El 23 de agosto de 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 6 de abril como Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz para concienciar acerca del papel que el deporte puede desempeñar en la promoción de los derechos humanos y el desarrollo económico y social. La fecha conmemora la inauguración en 1896 de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en Atenas, Grecia.
Dicha jornada conmemorativa tiene por objetivo fundamental potenciar el aprecio hacia el deporte, como herramienta para enseñar valores, mejorar la salud, promover la sana competencia. e incitar a la superación personal.
El deporte es un factor del bienestar físico y el empoderamiento social, una herramienta para la igualdad, para la inclusión de todos, especialmente los más desfavorecidos. No hay terreno más sólido que el deporte para alimentar los valores que todos compartimos: solidaridad, responsabilidad, respeto, honradez, trabajo en equipo, igualdad, motivación y autoestima.
La UNESCO señala que el deporte es una forma esencial de expresión humana capaz de acrecentar la dignidad, la voluntad, la disciplina y el espíritu colectivo y de fortalecer las sociedades en su conjunto.
Por esta razón, el deporte es tan importante en la labor que la UNESCO realiza para edificar la paz y sentar las bases de un desarrollo sostenible, elaborando planteamientos innovadores en materia de educación, fomentando el diálogo intercultural, promoviendo la igualdad de género y obrando por inclusión de los grupos más desfavorecidos en su ejercicio.
El deporte es un derecho humano que debe ser respetado en todo el mundo; el derecho al acceso y a la participación en los deportes se ha reconocido en numerosas convenciones internacionales. La UNESCO en 1978 reconoció el deporte y la educación física como un "derecho fundamental para todo el mundo". Sin embargo, actualmente este derecho es todavía ignorado o no se respeta.
Se requiere de nuevos compromisos y recursos por parte de todos los interesados para formular políticas públicas, especialmente en los ámbitos de la salud, la educación, la planificación urbanística, las infraestructuras y el transporte, así como para trabajar también con el sector privado en la elaboración de leyes, reglamentos y planes nacionales en favor del deporte.
En México, desde hace algunos días se lanzó una campaña donde deportistas nacionales e internacionales muestran una tarjeta blanca por un mundo de paz y deporte.
Uno de los objetivos de dicha campaña es que la sociedad acoja el deporte como un pacificador, un primer paso en busca de fortalecer la estructura deportiva a nivel social.
Actualmente, nuestro país enfrenta una situación muy difícil respecto a seguridad pública, todos los días se ven actos de violencia en las calles y en los medios de comunicación. Existe evidencia múltiple que determina que, en el tema de seguridad y procuración de justicia, la utilización positiva del tiempo libre disminuye considerablemente los índices delictivos, por lo que sería una buena alternativa generar políticas públicas enfocadas al fomento del deporte para el desarrollo y la paz social.
El deporte como lenguaje universal puede servir para promover la paz, la tolerancia y la comprensión más allá de fronteras, culturas y religiones. Todo el mundo entiende los valores intrínsecos del deporte, como el trabajo en equipo, la equidad, la disciplina, el respeto por el oponente y las reglas del juego; valores que pueden llevar a la consecución de la solidaridad, la cohesión social y la coexistencia pacífica.
A pesar de que el deporte no puede por sí mismo resolver conflictos, puede ser un medio efectivo para mitigar y prevenir los conflictos. Asimismo, el deporte es también un facilitador importante del desarrollo sostenible, toda vez que aporta al empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, tanto a nivel individual como comunitario, así como a la salud, la educación y la inclusión social.
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