/ martes 10 de septiembre de 2024

En Punto

Blanca Alcalá Ruiz nos hizo el favor, a todos los usuarios de la autopista México-Puebla, de denunciar públicamente los hechos delincuenciales que ocurren en esa carretera desde hace varios meses, quizá años, y que tienen como víctimas a los conductores de vehículos particulares.

Ya se sabía que esa vía de comunicación lidera el robo a transportistas en el país. La México-Veracruz, que pasa por territorio poblano, es una de las dos más peligrosas de México para quienes se dedican al transporte de carga, y el tramo de Puebla es el peor de todos.

Hay datos duros de eso.

Lo que solo se conocía como un rumor era que también se ha convertido en una ruta muy peligrosa para los automovilistas particulares, a quienes se les ponen piedras u otros objetos en el asfalto para obligarlos a detenerse tras sufrir la avería de uno de los neumáticos.

Tras el paro obligado, llega una banda de criminales para cometer un secuestro exprés en el que roban las pertenencias a los indefensos ocupantes del automóvil, incluidas las tarjetas de crédito que vacían desde algún dispositivo electrónico en un punto remoto del bosque.

Las versiones que daban cuenta de este tipo de ilícitos, ocurridos en México y Puebla, carecieron de sustento formal –debido a que las autoridades ministeriales de los dos estados involucrados han ocultado la información– hasta que Alcalá Ruiz se atrevió a expresar lo que los demás callaban.

Víctima de uno de esos grupos criminales, la exdiputada federal y expresidenta municipal de Puebla presentó su denuncia y la dio a conocer en público.

Entonces la “leyenda” dejó de serlo y se convirtió en realidad.

Tras la revelación, El Sol de Puebla hizo lo propio a través de una investigación del reportero Daniel Cruz Cortés que se publicó ayer en este diario.

El panorama resultó ser peor.

A los asaltos se suman ‘levantones’ y venta de gasolina robada.

Los hechos criminales suceden a diario y ninguna autoridad –ni la militarizada Guardia Nacional– ha podido combatirlos.

¿Qué ocurrirá?

No se sabe.

Lo que sí está claro es que los ciudadanos no podrán por sí mismos combatir y erradicar un fenómeno que compete a las autoridades. Si no pueden, deberían reconocerlo y renunciar.

* * *

El expresidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, ahora sí quiere quedarse con el control de la próxima bancada del PAN en el Congreso del estado, que hasta el día de hoy –en medio de una serie de impugnaciones por la repartición de las plurinominales– tiene seis diputados integrantes. Y cuenta con el apoyo de la todavía líder del Comité Directivo Estatal, Augusta Díaz de Rivera, para hacerlo.

A diferencia de la legislatura que está por terminar, en la que Rivera Pérez tuvo que negociar con los diputados locales emanados del PAN el apoyo a las iniciativas que le beneficiaban a su administración, en la que sigue pretende tener un control total.

Por eso, como reveló Díaz de Rivera, tanto Marcos Castro Martínez como Celia Bonaga Ruiz son hoy los candidatos más fuertes para ocupar –solo uno de ellos– la coordinación de la bancada del PAN en la LXII Legislatura.

Ambos son riveristas hasta la médula y no dudarán en trabajar para los intereses del exalcalde desde esa posición.

Los otros cuatro futuros diputados locales panistas, que serán floreros de decoración, son Susana Riestra Piña, Rafael Micalco Méndez, Luana Amador Vallejo y Javier Vargas Nava.

* * *

A propósito de diputados de oposición.

Parece que la alianza concretada en el pasado proceso electoral entre panistas y priistas no se repetirá en el nuevo Congreso.

La secretaria general del PRI, Delfina Pozos Vergara, puso en vilo la alianza con el PAN, después de que el blanquiazul responsabilizó a su partido por la derrota electoral del pasado 2 de junio.

Pozos dijo ayer en entrevista que la dirigencia estatal del panismo debe asumir sus errores por los malos resultados y no culpar a terceros.

Recordó aquello de lo que se quejaron mucho los tricolores pasados los comicios: el error de los candidatos panistas fue tratar de ocultar la alianza y evitar portar los colores y logotipos del PRI, hecho que lastimó a los militantes. Así pinta pues la nueva legislatura para los opositores a Morena.

