Roxana Luna Porquillo está decidida a continuar la lucha política y jurídica donde tenga que hacerlo para (tratar de) revertir el resultado de la elección del 2 de junio en San Pedro Cholula, donde Tonantzin Fernández fue la ganadora y ya cuenta en su poder con la constancia de mayoría otorgada por el Instituto Electoral del Estado.
Ni eso ni el recuento de los votos para la elección de presidenta municipal ha convencido a Luna Porquillo de cerrar ese episodio de su carrera política y retirarse a casa para reflexionar acerca de su futuro.
Roxana Luna, que compitió por la coalición formada por los partidos PAN, PRI y PRD, del que fue militante, no solo mantiene un proceso de impugnación que presentó en el Tribunal Electoral del Estado, sino que también va por una suerte de resistencia civil para presionar a las autoridades a emitir un fallo a su favor.
La ex perredista (eso de “ex” se debe a que el partido ha dejado de existir) anunció que este domingo encabezará una asamblea informativa en la Plaza de la Concordia para informar a sus seguidores sobre la defensa iniciada para revertir el triunfo que formalmente hoy es de la ex candidata de Morena.
La movilización, explicó, obedece a una irregularidad específica por parte del IEE, que no le ha entregado las actas de escrutinio y cómputo supletorio de Cholula, porque sólo le dijeron (a ella y a su equipo de abogados) que el número de votos era tanto, pero no le dieron especificaciones de los votos por mesa receptora y tampoco el sistema de cómputo final.
Está muy claro que San Pedro Cholula será protagonista de un largo conflicto poselectoral, que no terminará en los tribunales locales, sino que irá hasta la instancia federal para dejar satisfecha, o insatisfecha pero sin remedio de cambiar las cosas, a la promovente de las impugnaciones.
Tonantzin Fernández todavía tiene tres meses y medio para prepararse con calma para el arribo al poder, en caso de que las protestas de Roxana Luna no le den una inesperada voltereta a su condición de ganadora.
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Mientras eso ocurre en el pueblo mágico de Cholula, en la capital del estado, el presidente municipal electo José Chedraui Budib reveló que ya ha empezado a elegir a los integrantes de su futuro equipo de trabajo.
“A lo mejor en un mes se los podemos empezar a dar (los nombres de los eventuales funcionarios), pero ya estamos platicando con ellos, hay muchos de ellos que ya están súper puestos y en cualquier momento van a empezar a salir, pero poco a poco”, dijo en respuesta a la pregunta de los reporteros, quienes quisieron saber si ya había comenzado a definir los perfiles.
No soltó nombres, pero expresó que, “a lo mejor”, en un mes ya los manifiesta.
Desde la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, pasando por mandatarios estatales también electos como Alejandro Armenta Mier, parece convertirse en una política constante eso de adelantar la identidad de los próximos servidores públicos mientras se desarrollan los procesos de transición.
Ese es un síntoma más de que Morena ha venido a imponer una nueva era política, con rasgos y características (algunas buenas y otras no tanto) distintas a las de los regímenes del pasado.
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La convocatoria del presidente municipal de Puebla, Adán Domínguez Sánchez, a una reunión de panistas que se realizará el sábado en un hotel del centro histórico ha despertado suspicacias y molestia entre los liderazgos del partido blanquiazul que no pertenecen al grupo político del edil y del ex candidato a gobernador Eduardo Rivera Pérez.
Lo expresó ayer mismo Rafael Micalco Méndez, coordinador de la bancada del PAN en el Congreso del estado, que espera que el encuentro tenga como fin presentar sus resultados en el ayuntamiento de Puebla, a partir de que, en diciembre del año pasado, fue nombrado en relevo de Rivera Pérez, y no autopromocionarse como futuro líder del partido.
Micalco, como otros panistas, sospechan que ese acto público tendrá meros objetivos proselitistas, con miras a conservar el partido para el mismo grupo que hoy lo tiene en sus manos.
