/ viernes 11 de octubre de 2024

Dueños de autos eléctricos: ¿Arrepentidos de dejar la gasolina?

Es indudable que el cuidado al ambiente es un tema prioritario y todos debemos participar en ello, también sabemos que hay toda una serie de movimientos conformados por activistas que está a favor de algunas de las causas asumidas como globales.

Tenemos la agenda 2030 y diversos planes gubernamentales que se orientan a la disminución o desaparición de los autos que utilicen combustibles fósiles. Inclusive algunos políticos y figuras del espectáculo se transportan en este tipo de transportes, pero qué sucede con el grueso de la población que utiliza cotidianamente los autos para transporte personal, colectivo o de renta, parece ser que los vehículos eléctricos no terminan de consolidarse por factores reales.

Hace unas semanas, se publicó un estudio de McKinsey & Company, aplicado en diversos continentes del mundo, en el cual un 49% de los dueños de vehículos eléctricos reconoce que probablemente regresará a la energía fósil, fueron 300 mil encuestados, así que la masa es bastante abundante y diversa.

El problema para cambiar a la energía renovable era y es el costo superior en las unidades, para lo cual se pidieron estímulos fiscales. También se llegó a afirmar, con gran fundamento, que los coches cero emisiones, eran boicoteados por las grandes petroleras porque amenazan la obtención de las multimillonarias ganancias.

Ahora bien, los automotores eléctricos no son algo reciente, desde hace décadas ya se habían inventado, sin embargo, no fueron populares por razones que aún siguen estando vigentes.

En primer lugar, tenemos una batería limitada, la cual empezó dando unos solos minutos de operación y ahora se ha sofisticado, pero no al grado de alcanzar grandes distancias o viajes largos o de vacaciones. Estas baterías tienen un costo alto de remplazo y una vida útil de aproximadamente 5 años, además de que para su fabricación deben emplear diversos materiales y procesos que también contaminan. Otro problema es las fuentes de recarga, las cuales son escasas a comparación de las múltiples estaciones de gasolina que hay prácticamente en cualquier pueblo de la mayoría de los países.

También hay que decir que los mecánicos automotrices están más capacitados con los motores de combustible fósil. Técnicamente el funcionamiento de un auto eléctrico debería ser más fácil porque sigue el principio de cualquier juguete de control remoto, pero ya en la realidad, no cualquiera puede reparar estos autos, sobre todo, por los sistemas informáticos que son susceptibles a falla más que un motor mecánico, como podría ser el de un Nissan Tsuru, cuyas piezas y mantenimiento son bastante sencillos.

Hemos visto imágenes de autos que se recargan con una planta de luz a gasolina, o el mexicano que puso un “diablito” para cargar su Tesla, con lo cual se duda de la practicidad, no de la necesidad, de que ya no haya motores que funcionen a gasolina o diesel.

Tengo alguna experiencia en cuestiones automotrices y justamente hace unos meses estaba buscando un vehículo utilitario para el día a día, analicé las opciones eléctricas y me decidí por una marca ya experimentada a gasolina, simplemente porque la naturaleza de mi trabajo, así como la de millones de ciudadanos que tenemos que andar en la calle buena parte de la jornada, nos exige un vehículo que pueda ir a donde sea y a la hora que sea, por lo que buscar un enchufe se vuelve algo muy complicado, amén de que la carga tardaría horas, a diferencia de los instantes que toma estar en una gasolinería, aun teniendo que pagar un costo que cada vez es más alto, pero que, todos los que tenemos un automotor, como herramienta de trabajo, lo asumimos como un costo de operación y lo consideramos al cobrar nuestros honorarios, así que no representa un gran inconveniente. Ojalá la tecnología se perfeccione y algún día podamos dejar de contaminar nuestro planeta de forma efectiva y sin que sea una simulación. Hasta la próxima.

@vicente_aven

Es indudable que el cuidado al ambiente es un tema prioritario y todos debemos participar en ello, también sabemos que hay toda una serie de movimientos conformados por activistas que está a favor de algunas de las causas asumidas como globales.

Tenemos la agenda 2030 y diversos planes gubernamentales que se orientan a la disminución o desaparición de los autos que utilicen combustibles fósiles. Inclusive algunos políticos y figuras del espectáculo se transportan en este tipo de transportes, pero qué sucede con el grueso de la población que utiliza cotidianamente los autos para transporte personal, colectivo o de renta, parece ser que los vehículos eléctricos no terminan de consolidarse por factores reales.

Hace unas semanas, se publicó un estudio de McKinsey & Company, aplicado en diversos continentes del mundo, en el cual un 49% de los dueños de vehículos eléctricos reconoce que probablemente regresará a la energía fósil, fueron 300 mil encuestados, así que la masa es bastante abundante y diversa.

El problema para cambiar a la energía renovable era y es el costo superior en las unidades, para lo cual se pidieron estímulos fiscales. También se llegó a afirmar, con gran fundamento, que los coches cero emisiones, eran boicoteados por las grandes petroleras porque amenazan la obtención de las multimillonarias ganancias.

Ahora bien, los automotores eléctricos no son algo reciente, desde hace décadas ya se habían inventado, sin embargo, no fueron populares por razones que aún siguen estando vigentes.

En primer lugar, tenemos una batería limitada, la cual empezó dando unos solos minutos de operación y ahora se ha sofisticado, pero no al grado de alcanzar grandes distancias o viajes largos o de vacaciones. Estas baterías tienen un costo alto de remplazo y una vida útil de aproximadamente 5 años, además de que para su fabricación deben emplear diversos materiales y procesos que también contaminan. Otro problema es las fuentes de recarga, las cuales son escasas a comparación de las múltiples estaciones de gasolina que hay prácticamente en cualquier pueblo de la mayoría de los países.

También hay que decir que los mecánicos automotrices están más capacitados con los motores de combustible fósil. Técnicamente el funcionamiento de un auto eléctrico debería ser más fácil porque sigue el principio de cualquier juguete de control remoto, pero ya en la realidad, no cualquiera puede reparar estos autos, sobre todo, por los sistemas informáticos que son susceptibles a falla más que un motor mecánico, como podría ser el de un Nissan Tsuru, cuyas piezas y mantenimiento son bastante sencillos.

Hemos visto imágenes de autos que se recargan con una planta de luz a gasolina, o el mexicano que puso un “diablito” para cargar su Tesla, con lo cual se duda de la practicidad, no de la necesidad, de que ya no haya motores que funcionen a gasolina o diesel.

Tengo alguna experiencia en cuestiones automotrices y justamente hace unos meses estaba buscando un vehículo utilitario para el día a día, analicé las opciones eléctricas y me decidí por una marca ya experimentada a gasolina, simplemente porque la naturaleza de mi trabajo, así como la de millones de ciudadanos que tenemos que andar en la calle buena parte de la jornada, nos exige un vehículo que pueda ir a donde sea y a la hora que sea, por lo que buscar un enchufe se vuelve algo muy complicado, amén de que la carga tardaría horas, a diferencia de los instantes que toma estar en una gasolinería, aun teniendo que pagar un costo que cada vez es más alto, pero que, todos los que tenemos un automotor, como herramienta de trabajo, lo asumimos como un costo de operación y lo consideramos al cobrar nuestros honorarios, así que no representa un gran inconveniente. Ojalá la tecnología se perfeccione y algún día podamos dejar de contaminar nuestro planeta de forma efectiva y sin que sea una simulación. Hasta la próxima.

@vicente_aven