Los disensos en la cúpula estatal están incendiando el proceso interno de Morena Puebla.
La marcha de Claudia Rivera Vivanco y Alejandro Carvajal Hidalgo debe leerse como la expresión agreste de esas diferencias. Al grito de “¡fuera los chapulines!” -acompañado de la efigie de un saltamontes-, un sector representativo se levanta contra José Chedraui Budib. La manifestación tuvo clara declaratoria cuando la ex alcaldesa se lanzó sin eufemismos sobre el empresario.
En realidad, estamos presenciando una de las mayores fracturas internas y la intención de incendiar el proceso.
Por otra parte, el anuncio de postergar hasta el 9 de marzo las unciones y designaciones de los candidatos tendrá ásperas repercusiones. Durante las próximas nueve semanas el partido guinda no tendrá candidato oficial mientras Mario Riestra continúa haciendo una intensa precampaña en colonias y juntas auxiliares.
En el ambiente se notan acciones apresuradas, atropelladas. En específico el equipo de Chedraui incurre en errores de forma. Por ejemplo, el viernes 5 de enero el empresario subió a sus redes sociales la fotografía con un grupo de morenistas que declinan en su favor. Ahí estuvieron Nora Merino Escamilla, diputada local por el PT; Gabriel Biestro, Secretario del Trabajo; Iván Herrera, diputado local; Antonio ‘Toño’ López, diputado por el PT; Mónica Silva, legisladora y el regidor Leobardo Rodríguez.
Esas declinaciones de facto y al mismo tiempo expresiones de adhesión no son tema menor, pero el hecho no tuvo la trascendencia debida porque se dio a conocer en viernes 5 de enero, cuando los grandes sectores aún estaban de vacaciones o en la alegoría de los Reyes Magos. Mientras que los días sábado la prensa tiene un impacto mucho menor.
Repetimos: el equipo de Pepe incurre en errores de forma. Dicha reunión bien pudo programarse para una fecha más adecuada que le diera amplia resonancia e impacto, pero el 5 de enero pasó desapercibida.
La puja de Chedraui no es un jardín de rosas. En Morena crece una corriente en su contra; en realidad es un movimiento que puede tener el efecto de una bola de nieve.
Mientras tanto en la esquina de enfrente, sin prisas, pero sin pausas, Mario Riestra Piña sigue encabezando concentraciones masivas; posadas con tres mil personas; actos con la militancia de 5 mil asistentes. Realmente estamos ante un fenómeno que no se veía desde hace años. Los puntos positivos del joven talento albiazul lo convierten en una amenaza para Morena.
Y ahora tiene nueve semanas más en las que seguirá corriendo completamente solo. Es un maratón en el que lleva cinco kilómetros de ventaja y todavía le regalan cinco más.
Hace unos días lo apuntamos, la elección por la presidencia municipal de Puebla es de pronóstico reservado. Estamos ante una de las contiendas más reñidas de los últimos lustros.
Riestra enfrenta la ola nacional de Morena, pero no se amedrenta, al contrario. Mientras tanto en el bloque guinda no se asoma la posibilidad de una candidatura de unidad.
Los denuestos parecen insalvables. Los grupos empresariales y políticos que apoyan a Pepe Chedraui se sienten agraviados, lastimados. Será muy difícil que puedan coincidir con la corriente de Claudia Rivera y Alejandro Carvajal. En el escenario más sereno se van a replegar y no van a apoyar.
El tema amenaza con multiplicarse en otros municipios del estado donde los grupos de militantes fundadores también buscarán cerrar el paso a ex priistas o ex panistas.
El fuego siempre tiende a propagarse.
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