La violencia en nuestro país instantáneamente transgrede los derechos humanos de la persona agredida, convirtiéndola en víctima, atentando contra sus derechos fundamentales, los cuales se encuentran consagrados en nuestra Carta Magna.
Dicha violencia puede presentarse a cualquier grupo de la sociedad: hombres, mujeres, niños, etc. Sin embargo, hoy en día, catalogamos la violencia hacia las mujeres y niñas como “violencia de género” haciendo énfasis en la vulnerabilidad que sufre por el sólo hecho de ser mujer, y quienes llegan a ser víctimas de discriminación en gran medida y tristemente y en aumento de feminicidios.
Actualmente la violencia de género se encuentra vinculada a la desigual distribución del poder y de las relaciones entre el hombre y la mujer, manifestándose en gran número de casos como subordinación en una situación de dominación-sumisión. Como sabemos esta violencia se ejerce en contra de la mujer por el simple hecho de serlo, pero también hay otros tipos de factores que influyen la hostilidad de la violencia como lo son la etnia, clase social, preferencia sexual, discapacidades, creencias, entre otros que inciden en la victimización de cuyas características lo identifican como violencia de género.
Este tipo de violencia puede presentarse de forma física, verbal, psicológica, sexual, incluidas las amenazas, coacción o bien, privación arbitraria de la libertad. Ejemplo de ello es el aborto selectivo por razones de género, diferencias en el acceso a la alimentación, servicios, explotación laboral, abuso y/o acoso sexual, violencia doméstica y todos aquellos actos que atenten en contra de sus derechos y que vulnere directamente sobre su persona. Todo ello claramente, es reflejo de un problema social que vivimos debido a la falta de efectiva prevención y protección integral para las mujeres; misma que disminuiría la violencia ejercida hacia ellas. Hoy en día, el Estado ha tomado acciones correctivas mediante diversos programas, empero es de vasta importancia y urgencia la prevención desde la infancia para no normalizar ciertas acciones de la vida cotidiana, todo ello a través de medidas de sensibilización, denuncia (participación ciudadana) y solidaridad. Asimismo, considero necesaria una legislación que dé respuesta inmediata a esta problemática.
La sociedad mexicana se ha caracterizado por ser patriarcal y este fue el origen de que la mujer fuera considerada como el sexo inferior y de menos importancia, ya que desde la antigüedad fue establecido en una estructura conforme a las funciones cotidianas atribuidas de acuerdo al sexo, donde el hombre realizaba las tareas que basadas en fuerza, virilidad, poder, ambición y contario a las mujeres sus tareas fueron centradas a no tener éxito ni poder, pues fueron consideradas inferiores; motivo por el cual no ejercían sus derechos, lo que producen un desequilibrio e inequidad entre ambos sexos.
La diferencia que encontramos entre este tipo de violencia y otras formas que agreden y ejercen coerción, es que el factor de riesgo o de vulnerabilidad de violencia es por el simple hecho de ser mujer. Injusta, sin lugar a dudas, pues como miembros de una Nación, todos somos iguales ante la Ley, y así está establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.