y está bien, pues hasta el momento no hay registro de un presidente en México o en el mundo, que haya resuelto todos los problemas de sus sociedades. Pero también es justo aceptar las realidades y no maquillarla.

También es justo registrar que la gestión de López Obrador fue la administración que más ha repartido dinero en efectivo a la población. A través de pensiones, ayuda a discapacitados, a jóvenes sin empleo y en becas educativas son las formas en cómo ayudó a las y los mexicanos que ahora disponen de una ayuda para el gas, la luz o el internet, pero también para alguna medicina, un suéter o para darse un lujito y hasta para el domingo de los nietos.

De igual manera es necesario aceptar que lo que hizo López Obrador rompió esquemas, no solo por su personalidad y estilo particular de gobernar y comunicar; sino por la forma en que conectó con la gente que lo sigue y lo seguirá a dónde vaya.

El presidente AMLO y todos quienes integran su movimiento hablan en el término del sexenio ahora inicia el segundo piso de la Cuarta Transformación, pero no es para tanto. Lo que Andrés Manuel hizo y sí deja son los cimientos de esa 4T, por lo que ahora lo que tendrá que venir es levantar las cadenas, los castillos y tabiques de esa corriente.

Ya será responsabilidad de la presidenta Claudia Sheinbaum seguir construyendo las paredes y techos de esa transformación con temas torales como la Reforma Judicial, la Reforma Electoral, pero también terminar con la división, tender puentes y relaciones con otros sectores como las clases media, las alianzas comerciales internacionales, una política exterior sana y conveniente y el respeto a la oposición y muchos más retos que México tiene enfrente pero que apenas son el primer piso de esa ofertada 4T.


Comentarios, opiniones, críticas y todo lo demás lo recibo en ferabrajan@gmail.com y en Twitter @ferabrajan1 Facebook: Noticias con Fer Abraján

Más allá de las clasificaciones de “chairos” o “fifís”, de aplaudidores o detractores del presidente Andrés Manuel López Obrador, los mexicanos que observaron el último informe del aún mandatario vieron a un hombre fuerte y lúcido, seguro de sí mismo, se notó a un titular del Ejecutivo federal empoderado y hasta con ánimo de torear a sus críticos por lo que quedó demostrado que lejos de ansiar su retiro, sigue disfrutando el poder.

Los fans López-Obradoristas lo van a extrañar ahora que se vaya a La Chingada una vez que concluya oficialmente su sexenio, y que conste que así se llama su rancho. El respetable que le siguió y que estaba acostumbrado a verlo y escucharlo no solo en la mañaneras, sino en las noticias o redes sociales tooodo el tiempo, quizá sean quienes sientan más su ausencia; pero es casi seguro que hasta quienes le abuchearon y zarandearon con las críticas, también le van a extrañar.

En la numeralia y los otros datos que entregó el presidente durante las casi 2 horas de su informe en el zócalo capitalino están en tela juicio. Y cómo no, pues es imposible creer que México ya es otro en solo seis años.

Es incrédulo aceptar el dato de que en este sexenio cada mes salieron de la pobreza 100 mil mexicanos cuando en cada entidad –pese a los esfuerzos- siguen los rezagos en salud, vivienda, educación y empleo.

Tampoco se puede palomear que México es el segundo país con menos desempleo en el mundo, ja, pues todos los días hay nuevos despidos en cualquier giro y ramos productivos. Y menos creíble es que los servicios de salud ahora son mejor que los de Dinamarca, como ofreció a lo largo de su sexenio, ya que en realidad no hay centros de salud, ni médicos, ni medicinas en las zonas urbanas, pues ahora imaginemos las partes más alejadas de la nación.

Aquello de que se terminó con la corrupción es una ilusión y la muestra es Segalmex. Los gastos excesivos que tanto se criticaron del pasado, pues ahí siguen en las obras multimillonarias que rebasaron los presupuestos originales como el AIFA, el Tren Maya o la Mega Farmacia.

Ojalá que en México fueran reales esos números relacionados con crímenes y combate a la inseguridad. Una cosa son los datos oficiales, pero otra cosa son los hechos reales que no son denunciados simplemente porque los ciudadanos no le ven sentido, pues saben que nadie les va reparar el daño como víctimas. Y ya ni decir del combate al crimen organizado, pues siempre le lleva 3 o 4 pasos de ventaja al gobierno.

Todo lo anterior y más son los pendientes que deja AMLO y está bien, pues hasta el momento no hay registro de un presidente en México o en el mundo, que haya resuelto todos los problemas de sus sociedades. Pero también es justo aceptar las realidades y no maquillarla.

También es justo registrar que la gestión de López Obrador fue la administración que más ha repartido dinero en efectivo a la población. A través de pensiones, ayuda a discapacitados, a jóvenes sin empleo y en becas educativas son las formas en cómo ayudó a las y los mexicanos que ahora disponen de una ayuda para el gas, la luz o el internet, pero también para alguna medicina, un suéter o para darse un lujito y hasta para el domingo de los nietos.

De igual manera es necesario aceptar que lo que hizo López Obrador rompió esquemas, no solo por su personalidad y estilo particular de gobernar y comunicar; sino por la forma en que conectó con la gente que lo sigue y lo seguirá a dónde vaya.

El presidente AMLO y todos quienes integran su movimiento hablan en el término del sexenio ahora inicia el segundo piso de la Cuarta Transformación, pero no es para tanto. Lo que Andrés Manuel hizo y sí deja son los cimientos de esa 4T, por lo que ahora lo que tendrá que venir es levantar las cadenas, los castillos y tabiques de esa corriente.

Ya será responsabilidad de la presidenta Claudia Sheinbaum seguir construyendo las paredes y techos de esa transformación con temas torales como la Reforma Judicial, la Reforma Electoral, pero también terminar con la división, tender puentes y relaciones con otros sectores como las clases media, las alianzas comerciales internacionales, una política exterior sana y conveniente y el respeto a la oposición y muchos más retos que México tiene enfrente pero que apenas son el primer piso de esa ofertada 4T.


Comentarios, opiniones, críticas y todo lo demás lo recibo en ferabrajan@gmail.com y en Twitter @ferabrajan1 Facebook: Noticias con Fer Abraján