/ lunes 29 de julio de 2024

Detenciones que ponen en jaque a más de uno

Aún no está claro si los entregaron o se entregaron, el hecho es que los capos Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López están ya bajo el resguardo del gobierno de los Estados Unidos, para sorpresa no solo de los medios de comunicación, sino también para el propio Gobierno de la República, luego de que un desconcertado y errático Andrés Manuel López Obrador durante su mañanera del pasado viernes pasara la papa caliente a Rosa Ícela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, quien fuera incapaz de dar detalles de lo ocurrido, asegurando, eso sí, que hay una “Buena colaboración” con nuestro vecino del norte, a pesar de que este actuara a todas luces, sin el acompañamiento de autoridades mexicanas.

Esta situación pone en jaque a un gobierno mexicano que tras lo ocurrido, deja en evidencia que ni siquiera estaba haciendo el esfuerzo de buscar a estos dos capos, y que aun sin que gane Trump, Estados Unidos está determinado a hacer la tarea de combatir al narcotráfico por su cuenta, pero sin duda alguna, la situación se hace más compleja con las constantes declaraciones republicanas como las vividas en estos días, la primera emitida el pasado jueves 18 de julio por exdirector de la Agencia de Migración y Aduanas de la Unión Americana, Tomas Homan, advirtiendo que tan pronto Donald Trump regrese a la Casa Blanca, los carteles mexicanos serían catalogados como organizaciones terroristas y sin mediar permisos con el gobierno mexicano, intervendrán en nuestro país para hacerles frente.

Posteriormente en una entrevista conjunta entre el candidato republicano Donald Trump y su compañero de fórmula JD Vance, hicieron fuertes declaraciones, las cuales afirmaban en primer lugar por parte de Trump, que los grupos criminales tienen tanto peso en nuestro país, que si quisieran podrían ejecutar un golpe de estado en contra del gobierno de la república, y en segundo lugar por JD Vance aseguró que el gobierno de México, aunque no pudiera decirlo públicamente, deseaban que los republicanos regresaran a la Casa Blanca, para aplicar la mano dura que ellos no pueden en contra de la criminalidad de este lado de la frontera.

Fue bajo el marco de las tensiones entre México y los Estados Unidos, tras estas duras aseveraciones por parte de los dos republicanos y otras efectuadas en semanas pasadas, cuando el viernes 25 de julio el fiscal de la Unión Americana Merrick Garland, hiciera público que los norteamericanos ya tenían bajo su custodia a los dos líderes del Cártel de Sinaloa antes mencionados.

La versión que se dio es que ambos fueron arrestados en El Paso Texas, luego de que estos personajes acudieran a ver unos terrenos, una versión difícil de creer, considerando el riesgo de ir juntos a los Estados Unidos ante la posibilidad de ser detenidos, sobre todo considerando que tanto Joaquín Guzmán Loera y su hijo Ovidio Guzmán López (Exlíderes del mismo cartel), se encuentran en prisiones estadounidenses, y que muchos de sus principales socios y sicarios han sido abatidos, por lo que es de conocer que estos dos personajes se sabían buscados, y bajo ninguna circunstancia, además de haber llevado toda su vida huyendo, correrían un peligro de semejante magnitud por “ir a ver unos terrenos”.

Lo anterior nos deja la versión de que se entregaron, pero, ¿por qué? La historia se desarrollaría en que tras las amenazas de Trump y compañía, estos optaron por salvaguardar sus vidas aunque sea en prisión, antes que un deceso a manos de efectivos estadounidenses, ya sea si los republicanos ganaran o si esta tarea la ejecutaría el gobierno del aún presidente Joe Biden, tratando de contrarrestar el discurso republicano de que no han podido enfrentar a los carteles, acuñando el dicho de “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”, es mejor negociar con los demócratas que ser abatido por los republicanos.

A todo esto resalta que tanto el hijo de “El Mayo”, Vicente Zambada Niebla, como el hijo de “El Chapo”, Ovidio Guzmán López, estén presuntamente fuera de prisión, el primero liberado por buena conducta en abril del 2021 luego de su extradición a los Estados Unidos en el 2010, y el segundo nos enteramos el pasado viernes, que dejó el centro reclusorio de Chicago donde se encontraba purgando su pena, por lo que sumadas estas negociaciones, junto con las que harán “El Mayo” y Joaquín Guzmán López, la pregunta que esto nos deja es ¿A cambio de qué información se dieron estas liberaciones? ¿A quiénes alcanzarán? Y más importante quizás ¿Cuándo se dará a conocer, antes o después de la elección del 5 de noviembre en los Estados Unidos?

Esta situación pone en jaque a más de un funcionario, empresario, militar, criminal, policía o político que tuviera o haya tenido que ver con las actividades delincuenciales de estos personajes, mismos que no se hubieran arriesgado a pasar tiempo en una prisión estadounidense, sin antes haber negociado inmunidad e información comprobable. A más de uno le deben estar temblando las piernas por él ¿Qué dirán? Pendientes, pues esta novela, recién comienza.


