Una vez definida la regla principal del proceso de sucesión de Augusta Díaz de Rivera, la incógnita está en saber quiénes competirán en la elección de presidente del Comité Directivo Estatal del PAN.

¿Todas y todos los que levantaron la mano hasta antes del fin de semana estarán en condiciones de participar en una contienda que se resolverá a través del Consejo Estatal?

La regla parece pareja para todos los aspirantes, pero no lo es.

La última renovación de los 114 lugares con que cuenta ese órgano partidista se realizó el 23 de octubre de 2022, bajo la organización –y manipulación– del partido comandado formalmente por Díaz de Rivera y Marcos Castro Martínez.

Eso significa que en ese entonces, dos años atrás, quedó integrado un Consejo Estatal afín a los intereses del grupo dominante, cuyo jefe supremo es el expresidente municipal Eduardo Rivera Pérez, y que es este personaje quien lleva mano para definir, a través de “sus” consejeros, al próximo dirigente estatal.

Así, quien queda en mejores condiciones es José Felipe Velázquez Gutiérrez, el aspirante que de última hora decidió mandar Eduardo Rivera frente a la crisis que envolvió la partida de Adán Domínguez Sánchez del ayuntamiento de Puebla.

Por eso, lanzarse a la guerra política con un Consejo en contra puede ser mala idea.

Hasta antes del sábado, día en que se formalizó la definición del método, cuatro personajes mantenían su interés por competir: Mónica Rodríguez Della Vecchia, Edmundo Tlatehui Percino, Mario Riestra Piña y Felipe Velázquez.

De estos cuatro, los primeros dos habían sido especialmente claros en pedir que la selección del nuevo dirigente se abriera a la militancia, lo que no ocurrirá.

Eso permite prever que Mónica Rodríguez y “Mundo” Tlatehui no se inscribirán para competir con el método establecido.

Velázquez por supuesto que irá.

Pero no lo hará solo.

Mario Riestra confirmó ayer que jugará en este proceso y dijo que estaba listo para hacerlo con las reglas que fueran.

Entonces hay dos asegurados ya.

En efecto, Eduardo Rivera Pérez era el propietario del Consejo armado en octubre de 2022, pero las cosas pueden haber cambiado.

La misión de los rivales de Felipe Velázquez (el candidato oficial) será capitalizar la molestia existente entre los actuales consejeros por el desempeño del partido en el pasado proceso electoral para convencerlos de dar un viraje en la conducción del mismo.

Porque si no se da ese golpe de timón, los resultados del blanquiazul en la siguiente contienda electoral serán iguales (o peores) a los de este año.

Se espera que la Comisión Permanente Nacional emita la convocatoria para la elección de Puebla esta misma semana y que la definición se lleve a cabo el 15 de diciembre.

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La elección que está a la vuelta de la esquina es la de presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena, que se realizará el próximo sábado.

Aquí, cosa rara, los futuros acontecimientos parecen estar menos claros que en el proceso de renovación del PAN.

De la lucha interna en Morena se tiene la seguridad de que levantará la mano, en calidad de aspirante, David Rivera Vivanco, pero de Pavel Gaspar Ramírez ya no se sabe si intentará competir o no, lo que dependerá, como se especula, de que el Comité Ejecutivo Nacional le autorice un recurso extraordinario para competir incluso sin ser parte del Consejo Estatal.

Lo que sí parece estar claro es que el gobernador electo, Alejandro Armenta Mier, no se quedará sin las ganas de promover una carta propia, que se vuelva líder del partido, y esa no se llama David Rivera Vivanco.

En la oficina de Armenta se manejan dos versiones: una, que insistirá en meter a Pavel Gaspar, y otra, que buscará de entre los consejeros existentes uno en quien confiar.

Pero, aun así, la duda ronda en el nombre de David Rivera, que ha hecho su tarea en el CEN para (tratar de) quedarse con la dirigencia local.