/ martes 27 de agosto de 2024

Cúpula / Un panismo menguado busca dirigente

El Partido Acción Nacional (PAN) se encuentra en proceso de renovar su dirigencia; por ende las notas periodísticas son obligadas, sin embargo más allá del protocolo interno también son evidentes la apatía y el desánimo entre las bases azules.

Durante la campaña electoral los grupos panistas y sus simpatizantes mostraron capacidad de convocatoria con la llamada ‘Marea rosa’ el movimiento social que salió a las calles a impulsar la candidatura de Xóchitl Gálvez Ruíz.

A pesar de la efervescencia mostrada en plazas llenas de miles mexicanos que no están de acuerdo con la llamada Cuarta Transformación, el globo de la pasión y el entusiasmo se desinfló luego de los resultados en las urnas.

Aquellas imágenes de Carlos Alazraki y Pedro Ferriz de Con visiblemente contrariados y confundidos se repitió en miles de hogares que no podían digerir a una maquinaria guinda que arrolló de manera descomunal.

Tanto los comunicadores citados como el empresario Claudio X. González no pueden comprender el comportamiento electoral porque lo observan desde sus oficinas en Lomas de Chapultepec. La política mexicana no se puede entender desde un escritorio en Polanco, se debe ver desde una colectiva en Ciudad Neza.

Los movimientos sociales no surgen en forman descendente; no van de la cúpula hacia la base, sino al revés. Inician en las calles y colonias populares para ir extendiéndose por ciudades y estados.

El movimiento lopezobradorista triunfó porque entendió la mecánica básica del ejercicio social que va de abajo hacia arriba.

Luego de los resultados electorales la ‘Marea rosa’ se desinfló de manera dramática; su último intento de hacer presencia terminó en un gesto anémico. Queda de manifiesto que los grupos cercanos al panismo no saben pelear en la arena pública.

En las últimas décadas solamente un líder panista pudo inspirar la exaltación y la pasión social. En 1988 Manuel de Jesús Clouthier Rincón supo encender la llama del panismo y llevarla por las calles.

En 1994 Diego Fernández de Cevallos fue un hábil generador de polémicas y en el 2000 Vicente Fox Quesada hizo de la diatriba un espectáculo. El guanajuatense fue apoyado por el presidente Zedillo para crear la ficción de una falsa alternancia.

En su momento tanto Diego como Vicente crearon el espejismo de una ola social que con el paso de los meses y los años se diluyó. ‘En contrario sensu’ el efecto generado por Maquio sigue vigente como el ejemplo de un panismo digno, congruente y combativo. No el albiazul que se presta a las “concertacesiones”, sino aquel que lucha con integridad.

Hoy los cuadros que buscan sustituir a Marko Cortés son terriblemente escuálidos. Su presencia no va más allá de la esfera azul. No tienen ascendencia en los sectores sociales y tampoco les importa tenerla.

Solo son piezas que están dentro de la caja de refacciones del panismo. Podrán parchar algún neumático, pero ni remotamente tienen idea de cómo construir un panismo cercano a las demandas sociales. El albiazul actual está más cerca de una asociación del sector privado que de las sentidas causas populares.

Marko Cortés es el emblema del nuevo panismo; un partido de escritorio, que entiende la política como un ejercicio en ‘petit comité’, muy lejos del sentir social; una cofradía que se conduce con diagnósticos equivocados porque no entiende el sentimiento popular, ese que López Obrador toca al llamarle pueblo.

Un panismo de saco y corbata que irremediablemente está destinado a continuar en el fracaso.

cupula99@yahoo.com

El Partido Acción Nacional (PAN) se encuentra en proceso de renovar su dirigencia; por ende las notas periodísticas son obligadas, sin embargo más allá del protocolo interno también son evidentes la apatía y el desánimo entre las bases azules.

Durante la campaña electoral los grupos panistas y sus simpatizantes mostraron capacidad de convocatoria con la llamada ‘Marea rosa’ el movimiento social que salió a las calles a impulsar la candidatura de Xóchitl Gálvez Ruíz.

A pesar de la efervescencia mostrada en plazas llenas de miles mexicanos que no están de acuerdo con la llamada Cuarta Transformación, el globo de la pasión y el entusiasmo se desinfló luego de los resultados en las urnas.

Aquellas imágenes de Carlos Alazraki y Pedro Ferriz de Con visiblemente contrariados y confundidos se repitió en miles de hogares que no podían digerir a una maquinaria guinda que arrolló de manera descomunal.

Tanto los comunicadores citados como el empresario Claudio X. González no pueden comprender el comportamiento electoral porque lo observan desde sus oficinas en Lomas de Chapultepec. La política mexicana no se puede entender desde un escritorio en Polanco, se debe ver desde una colectiva en Ciudad Neza.

Los movimientos sociales no surgen en forman descendente; no van de la cúpula hacia la base, sino al revés. Inician en las calles y colonias populares para ir extendiéndose por ciudades y estados.

El movimiento lopezobradorista triunfó porque entendió la mecánica básica del ejercicio social que va de abajo hacia arriba.

Luego de los resultados electorales la ‘Marea rosa’ se desinfló de manera dramática; su último intento de hacer presencia terminó en un gesto anémico. Queda de manifiesto que los grupos cercanos al panismo no saben pelear en la arena pública.

En las últimas décadas solamente un líder panista pudo inspirar la exaltación y la pasión social. En 1988 Manuel de Jesús Clouthier Rincón supo encender la llama del panismo y llevarla por las calles.

En 1994 Diego Fernández de Cevallos fue un hábil generador de polémicas y en el 2000 Vicente Fox Quesada hizo de la diatriba un espectáculo. El guanajuatense fue apoyado por el presidente Zedillo para crear la ficción de una falsa alternancia.

En su momento tanto Diego como Vicente crearon el espejismo de una ola social que con el paso de los meses y los años se diluyó. ‘En contrario sensu’ el efecto generado por Maquio sigue vigente como el ejemplo de un panismo digno, congruente y combativo. No el albiazul que se presta a las “concertacesiones”, sino aquel que lucha con integridad.

Hoy los cuadros que buscan sustituir a Marko Cortés son terriblemente escuálidos. Su presencia no va más allá de la esfera azul. No tienen ascendencia en los sectores sociales y tampoco les importa tenerla.

Solo son piezas que están dentro de la caja de refacciones del panismo. Podrán parchar algún neumático, pero ni remotamente tienen idea de cómo construir un panismo cercano a las demandas sociales. El albiazul actual está más cerca de una asociación del sector privado que de las sentidas causas populares.

Marko Cortés es el emblema del nuevo panismo; un partido de escritorio, que entiende la política como un ejercicio en ‘petit comité’, muy lejos del sentir social; una cofradía que se conduce con diagnósticos equivocados porque no entiende el sentimiento popular, ese que López Obrador toca al llamarle pueblo.

Un panismo de saco y corbata que irremediablemente está destinado a continuar en el fracaso.

cupula99@yahoo.com