Por: Juan Manuel Mecinas y Hervey Rivera
Hervey: El 1 de octubre Claudia Sheinbaum tomará protesta como presidenta y representará la continuación del proyecto de Andrés Manuel López Obrador y del partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). La mandataria hereda un importante capital político como una mayoría calificada en el Congreso General y 24 gubernaturas que le permiten modificar a placer la Constitución Política. La inseguridad y la presencia cada vez más creciente del crimen organizado son asignaturas pendientes que afectan la vida cotidiana y económica de la población. La relación con los Estados Unidos está comprometida, máxime el incierto resultado de las elecciones de noviembre próximo: de ganar el partido demócrata será complicada y si gana el partido republicano será muy complicada.
Juan Manuel: Si en temas económicos y de seguridad la posición del país es desventajosa, en temas políticos es muy endeble para la nueva presidenta. No controla a su movimiento y los últimos meses de López Obrador la han dejado enfrentada con actores políticos claves en México y en el extranjero. Se espera que continúe la línea que ha marcado AMLO en los últimos meses: la confrontación como método para fortalecimiento de su movimiento. El problema para Sheinbaum es que Morena está lejos de ser su movimiento y la oposición no es lo suficientemente fuerte para que ella se haga necesaria en el escenario donde sus huestes miden fuerzas con sus adversarios. Las cámaras y los gobernadores siguen siendo fieles a López Obrador, y el distanciamiento de éste con Sheinbaum no parece ser posible en los próximos meses, dado el control del presidente saliente sobre el aparato de gobierno. La nueva presidenta llega con instrucciones claras: seguir la confrontación y no moverse un ápice del libreto impuesto por el presidente y que ha resultado en los éxitos electorales que durante una década han beneficiado a Morena. Eso no quiere decir que los éxitos electorales se traduzcan en políticas de desarrollo para el país.
Hervey: La política y la economía están permanentemente interconectados por factores nacionales e internacionales. MORENA dejó de ser un movimiento en 2018, el presidente llamó en diversas ocasiones a la movilización, no el partido, las burocracias gubernamentales municipales, estatales y federal han incorporado nuevos cuadros sin que toda se renueve. Los gobiernos requieren cuadros técnicos, no políticos. Los secretarios de estado que repiten el cargo son evidentes acuerdos entre los grupos y líderes del partido gobernante, no obstante hay claras muestras de un cambio en áreas estratégicas como PEMEX, CFE e IMSS; así como en la creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación a cargo de la Dra. Rosaura Ruiz. La presidenta abrirá nuevos frentes de batalla política que no necesariamente serán aquellos de su antecesor.
Juan Manuel: La cuestión es que no solo tendrá que lidiar con sus frentes, sino sobre todo con los que le deja su antecesor (algunos de ellos innecesarios). Por ejemplo, la herida que ha infringido al Poder Judicial no redundará en una mejor administración de justicia y sí marca una relación donde desde ya se puede adelantar que este escenario de confrontación no convenía al nuevo gobierno de Sheinbaum (que de todas formas iba a controlar el Poder Judicial con los nombramientos de ministros que le correspondían durante su mandato). Y en cuanto a los cambios que mencionas no veo yo que el “nuevo IMSS”, la CFE, un inoperante Pemex o una nueva secretaría de Ciencia ayuden a Sheinbaum si no apartan sus decisiones de cuestiones ideológicas. Ya quedó evidenciado en la primera parte del gobierno de López Obrador que ese invento del INSABI fue costosísimo porque no atendía a los fines sino a los caprichos. Y no parece que en el corto plazo Sheinbaum sea capaz de cambiar esa dinámica. Ella seguirá decidiendo con base en lo que convenga al movimiento, y conforme lo dicte su mentor. El capricho puede seguir condicionando la economía, la relación con Estados Unidos y un sinfín de temas en el país.