Platicábamos en este espacio sobre la penetración de las plataformas digitales en nuestro país, que de acuerdo a The CompetitiveIntelligenceUnit (CIU) estos medios tenían una audiencia de 50 millones de espectadores para finales de 2021. Para dimensionar con mayor precisión el tamaño del cambio comparto con ustedes algunos indicadores tomados de una encuesta domiciliaria cara a cara entre una muestra representativa de 400 residentes de la ciudad de Puebla, levantada el 13 y 14 de octubre del presente año.
El tiempo que le dedican
Tomando como unidad de análisis el porcentaje de audiencia asidua, es decir que se expone cuatro o más horas a un medio en particular, destaca, en primer lugar, que las plataformas digitales ocupan el mayor tiempo de exposición de los poblanos. Un 25.2% se la pasa chateando por WhatsApp 4 o más horas al día en su dispositivo móvil; en segundo lugar, un 21.8% consulta Facebook; en tercer lugar, un 16.8% ve contenidos audiovisuales en plataformas de streaming, principalmente en el hogar; seguido por el 7.1% que se exponen a contenidos de YouTube; en quinto lugar, un 5.2% se expone a algún programa de televisión; seguido por el 4.9% de Instagram y 4.3% a la radio.
Esta distribución de las horas que las audiencias le dedican a cada medio nos plantea una nueva realidad en términos de hábitos de exposición, y hay que insistir en que es un hábito, es decir algo que se repite de forma cotidiana, más allá de una moda, y que provoca una visión del mundo y formas de relacionarse distintas a la que teníamos en los tiempos de la dominación televisiva.
Estos números son muy distintos a los que teníamos hace 10 años, donde la televisión y la radio ocupaban el mayor tiempo de exposición entre las audiencias. Eso como vemos ya cambió, ahora estamos en un tiempo de medios o plataformas digitales, que trabajan con internet y que dan la posibilidad de adaptarse a los horarios de cada integrante individual de las audiencias, situación imposible con los medios tradicionales.
Reconfiguración de las funciones
Esto no significa que los medios tradicionales desaparecerán, más bien se reconfiguran con los medios digitales, comparten funciones. Tomando como medida el porcentaje de audiencia que le dedica de una a dos horas, digamos audiencia habitual, un 53% se expone a contenidos de YouTube entre una o dos horas diarias; en segundo lugar, 47.2% a la televisión; en tercer lugar, 40.4% a WhatsApp; 40.3% a Facebook y, en quinto lugar, un 36.5% a las plataformas de streaming en su hogar, entre otros resultados.
A manera de hipótesis, falta corroborarlo con un estudio más amplio, se puede plantear que WhatsApp comparte la función que anteriormente tuvo de forma exclusiva el teléfono y celular, la de mantenerse en comunicación con amigos y conocidos; en el presente es difícil que te llamen por celular, se percibe como incómodo, prefieren mandarte un whats para estar en contacto.
La función de entretener la comparten las plataformas de streaming y la televisión, función casi exclusiva del medio electrónico en el pasado. Mientras que la función de informar la televisión sigue teniendo un peso muy importante, pero se comparte con YouTube y, probablemente, con Facebook también.
También es importante destacar el 20.4% de poblanos que consultan un periódico digital entre 1 o más horas a través de su celular inteligente, con lo cual se incrementa el público lector que nunca fue de ese tamaño. En otras palabras, el medio digital generó un público lector que anteriormente no existía cuando sólo existía la prensa escrita, que, dicho sea de paso, no es lo mismo un lector digital que un lector de prensa escrita, pero al fin al cabo un lector.
Las repercusiones económicas
Otro punto a destacar sobre este nuevo esquema de medios de comunicación es la estructura humana con la que trabajan los medios y que seguro tendremos que reflexionar sobre los probables cambios que se darán en el futuro cercano. Por ejemplo, muchos de mis amigos en Puebla y la Ciudad de México trabajan en algún medio televisivo o radiofónico, otros más en medios impresos, y no hace falta que trabajen amigos, estos medios de comunicación, los tradicionales, tienen una planta de trabajadores amplia, con rutinas periodísticas profesionales, así como esquemas de producción que muchas veces demandan actores, productores, editores y una gran variedad de profesionales, que representan ingresos para sus familias y formas de vivir en nuestra economía, que además generan ingresos que se convierten en derramas económicas en el mercado regional o nacional, es decir genera economía en nuestro entorno.
En cambio, las plataformas digitales a pesar de que tienen esquemas de producción propias, muy difícilmente tienen una planta laboral como un medio tradicional. Por ejemplo, no recuerdo haber conocido hasta el momento un trabajador local de Facebook o de WhatsApp. Tampoco creo que la gran utilidad que generan estos medios digitales se quede en el mercado local o nacional, y a pesar de que debe de haber derrama en nuestra economía, quizás la hay, pero por no tener conocimiento no la alcanzo a percibir, ésta no es la misma en términos de empleos y de economía que generaran los medios tradicionales. Es un reto para para estos últimos mantenerse vigentes en el mercado, tanto de atracción de audiencia como de ser empresas redituables, porque el tamaño del beneficio que representan para nuestra sociedad ¿no cree usted?