El maestro tiene la gran oportunidad de conocer a cada uno de sus alumnos en la escuela, conocer su ámbito familiar, escolar, social y gustos personales, saber sus deseo, propósitos, ilusiones y como ayudarlos para alcanzarlos.
El educador al tener esta comunicación con sus estudiantes, le brinda la puerta abierta para orientarlos más en su desarrollo personal, con la finalidad de que alcance su mejor nivel en sus actividades en la escuela y en su familia.
El docente para tener la confianza de sus educandos, requiere apoyarse de un diagnóstico, que le ofrezca toda la información necesaria de su perfil, su desenvolvimiento familiar, social, cultural, musical y muchos más datos para poder conocer las causas de su conducta personal.
El maestro en cada alumno, va formando su expediente para tener un análisis de su conducta y sus actitudes, para llevarlo a un plan estratégico de la integración de su grupo escolar, cuyo propósito educativo es que le brinda todos los elementos para que tenga confianza en sí mismo, y no se sienta limitado en realizar todas sus actividades escolares y ser más participativo con sus compañeros de la escuela, en su casa con sus hermanos y sus padres, y alcanzar una comprensión social.
El educador tiene una delicada tarea para identificar los gustos, las preferencias, los sentimientos, las alegrías y tristezas de cada uno de sus alumnos, así como las situaciones más sensibles y cercanas a sus cambios de conducta que los motivan.
La confianza que deben tener los alumnos, es de gran importancia por es introducirlos a la búsqueda del éxito personal en la escuela y después en la vida profesional.
Si los alumnos tienen una baja confianza en sí mismos, empiezan a pensar que no podrán resolver situaciones más difíciles en su aprendizaje, en las relaciones con sus compañeros de escuela, con su familia y en cualquier otro momento de su vida, demostrando incapacidad para atender casos complicados en diferentes ocasiones.
Los alumnos cuando empiezan a comprender que son individuos distintos a los demás, toman conciencia del lugar que ocupan en el grupo escolar, en la familia y en la sociedad. A medida que se van desarrollando, se empieza a construir su personalidad y a tomar decisiones a muy temprana edad.
Los educandos empiezan a confirmar que ellos y los demás tienen que actuar con una confianza, que están estructurando con la orientación de sus maestros, los consejos de sus padres y las reglas de sociedad que han delineado las personas.
La confianza en sí mismos, los alumnos inician la identificación de sus rasgos personales, sus capacidades y sus características que los ubica en el plano de ser unas personas que empiezan a tener juicios y valores, que no identificaban plenamente a su alrededor.
Con la confianza que van adquiriendo los educandos, ya se sienten más capaces de diferentes asuntos, importantes en la escuela, exitosos en sus estudios y valiosos entre sus compañeros de la escuela, y mucho más dentro de su familia.
La confianza es un sentimiento que se expresa en hechos, con las mejores actitudes que superan a las palabras, construyendo una nueva personalidad, real y verdadera dependiendo de los buenos sentimientos, que se fueron formando en su paso por la escuela y con las orientaciones de todos sus maestros.