Blanca Alcalá Ruiz nos hizo el favor, a todos los usuarios de la autopista México-Puebla, de denunciar públicamente los hechos delincuenciales que ocurren en esa carretera desde hace varios meses, quizá años, y que tienen como víctimas a los conductores de vehículos particulares.

Ya se sabía que esa vía de comunicación lidera el robo a transportistas en el país. La México-Veracruz, que pasa por territorio poblano, es una de las dos más peligrosas de México para quienes se dedican al transporte de carga, y el tramo de Puebla es el peor de todos.

Hay datos duros de eso.

Lo que solo se conocía como un rumor era que también se ha convertido en una ruta muy peligrosa para los automovilistas particulares, a quienes se les ponen piedras u otros objetos en el asfalto para obligarlos a detenerse tras sufrir la avería de uno de los neumáticos.

Tras el paro obligado, llega una banda de criminales para cometer un secuestro exprés en el que roban las pertenencias a los indefensos ocupantes del automóvil, incluidas las tarjetas de crédito que vacían desde algún dispositivo electrónico en un punto remoto del bosque.

Las versiones que daban cuenta de este tipo de ilícitos, ocurridos en México y Puebla, carecieron de sustento formal –debido a que las autoridades ministeriales de los dos estados involucrados han ocultado la información– hasta que Alcalá Ruiz se atrevió a expresar lo que los demás callaban.

Víctima de uno de esos grupos criminales, la exdiputada federal y expresidenta municipal de Puebla presentó su denuncia y la dio a conocer en público.

Entonces la “leyenda” dejó de serlo y se convirtió en realidad.

Tras la revelación, El Sol de Puebla hizo lo propio a través de una investigación del reportero Daniel Cruz Cortés que se publicó ayer en este diario.

El panorama resultó ser peor.

A los asaltos se suman ‘levantones’ y venta de gasolina robada.

Los hechos criminales suceden a diario y ninguna autoridad –ni la militarizada Guardia Nacional– ha podido combatirlos.

¿Qué ocurrirá?

No se sabe.

Lo que sí está claro es que los ciudadanos no podrán por sí mismos combatir y erradicar un fenómeno que compete a las autoridades. Si no pueden, deberían reconocerlo y renunciar.

* * *

El expresidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, ahora sí quiere quedarse con el control de la próxima bancada del PAN en el Congreso del estado, que hasta el día de hoy –en medio de una serie de impugnaciones por la repartición de las plurinominales– tiene seis diputados integrantes. Y cuenta con el apoyo de la todavía líder del Comité Directivo Estatal, Augusta Díaz de Rivera, para hacerlo.

A diferencia de la legislatura que está por terminar, en la que Rivera Pérez tuvo que negociar con los diputados locales emanados del PAN el apoyo a las iniciativas que le beneficiaban a su administración, en la que sigue pretende tener un control total.

Por eso, como reveló Díaz de Rivera, tanto Marcos Castro Martínez como Celia Bonaga Ruiz son hoy los candidatos más fuertes para ocupar –solo uno de ellos– la coordinación de la bancada del PAN en la LXII Legislatura.

Ambos son riveristas hasta la médula y no dudarán en trabajar para los intereses del exalcalde desde esa posición.

Los otros cuatro futuros diputados locales panistas, que serán floreros de decoración, son Susana Riestra Piña, Rafael Micalco Méndez, Luana Amador Vallejo y Javier Vargas Nava.

* * *

A propósito de diputados de oposición.

Parece que la alianza concretada en el pasado proceso electoral entre panistas y priistas no se repetirá en el nuevo Congreso.

La secretaria general del PRI, Delfina Pozos Vergara, puso en vilo la alianza con el PAN, después de que el blanquiazul responsabilizó a su partido por la derrota electoral del pasado 2 de junio.

Pozos dijo ayer en entrevista que la dirigencia estatal del panismo debe asumir sus errores por los malos resultados y no culpar a terceros.

Recordó aquello de lo que se quejaron mucho los tricolores pasados los comicios: el error de los candidatos panistas fue tratar de ocultar la alianza y evitar portar los colores y logotipos del PRI, hecho que lastimó a los militantes. Así pinta pues la nueva legislatura para los opositores a Morena.

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