En unas semanas Puebla iniciará una nueva etapa en la administración pública y como cada seis años resurge el optimismo de una gran oportunidad para la entidad.
Sin duda el gran reclamo, el clamor es la seguridad pública. Es el punto sensible y doloroso; la asignatura pendiente; la deuda social. En meses recientes se han registrado hechos de extrema violencia que preocupan a la población, no solo de Puebla capital, sino de varios municipios del interior.
Es indiscutible que una ola delictiva agravia a la sociedad. Esa debe ser la prioridad a atender. Hoy se habla de traer a oficiales de la Marina Armada que realizarán funciones policiacas, aunque como apuntamos la gran aportación sería un centro estatal de inteligencia en materia de seguridad.
Sin embargo, en diferentes círculos, principalmente académicos y universitarios se percibe el sentimiento y la necesidad de impulsar al estado al nivel que verdaderamente merece.
Los escándalos políticos y las tragedias de los últimos años en las que mandatarios han perecido en circunstancias imprevistas han opacado la gran oportunidad de catapultar a Puebla como un gran centro cultural a nivel nacional.
Puebla cuenta con todas las condiciones para instaurar un Festival Palafoxiano que se pueda comparar con el legendario Cervantino de Guanajuato. La ciudad tiene todo para recibir a los grandes exponentes de la cultura.
Hace unos meses María Katzavara -una de las sopranos más importantes de México-, declaró que somos “un país exportador” de tenores y sopranos. En países de Europa se preparan voces mexicanas que en su propio país son desconocidas.
¿Qué tiene la ciudad de Guanajuato que no tenga la Angelópolis? Hay tantos recintos, auditorios e inmuebles históricos que pueden ser magníficos escenarios para presentaciones culturales.
En el marco de la gran pirámide de Cholula pueden cantar tenores como Fernando de la Mora, Rolando Villazón o Javier Camarena. Voces que son aplaudidas en Roma o Londres.
Puebla también puede impulsar una Feria Internacional del Libro que cause inquietud hasta en Guadalajara. Los grandes escritores de nuestro tiempo podrían visitar la Angelópolis para presentar sus obras literarias y ensayos.
¿Y por qué no un Festival de Cine que sea cita obligada para los realizadores y actores mexicanos y latinoamericanos? Tal y como sucede en Morelia.
A esta ciudad podrían llegar los consagrados González Iñárritu, Guillermo del Toro, Emmanuel Lubezki, Cuarón, Estrada y la nueva generación de realizadores y documentalistas. México está en un ‘boom’ de creadores que no tienen la difusión que deberían.
La Angelópolis también podría ser sede de un festival de las artes plásticas. Foro para pintores y escultores contemporáneos y sus obras. Cronistas de arte como Avelina Lésper coinciden en que México y Latinoamérica representan un verdadero renacimiento pictórico que atrae miradas de otros continentes.
Puebla se quedó con el espectáculo de “La Ciudad de las Ideas” que se convirtió en tribuna para una burbuja intelectual alejada de los grandes sectores sociales. Dicho evento reflejaba fielmente al morenovallismo; una élite narcisista que se hablaba a sí misma, solo para autocomplacerse.
Pero auténticos espectáculos culturales que atraigan a los grandes sectores, que despierten en las nuevas generaciones la pasión por las artes, la música, el canto, la danza, el teatro, es algo que todavía no tiene la Angelópolis.
Esperemos que venga una gran oportunidad.
cupula99@yahoo.com