/ martes 9 de julio de 2024

Cúpula / Adictos: los grandes olvidados de la sociedad

Generalmente esta columna aborda dos temas: el acontecer político y asuntos relacionados con la seguridad pública. De manera reiterada e insistente hemos recalcado que el narcomenudeo es el centro de la telaraña delictiva. De ahí parten todas las actividades criminales: los robos a casa habitación, asaltos a cuentahabiente, atracos en carreteras, el robo de autopartes (principalmente llantas), el lenocinio y la trata de personas, entre otros.

El narcomenudista tiene en el celular todo tipo de contactos que se dedican a variadas actividades delictivas. Enfrentar y procesar a los vendedores de estupefacientes es el primer paso para atacar al crimen en toda ciudad. Aunque hasta el momento es una asignatura pendiente.

Sin embargo, hay otro aspecto que hasta el día de hoy no tiene atención. Es un rubro que ya no corresponde a seguridad, sino a las áreas de salud pública y es enfrentar y tratar las adicciones.

Hoy en las calles de distintas ciudades podemos encontrar niños de 12 o 13 años de edad que ya están enganchados a algún enervante. Usualmente su primer contacto es la marihuana, pero en pocas semanas o meses consumen “cristal” o cocaína.

En un momento de conciencia cualquier adolescente o joven busca salir de la adicción y en el sistema de salud pública no existe un solo tratamiento para ellos.

Esa labor la realizan los grupos de “Cuarto y Quinto Paso” que es un método de auto ayuda tomado de Alcohólicos Anónimos. Las referidas agrupaciones se dirigen a jóvenes adictos. En esos colectivos encuentran el refugio que los identifica entre sí. Ese es el primer aspecto, encuentran compañerismo y un sentido de pertenencia. Son adictos apoyando a otros adictos.

Esos lugares son lo más cercano que existe a un tratamiento de recuperación.

Los tres niveles de gobierno deberían tener entre sus prioridades apoyar a esos colectivos; crear grupos de psicólogos y trabajadores sociales que coadyuven; médicos que puedan realizar diagnósticos en personas cuyo deterioro físico es avanzado.

Hasta el momento no existe un solo método oficial para atender y apoyar a los jóvenes que padecen una adicción. El narcomenudista pone en manos del adolescente el enervante, pero nadie lo ayuda a encontrar la salida.

La Secretaría de Salud en su nivel federal y estatal debe crear modelos de atención y mecanismos de apoyo a los grupos de “Cuarto y Quinto Paso”.

Hasta el momento el adicto es el gran olvidado del sistema de salud. Si todo el gasto en campañas publicitarias se destinara a centros de auto ayuda y desintoxicación, México sería líder en el combate a las adicciones. Pero todo queda en spots de radio que en nada ayudan a un adolescente a escapar de la garra de las drogas.

Lo que sucede con esos jóvenes queda en un submundo que es invisible para la clase política e incluso para algunos medios de comunicación.

El adicto y sus demonios quedan olvidados del escenario actual. La prensa se concentra en los capos afamados, sus cárteles y las exuberantes mujeres que los rodean. Pero nadie aborda el infierno de los adictos, la estigmatización y el repudio social que reciben, así como el abandono institucional en que se encuentran.

En un país sumergido en una violenta guerra desatada por los cárteles del narcotráfico, el adicto es el gran olvidado. Como si fuera un ente al que nadie ve; un paria que no merece mención alguna.

En un país que dice enfrentar a las drogas, el tratamiento a las adicciones es una deuda social pendiente.

X @CupulaPuebla

cupula99@yahoo.com

Generalmente esta columna aborda dos temas: el acontecer político y asuntos relacionados con la seguridad pública. De manera reiterada e insistente hemos recalcado que el narcomenudeo es el centro de la telaraña delictiva. De ahí parten todas las actividades criminales: los robos a casa habitación, asaltos a cuentahabiente, atracos en carreteras, el robo de autopartes (principalmente llantas), el lenocinio y la trata de personas, entre otros.

El narcomenudista tiene en el celular todo tipo de contactos que se dedican a variadas actividades delictivas. Enfrentar y procesar a los vendedores de estupefacientes es el primer paso para atacar al crimen en toda ciudad. Aunque hasta el momento es una asignatura pendiente.

Sin embargo, hay otro aspecto que hasta el día de hoy no tiene atención. Es un rubro que ya no corresponde a seguridad, sino a las áreas de salud pública y es enfrentar y tratar las adicciones.

Hoy en las calles de distintas ciudades podemos encontrar niños de 12 o 13 años de edad que ya están enganchados a algún enervante. Usualmente su primer contacto es la marihuana, pero en pocas semanas o meses consumen “cristal” o cocaína.

En un momento de conciencia cualquier adolescente o joven busca salir de la adicción y en el sistema de salud pública no existe un solo tratamiento para ellos.

Esa labor la realizan los grupos de “Cuarto y Quinto Paso” que es un método de auto ayuda tomado de Alcohólicos Anónimos. Las referidas agrupaciones se dirigen a jóvenes adictos. En esos colectivos encuentran el refugio que los identifica entre sí. Ese es el primer aspecto, encuentran compañerismo y un sentido de pertenencia. Son adictos apoyando a otros adictos.

Esos lugares son lo más cercano que existe a un tratamiento de recuperación.

Los tres niveles de gobierno deberían tener entre sus prioridades apoyar a esos colectivos; crear grupos de psicólogos y trabajadores sociales que coadyuven; médicos que puedan realizar diagnósticos en personas cuyo deterioro físico es avanzado.

Hasta el momento no existe un solo método oficial para atender y apoyar a los jóvenes que padecen una adicción. El narcomenudista pone en manos del adolescente el enervante, pero nadie lo ayuda a encontrar la salida.

La Secretaría de Salud en su nivel federal y estatal debe crear modelos de atención y mecanismos de apoyo a los grupos de “Cuarto y Quinto Paso”.

Hasta el momento el adicto es el gran olvidado del sistema de salud. Si todo el gasto en campañas publicitarias se destinara a centros de auto ayuda y desintoxicación, México sería líder en el combate a las adicciones. Pero todo queda en spots de radio que en nada ayudan a un adolescente a escapar de la garra de las drogas.

Lo que sucede con esos jóvenes queda en un submundo que es invisible para la clase política e incluso para algunos medios de comunicación.

El adicto y sus demonios quedan olvidados del escenario actual. La prensa se concentra en los capos afamados, sus cárteles y las exuberantes mujeres que los rodean. Pero nadie aborda el infierno de los adictos, la estigmatización y el repudio social que reciben, así como el abandono institucional en que se encuentran.

En un país sumergido en una violenta guerra desatada por los cárteles del narcotráfico, el adicto es el gran olvidado. Como si fuera un ente al que nadie ve; un paria que no merece mención alguna.

En un país que dice enfrentar a las drogas, el tratamiento a las adicciones es una deuda social pendiente.

X @CupulaPuebla

cupula99@yahoo.com