/ miércoles 29 de mayo de 2024

Bitácora / Y, ¿qué pasará el 3 de junio?

Tras acudir a las urnas el próximo domingo para elegir presidenta y legisladores, ¿cómo amanecerá México el 3 de junio? Luego de haber ido a votar el próximo fin de semana, ¿cómo amanecerá Puebla tras seleccionar a su gobernador? Tras la jornada comicial, ¿qué va a pasar en los municipios en dónde se eligieron alcaldes?

Para conocer esas respuestas ya falta poco, pero son previsibles. Habrá caras felices y también habrá rostros tristes. Habrá hogares en los que celebrarán que sus candidatos hayan ganado, pero también habrá casas en donde no celebrarán nada porque sus gallos fueron derrotados.

Esas emociones las vivirán quienes directamente estaban involucrados en las campañas, de quienes viven de la política y de quienes tienen fincado su futuro en los candidatos en contienda, pero y ¿el resto de la población?

Independientemente de quiénes ganen en la elección del domingo ¿Los desempleados amanecerán con un trabajo?, ¿Los endeudados tendrán liquidados sus créditos?, ¿Los jóvenes que no estudian ya tendrán una opción universitaria?, ¿Los egresados ya tendrán empleo?, ¿Los pobres dejarán de serlo?, ¿Los empresarios con carteras vencidas ya reportarán ganancias?, ¿Los enfermos amanecerán sanos?

Y las dudas siguen. Al día siguiente de las elecciones ¿El deficiente sistema de salud del país, ya será el óptimo?, ¿El cuestionable sistema educativo ya será de calidad?, ¿Los sistemas de transporte serán eficientes?, ¿La inseguridad habrá desaparecido?, ¿Los criminales se habrán convertido en personas de bien?

Evidentemente esas y otras realidades que viven las y los mexicanos, por lógica incluidas las y los poblanos, ahí van a continuar. Los problemas no van a desaparecer de un día al otro. Más allá de que si todos votaron o no, los problemas cotidianos continuarán porque el sufragio no es una varita mágica y los políticos no son magos para resolverlo todo.

Lo que va a pasar el 3 de junio es que las y los mexicanos al día siguiente se van a levantar para seguir buscando trabajo, seguirán buscando medicinas para curarse, continuarán estudiando para obtener los mejores promedios aunque eso no garantice un empleo bien pagado.

El próximo lunes los delincuentes seguirán haciendo de las suyas. El transporte público seguirá siendo igual de malo, como siempre. Los sistemas de salud públicos seguirán siendo pésimos y los servicios privados continuarán siendo caros.

¿Pero ese panorama deberá continuar así al mes siguiente? Ese mismo escenario ¿deberá seguir igual seis meses después? Y esos problemas los seguiremos padeciendo un año posterior? Pues ojalá y no. No solo por quienes responsablemente acudieron a las urnas a emitir su voto y elegir un proyecto político para la nación, el estado o el municipio, sino por el bien de todas y todos los mexicanos para que esas realidades vayan cambiando y que las vidas de más personas sean mejores. Que al paso del tiempo haya seguridad para las familias, que ahora sí haya empleos y bien pagados, que los egresados encuentren oportunidades de trabajo o de iniciar sus empresas. Pero que también haya un sistema educativo de calidad y que los servicios de salud también sean una garantía para todos sin depender que se tenga dinero para acceder a ellos.

Ojalá y todo cambie porque ese es un anhelo de todos, pero particularmente porque ese debe ser el sentido y efecto del sufragio, del ir a votar, de cumplir cívicamente la responsabilidad ciudadana con México y con sus familias, porque de nada sirve un llamado al voto e ir a emitirlo si todo sigue igual.

Comentarios, opiniones, críticas y todo lo demás lo recibo en ferabrajan@gmail.com y en Twitter @ferabrajan1 Facebook: Noticias con Fer Abraján.

Tras acudir a las urnas el próximo domingo para elegir presidenta y legisladores, ¿cómo amanecerá México el 3 de junio? Luego de haber ido a votar el próximo fin de semana, ¿cómo amanecerá Puebla tras seleccionar a su gobernador? Tras la jornada comicial, ¿qué va a pasar en los municipios en dónde se eligieron alcaldes?

Para conocer esas respuestas ya falta poco, pero son previsibles. Habrá caras felices y también habrá rostros tristes. Habrá hogares en los que celebrarán que sus candidatos hayan ganado, pero también habrá casas en donde no celebrarán nada porque sus gallos fueron derrotados.

Esas emociones las vivirán quienes directamente estaban involucrados en las campañas, de quienes viven de la política y de quienes tienen fincado su futuro en los candidatos en contienda, pero y ¿el resto de la población?

Independientemente de quiénes ganen en la elección del domingo ¿Los desempleados amanecerán con un trabajo?, ¿Los endeudados tendrán liquidados sus créditos?, ¿Los jóvenes que no estudian ya tendrán una opción universitaria?, ¿Los egresados ya tendrán empleo?, ¿Los pobres dejarán de serlo?, ¿Los empresarios con carteras vencidas ya reportarán ganancias?, ¿Los enfermos amanecerán sanos?

Y las dudas siguen. Al día siguiente de las elecciones ¿El deficiente sistema de salud del país, ya será el óptimo?, ¿El cuestionable sistema educativo ya será de calidad?, ¿Los sistemas de transporte serán eficientes?, ¿La inseguridad habrá desaparecido?, ¿Los criminales se habrán convertido en personas de bien?

Evidentemente esas y otras realidades que viven las y los mexicanos, por lógica incluidas las y los poblanos, ahí van a continuar. Los problemas no van a desaparecer de un día al otro. Más allá de que si todos votaron o no, los problemas cotidianos continuarán porque el sufragio no es una varita mágica y los políticos no son magos para resolverlo todo.

Lo que va a pasar el 3 de junio es que las y los mexicanos al día siguiente se van a levantar para seguir buscando trabajo, seguirán buscando medicinas para curarse, continuarán estudiando para obtener los mejores promedios aunque eso no garantice un empleo bien pagado.

El próximo lunes los delincuentes seguirán haciendo de las suyas. El transporte público seguirá siendo igual de malo, como siempre. Los sistemas de salud públicos seguirán siendo pésimos y los servicios privados continuarán siendo caros.

¿Pero ese panorama deberá continuar así al mes siguiente? Ese mismo escenario ¿deberá seguir igual seis meses después? Y esos problemas los seguiremos padeciendo un año posterior? Pues ojalá y no. No solo por quienes responsablemente acudieron a las urnas a emitir su voto y elegir un proyecto político para la nación, el estado o el municipio, sino por el bien de todas y todos los mexicanos para que esas realidades vayan cambiando y que las vidas de más personas sean mejores. Que al paso del tiempo haya seguridad para las familias, que ahora sí haya empleos y bien pagados, que los egresados encuentren oportunidades de trabajo o de iniciar sus empresas. Pero que también haya un sistema educativo de calidad y que los servicios de salud también sean una garantía para todos sin depender que se tenga dinero para acceder a ellos.

Ojalá y todo cambie porque ese es un anhelo de todos, pero particularmente porque ese debe ser el sentido y efecto del sufragio, del ir a votar, de cumplir cívicamente la responsabilidad ciudadana con México y con sus familias, porque de nada sirve un llamado al voto e ir a emitirlo si todo sigue igual.

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