/ martes 19 de noviembre de 2024

Cúpula / Sobre una política deportiva para los barrios

El año 2000 llegó a las salas de cine la película ‘Traffic’ del director Steven Soderbergh. El filme narra varias historias tejidas en torno a la problemática de las drogas.

Uno de los personajes es Javier Rodríguez, interpretado por Benicio del Toro. Se trata de un policía judicial de Tijuana quien decide convertirse en informante y agente de la DEA. Su primera acción es entregar a un General del Ejército Mexicano, en una clara alusión a Jesús Gutiérrez Rebollo.

En una escena el personaje de Benicio del Toro dice a los agentes de la DEA: “En Tijuana necesitamos campos de beisbol con iluminación; eso les gusta a los muchachos, jugar hasta la noche”.

En esa breve fracción de diálogo se revela una realidad indiscutible. La mejor forma de combatir la compra de estupefacientes es proporcionar espacios deportivos a los jóvenes.

Ya en el terreno de la realidad cotidiana se puede ver la misma problemática en decenas y decenas de municipios poblanos. Los días domingo es común ver a jóvenes desde los 13 a los 20 años de edad sentados en una banqueta tomando caguamas u otra bebida alcohólica.

En municipios de la Mixteca o la zona de Palmar de Bravo es una escena rutinaria. A las tres o cuatro de la tarde comienzan a beber cerveza hasta la hora que les permite su presupuesto.

Obviamente en Huehuetlán el Chico, en la Mixteca o en Esperanza no hay muchos espacios deportivos. Tal vez un campo de beisbol en el que juegan los equipos ya organizados y establecidos, pero no cualquier joven puede acceder.

Por encima de un campo de beisbol o de fútbol con medidas profesionales, lo ideal son canchas de usos múltiples. En un espacio de tan solo 32 metros de largo por 19 de ancho un grupo de jóvenes puede jugar fútbol rápido, basquetbol o voleibol.

En el terreno que ocupa un campo de beisbol se pueden construir -por lo menos-, doce canchas de usos múltiples. Esos espacios con iluminación por celdas solares le darían ejercicio y esparcimiento a cientos de jóvenes. Lo único que necesitan son tenis y un balón.

Por esa noche y muchas más, esos jóvenes no se van a alcoholizar, no van a consumir drogas; tampoco buscarán un comercio para asaltarlo. Saldrán tan cansados luego de tres horas de jugar que llegarán a sus hogares a descansar sin pensar siquiera en comprar algún enervante.

El gobernador electo Alejandro Armenta ha anunciado el “sexenio del deporte”. Aquí lo más importante es proporcionar espacios deportivos accesibles a los jóvenes de las colonias y pequeños municipios. Construir una política deportiva para los barrios.

No todos tienen la afición por las artes marciales, tampoco pueden adquirir una bicicleta de montaña, pero si pueden comprar unos tenis normales para jugar fútbol en una cancha de cemento.

Una política deportiva de barrios que ofrezca una o dos canchas de usos múltiples por colonia tendría un impacto decisivo frente a los problemas de adicciones y vandalismo.

Por ejemplo, un área deportiva en Villa Frontera o San Francisco Totimehuacán con diez canchas de usos múltiples evitará que se conviertan en focos rojos delictivos.

Además, una cancha de ese tipo requiere una mínima inversión pública; dotarla de dos postes con luminarias de alimentación solar es un egreso muy pequeño para los municipios.

Es una solución accesible y económica que atraerá a cientos o miles de jóvenes, alejándolos del alcohol, las drogas o la delincuencia. Esto se debe entender como una política deportiva de barrios. Un concepto dirigido a la base social.

X @CupulaPuebla

cupula99@yahoo.com

El año 2000 llegó a las salas de cine la película ‘Traffic’ del director Steven Soderbergh. El filme narra varias historias tejidas en torno a la problemática de las drogas.

Uno de los personajes es Javier Rodríguez, interpretado por Benicio del Toro. Se trata de un policía judicial de Tijuana quien decide convertirse en informante y agente de la DEA. Su primera acción es entregar a un General del Ejército Mexicano, en una clara alusión a Jesús Gutiérrez Rebollo.

En una escena el personaje de Benicio del Toro dice a los agentes de la DEA: “En Tijuana necesitamos campos de beisbol con iluminación; eso les gusta a los muchachos, jugar hasta la noche”.

En esa breve fracción de diálogo se revela una realidad indiscutible. La mejor forma de combatir la compra de estupefacientes es proporcionar espacios deportivos a los jóvenes.

Ya en el terreno de la realidad cotidiana se puede ver la misma problemática en decenas y decenas de municipios poblanos. Los días domingo es común ver a jóvenes desde los 13 a los 20 años de edad sentados en una banqueta tomando caguamas u otra bebida alcohólica.

En municipios de la Mixteca o la zona de Palmar de Bravo es una escena rutinaria. A las tres o cuatro de la tarde comienzan a beber cerveza hasta la hora que les permite su presupuesto.

Obviamente en Huehuetlán el Chico, en la Mixteca o en Esperanza no hay muchos espacios deportivos. Tal vez un campo de beisbol en el que juegan los equipos ya organizados y establecidos, pero no cualquier joven puede acceder.

Por encima de un campo de beisbol o de fútbol con medidas profesionales, lo ideal son canchas de usos múltiples. En un espacio de tan solo 32 metros de largo por 19 de ancho un grupo de jóvenes puede jugar fútbol rápido, basquetbol o voleibol.

En el terreno que ocupa un campo de beisbol se pueden construir -por lo menos-, doce canchas de usos múltiples. Esos espacios con iluminación por celdas solares le darían ejercicio y esparcimiento a cientos de jóvenes. Lo único que necesitan son tenis y un balón.

Por esa noche y muchas más, esos jóvenes no se van a alcoholizar, no van a consumir drogas; tampoco buscarán un comercio para asaltarlo. Saldrán tan cansados luego de tres horas de jugar que llegarán a sus hogares a descansar sin pensar siquiera en comprar algún enervante.

El gobernador electo Alejandro Armenta ha anunciado el “sexenio del deporte”. Aquí lo más importante es proporcionar espacios deportivos accesibles a los jóvenes de las colonias y pequeños municipios. Construir una política deportiva para los barrios.

No todos tienen la afición por las artes marciales, tampoco pueden adquirir una bicicleta de montaña, pero si pueden comprar unos tenis normales para jugar fútbol en una cancha de cemento.

Una política deportiva de barrios que ofrezca una o dos canchas de usos múltiples por colonia tendría un impacto decisivo frente a los problemas de adicciones y vandalismo.

Por ejemplo, un área deportiva en Villa Frontera o San Francisco Totimehuacán con diez canchas de usos múltiples evitará que se conviertan en focos rojos delictivos.

Además, una cancha de ese tipo requiere una mínima inversión pública; dotarla de dos postes con luminarias de alimentación solar es un egreso muy pequeño para los municipios.

Es una solución accesible y económica que atraerá a cientos o miles de jóvenes, alejándolos del alcohol, las drogas o la delincuencia. Esto se debe entender como una política deportiva de barrios. Un concepto dirigido a la base social.

X @CupulaPuebla

cupula99@yahoo.com