Aún no está claro si los entregaron o se entregaron, el hecho es que los capos Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López están ya bajo el resguardo del gobierno de los Estados Unidos, para sorpresa no solo de los medios de comunicación, sino también para el propio Gobierno de la República, luego de que un desconcertado y errático Andrés Manuel López Obrador durante su mañanera del pasado viernes pasara la papa caliente a Rosa Ícela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, quien fuera incapaz de dar detalles de lo ocurrido, asegurando, eso sí, que hay una “Buena colaboración” con nuestro vecino del norte, a pesar de que este actuara a todas luces, sin el acompañamiento de autoridades mexicanas.

Esta situación pone en jaque a un gobierno mexicano que tras lo ocurrido, deja en evidencia que ni siquiera estaba haciendo el esfuerzo de buscar a estos dos capos, y que aun sin que gane Trump, Estados Unidos está determinado a hacer la tarea de combatir al narcotráfico por su cuenta, pero sin duda alguna, la situación se hace más compleja con las constantes declaraciones republicanas como las vividas en estos días, la primera emitida el pasado jueves 18 de julio por exdirector de la Agencia de Migración y Aduanas de la Unión Americana, Tomas Homan, advirtiendo que tan pronto Donald Trump regrese a la Casa Blanca, los carteles mexicanos serían catalogados como organizaciones terroristas y sin mediar permisos con el gobierno mexicano, intervendrán en nuestro país para hacerles frente.

Posteriormente en una entrevista conjunta entre el candidato republicano Donald Trump y su compañero de fórmula JD Vance, hicieron fuertes declaraciones, las cuales afirmaban en primer lugar por parte de Trump, que los grupos criminales tienen tanto peso en nuestro país, que si quisieran podrían ejecutar un golpe de estado en contra del gobierno de la república, y en segundo lugar por JD Vance aseguró que el gobierno de México, aunque no pudiera decirlo públicamente, deseaban que los republicanos regresaran a la Casa Blanca, para aplicar la mano dura que ellos no pueden en contra de la criminalidad de este lado de la frontera.

Fue bajo el marco de las tensiones entre México y los Estados Unidos, tras estas duras aseveraciones por parte de los dos republicanos y otras efectuadas en semanas pasadas, cuando el viernes 25 de julio el fiscal de la Unión Americana Merrick Garland, hiciera público que los norteamericanos ya tenían bajo su custodia a los dos líderes del Cártel de Sinaloa antes mencionados.

La versión que se dio es que ambos fueron arrestados en El Paso Texas, luego de que estos personajes acudieran a ver unos terrenos, una versión difícil de creer, considerando el riesgo de ir juntos a los Estados Unidos ante la posibilidad de ser detenidos, sobre todo considerando que tanto Joaquín Guzmán Loera y su hijo Ovidio Guzmán López (Exlíderes del mismo cartel), se encuentran en prisiones estadounidenses, y que muchos de sus principales socios y sicarios han sido abatidos, por lo que es de conocer que estos dos personajes se sabían buscados, y bajo ninguna circunstancia, además de haber llevado toda su vida huyendo, correrían un peligro de semejante magnitud por “ir a ver unos terrenos”.

Lo anterior nos deja la versión de que se entregaron, pero, ¿por qué? La historia se desarrollaría en que tras las amenazas de Trump y compañía, estos optaron por salvaguardar sus vidas aunque sea en prisión, antes que un deceso a manos de efectivos estadounidenses, ya sea si los republicanos ganaran o si esta tarea la ejecutaría el gobierno del aún presidente Joe Biden, tratando de contrarrestar el discurso republicano de que no han podido enfrentar a los carteles, acuñando el dicho de “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”, es mejor negociar con los demócratas que ser abatido por los republicanos.

A todo esto resalta que tanto el hijo de “El Mayo”, Vicente Zambada Niebla, como el hijo de “El Chapo”, Ovidio Guzmán López, estén presuntamente fuera de prisión, el primero liberado por buena conducta en abril del 2021 luego de su extradición a los Estados Unidos en el 2010, y el segundo nos enteramos el pasado viernes, que dejó el centro reclusorio de Chicago donde se encontraba purgando su pena, por lo que sumadas estas negociaciones, junto con las que harán “El Mayo” y Joaquín Guzmán López, la pregunta que esto nos deja es ¿A cambio de qué información se dieron estas liberaciones? ¿A quiénes alcanzarán? Y más importante quizás ¿Cuándo se dará a conocer, antes o después de la elección del 5 de noviembre en los Estados Unidos?

Esta situación pone en jaque a más de un funcionario, empresario, militar, criminal, policía o político que tuviera o haya tenido que ver con las actividades delincuenciales de estos personajes, mismos que no se hubieran arriesgado a pasar tiempo en una prisión estadounidense, sin antes haber negociado inmunidad e información comprobable. A más de uno le deben estar temblando las piernas por él ¿Qué dirán? Pendientes, pues esta novela, recién comienza.