/ martes 18 de junio de 2024

Cúpula / Oposición inmóvil ante embestida de la 4T

Durante meses encuestas serias advirtieron sobre la ola que avanzaba. Incluso medios críticos al régimen como Reforma publicaron una medición que así lo anticipaba.

Fue como ver a la distancia un camión que venía a 120 kilómetros por hora y pensar que lo podían frenar en los últimos 100 metros.

El impacto fue descomunal; las partes de los partidos de oposición quedaron esparcidas por la cinta asfáltica; el daño material fue tan devastador como el moral.

Aún ahora, a dos semanas de la jornada electoral el frente adversario no acaba de salir de su estupor ante la maquinaria que les pasó encima. Las declaraciones de los líderes del PAN, PRI y PRD se muestran carentes de autocrítica e incapaces de hilvanar una respuesta sensata. Simplemente no pueden salir del aturdimiento.

Frente a una oposición inmóvil, la Cuarta Transformación se muestra imbatible, imparable y se prepara para sacar adelante la Reforma Judicial que solo es un ajuste de cuentas con una contestataria y rebelde Suprema Corte.

Durante los años del lopezobradorismo los ministros fueron la piedra en el zapato; la voz insumisa que se negó a doblarse ante el discurso presidencial; el poder incómodo ante las reformas y mega obras del régimen.

Desde el atril de la conferencia matutina de manera cotidiana se lanzaron denuestos y condenas contra los ministros mientras se exaltaba la imagen del aliado incondicional, Arturo Fernando Zaldívar Lelo de Larrea.

Hoy se prepara una nueva fase en la estrategia propagandista; avasallar lo que queda de la imagen de la Corte para imponer la Reforma Judicial que convertirá a los tribunales en arena de pugnas populares.

Y mientras se prepara el golpe definitivo al Poder Judicial -el último contrapeso que queda en esta nación-, la oposición sigue sentada a orilla de carretera mientras observa los restos mecánicos de su vehículo.

No existe una sola voz que convoque a dar la batalla; nadie tiene la visión y sagacidad para trazar una ruta hacia la reconstrucción de un frente que sea parte de una auténtica vida democrática.

Ahora, después de que el camión de Morena arrolló a la oposición conocemos el verdadero nivel de Xóchitl Gálvez cuando solo atina a quejarse de los tratos altisonantes de Marko Cortés. La señora ni siquiera puede imaginar la embestida que se prepara, mucho menos puede encabezar una respuesta que tenga dimensión histórica.

Morena se alista para asumir el papel de partido hegemónico, así como fue el PRI durante 70 años, cuando la oposición solo era una pálida sombra que únicamente podía aspirar a lanzar arengas de templete ante unos cuantos asistentes.

Hoy Movimiento Ciudadano juega el rol de partido patiño, una oposición domesticada, así como en otros tiempos fueron el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) o el Partido Popular Socialista (PPS).

La responsabilidad histórica de la oposición era construir opciones viables para impulsar la vida democrática de la República.

Los tiempos de un partido dominante y hegemónico de ninguna manera representan una evolución nacional. Al contrario, es un retroceso. Estamos ante el retorno a las décadas de la “presidencia imperial”, sin contrapesos que detengan sus propósitos y en muchas ocasiones sus deseos de venganza.

Como en aquellas siete décadas de predominio priista las masas aglutinan parques y plazas. Volvemos al país de un solo hombre -y próximamente mujer-, con poder absoluto, sin nadie que lo puede contener.

En realidad no hay motivos para festejar.

Al tiempo.

cupula99@yahoo.com

Durante meses encuestas serias advirtieron sobre la ola que avanzaba. Incluso medios críticos al régimen como Reforma publicaron una medición que así lo anticipaba.

Fue como ver a la distancia un camión que venía a 120 kilómetros por hora y pensar que lo podían frenar en los últimos 100 metros.

El impacto fue descomunal; las partes de los partidos de oposición quedaron esparcidas por la cinta asfáltica; el daño material fue tan devastador como el moral.

Aún ahora, a dos semanas de la jornada electoral el frente adversario no acaba de salir de su estupor ante la maquinaria que les pasó encima. Las declaraciones de los líderes del PAN, PRI y PRD se muestran carentes de autocrítica e incapaces de hilvanar una respuesta sensata. Simplemente no pueden salir del aturdimiento.

Frente a una oposición inmóvil, la Cuarta Transformación se muestra imbatible, imparable y se prepara para sacar adelante la Reforma Judicial que solo es un ajuste de cuentas con una contestataria y rebelde Suprema Corte.

Durante los años del lopezobradorismo los ministros fueron la piedra en el zapato; la voz insumisa que se negó a doblarse ante el discurso presidencial; el poder incómodo ante las reformas y mega obras del régimen.

Desde el atril de la conferencia matutina de manera cotidiana se lanzaron denuestos y condenas contra los ministros mientras se exaltaba la imagen del aliado incondicional, Arturo Fernando Zaldívar Lelo de Larrea.

Hoy se prepara una nueva fase en la estrategia propagandista; avasallar lo que queda de la imagen de la Corte para imponer la Reforma Judicial que convertirá a los tribunales en arena de pugnas populares.

Y mientras se prepara el golpe definitivo al Poder Judicial -el último contrapeso que queda en esta nación-, la oposición sigue sentada a orilla de carretera mientras observa los restos mecánicos de su vehículo.

No existe una sola voz que convoque a dar la batalla; nadie tiene la visión y sagacidad para trazar una ruta hacia la reconstrucción de un frente que sea parte de una auténtica vida democrática.

Ahora, después de que el camión de Morena arrolló a la oposición conocemos el verdadero nivel de Xóchitl Gálvez cuando solo atina a quejarse de los tratos altisonantes de Marko Cortés. La señora ni siquiera puede imaginar la embestida que se prepara, mucho menos puede encabezar una respuesta que tenga dimensión histórica.

Morena se alista para asumir el papel de partido hegemónico, así como fue el PRI durante 70 años, cuando la oposición solo era una pálida sombra que únicamente podía aspirar a lanzar arengas de templete ante unos cuantos asistentes.

Hoy Movimiento Ciudadano juega el rol de partido patiño, una oposición domesticada, así como en otros tiempos fueron el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) o el Partido Popular Socialista (PPS).

La responsabilidad histórica de la oposición era construir opciones viables para impulsar la vida democrática de la República.

Los tiempos de un partido dominante y hegemónico de ninguna manera representan una evolución nacional. Al contrario, es un retroceso. Estamos ante el retorno a las décadas de la “presidencia imperial”, sin contrapesos que detengan sus propósitos y en muchas ocasiones sus deseos de venganza.

Como en aquellas siete décadas de predominio priista las masas aglutinan parques y plazas. Volvemos al país de un solo hombre -y próximamente mujer-, con poder absoluto, sin nadie que lo puede contener.

En realidad no hay motivos para festejar.

Al tiempo.

cupula99@yahoo.com