José Chedraui Budib se puso en la mira de los obradoristas puros que querían o esperaban ver un próximo gobierno municipal colmado de servidores públicos –los de primer nivel– emanados del partido oficial, Morena.
Después de que presentó a los integrantes de su futuro gabinete, el lunes 30 de septiembre, el presidente municipal electo de Puebla fue blanco de críticas por haber reclutado a personajes –hombres y mujeres– con pasados vinculados a gobiernos emanados de otros partidos políticos, como el PAN y el PRI.
Incluso desde un día antes, como quien tiene acceso a una bola de cristal o a información privilegiada cedida desde las más altas esferas del poder, en domingo, el diputado federal de Morena, Alejandro Carvajal Hidalgo, ofreció una conferencia de prensa para condenar la exclusión de auténticos morenistas por parte de Chedraui Budib.
Cómo sabía Carvajal lo que haría Chedraui al día siguiente es un misterio, pero lo supo y lo condenó, públicamente, sin importar que con ello empezara a tambalearse la ya de por sí frágil unidad política que han pretendido mostrar los discípulos de Andrés Manuel López Obrador (hoy también de Claudia Sheinbaum Pardo) tras las contiendas internas y el proceso electoral del 2 de junio.
Pero ese es otro asunto.
Volvamos a la conformación del equipo de trabajo del morenista (porque no hay que olvidar que fue postulado por Morena y la 4T) Chedraui Budib.
¿Por qué habría que causar sorpresa que el empresario textil e inmobiliario de origen libanés no creara un ayuntamiento de mayoría morenista si él mismo se integró a ese partido político con menos de un año de anticipación a la contienda electoral?
“Pepe” Chedraui es de recién ingreso a la 4T, y en estricto sentido, tampoco fue un ferviente militante del PRI, un priista puro.
En realidad el alcalde electo posee un perfil ciudadano que le ha permitido transitar o tener buenas relaciones no solo en esos dos institutos políticos, sino también en el PAN, partido al que estuvo cerca de llegar como aspirante a presidente municipal para la elección de 2021.
Antes de eso fue amigo cercanísimo de los panistas Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso Hidalgo.
Así que no tendrían que espantarse los obradoristas puros, o que se venden como tal.
Con Chedraui no podía ocurrir de otra forma, a menos que dejara que otros personajes le armaran el gabinete y gobernaran por él, lo cual no iba a pasar. El responsable de rendir cuentas a los habitantes de la capital del estado será solo él. Y en ese sentido hay que leer la presentación de sus virtuales colaboradores.
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Parecerá una reflexión común, pero es real, que con el comienzo de un nuevo periodo de gobierno llega también una renovada esperanza para aquellos ciudadanos, la gran mayoría, que se encuentran insatisfechos con los resultados logrados hasta el momento del relevo. Y eso se acentúa todavía más en el paso de estafeta de la presidencia de la república.
El Sol de Puebla presenta hoy un sondeo entre líderes empresariales, en el que muestra las expectativas de ese sector ante el ascenso de Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer en gobernar nuestro país, a Palacio Nacional.
De entre ellos, Rubén Furlong Martínez, de Coparmex, y David Garzón Serrano, de la Canacope, son los más claros en pedir a la nueva mandataria un cambio en el estilo personal de la conducción del país.
Tanto Furlong como Garzón solicitan a Sheinbaum terminar con la polarización social que dejó Andrés Manuel López Obrador e iniciar con un periodo de reconciliación.
El presidente de Coparmex, por ejemplo, afirmó que esa será la tarea más difícil de la presidenta, puesto que en el sexenio pasado se hizo una gran división entre mexicanos, como “ricos” y “pobres” o “conservadores” y “liberales”, a partir de las descalificaciones y los juicios del propio mandatario.
Habrá que esperar, y desear, que la presidenta lo quiera, terminar con la polarización social fomentada por su antecesor.
