/ viernes 22 de noviembre de 2024

En Punto

Si Rosario Orozco Caballero quería llevarse los reflectores en el día previo al segundo y último informe de gobierno de Sergio Salomón Céspedes Peregrina, lo consiguió. Si quería causar daño a la imagen del mandatario saliente y quedar como heroína al rescate del “prestigio” de Luis Miguel Barbosa Huerta, su esposo en vida, no lo logró.

Tras su irrupción en redes sociales para acusar la presunta confabulación de los diputados de la pasada legislatura local para ungir a Céspedes Peregrina como gobernador sustituto de Barbosa, la viuda del exmandatario, hoy convertida en diputada federal por obra y gracia de la 4T, recibió en respuesta una serie de críticas, descalificaciones y retos por parte de algunos de los aludidos.

Rafael Micalco, por ejemplo, diputado panista, le pidió señalar con nombre y apellidos a esos personajes que presuntamente obtuvieron prebendas a cambio de otorgar su voto al gobernador que rindió protesta en los primeros minutos del 15 de diciembre de 2022.

El punto es que Rosario Orozco no obtuvo lo que deseaba, sino todo lo contrario, que varias y varios de los damnificados (perseguidos) políticos de Barbosa salieran a recordar las peculiaridades de su mandato.

Roberto Zatarain Leal fue uno de ellos. El diputado local sufrió a través de Claudia Rivera Vivanco ese estilo personal de mandar. Lo mismo que Francisco Romero Serrano, quien publicó un video para darle la razón a la señora, para decirle que es momento de que se empiecen a saber cosas de ese periodo de (des)gobierno.

Nora Merino Escamilla usó las redes sociales para contradecirla. Antes que Sergio Salomón hubo otras cuatro propuestas de gobernador sustituto llevadas al Congreso. Una de ellas fue la de la propia viuda, quien, expuesto por Merino, no recibió el apoyo ni de los integrantes de la bancada de Morena.

En eso coincidió por separado Eduardo Alcántara Montiel, diputado entonces panista que fue testigo de los acontecimientos aciagos de aquellos días.

Se entiende bien que Orozco Caballero quiera revirar todas las críticas que ha recibido Barbosa tras su muerte. Como también que dos años después de dejar el poder todavía no se acostumbre a ser solo una legisladora federal, sin presupuesto ilimitado ni instituciones a la palma de la mano.

Pero cada vez que intente defender ese periodo de gobierno sufrirá las mismas reacciones de este jueves. Porque nadie que no haya sido beneficiado económico o político directo de su exmarido se atreverá a defenderlo, ante la obviedad de sus (malos) resultados.

Que Salomón Céspedes haya sobresalido estos últimos dos años es consecuencia, en parte, del desastroso papel realizado por su predecesor.

* * *

En algo tiene mucha razón la señora Orozco.

Quizá sea hora de que los poblanos conozcan los detalles de los acontecimientos previos a la votación de la propuesta de Sergio Salomón Céspedes en el pleno.

Quienes tendrían que hablar, y no lo han hecho hasta ahora, son esos personajes que se reunieron en la Dirección General de Gobierno (Reforma 711) en las horas posteriores a la muerte de Barbosa.

Uno de ellos es Jorge Charbel Estefan Chidiac.

Otro es Julio Miguel Huerta Gómez, primo de Barbosa.

Uno más es Carlos Palafox Galeana.

Otra, María Teresa Castro Corro.

Y otra más, la propia “Charito”.

Todos ellos saben que antes de llevar el nombre de Céspedes, los familiares del difunto pretendieron quedarse con el poder.

Heredar la gubernatura no es muy democrático.

La jefatura del Poder Ejecutivo no era un bien patrimonial de Barbosa, como no lo es hoy de Céspedes, ni lo será a partir del 14 de diciembre de Alejandro Armenta Mier.

Orozco sabe que pretender quedarse con la gubernatura por “derecho de sangre” no es merecedor de reconocimiento, por eso en su indignada carta omitió decir que tanto ella como el primo del fallecido querían ocupar ese puesto.

El testimonio más relevante en este contexto podría ser el de Huerta Gómez.

Fue brazo político de Miguel Barbosa, secretario de Gobernación de Sergio Salomón, aspirante a gobernador y hoy es diputado local.

Estuvo con los dos mandatarios y está por transitar con el tercero.

Pero, principalmente, fue el director de orquesta en las conversaciones de Reforma, aquel 14 de diciembre.

Si Rosario Orozco Caballero quería llevarse los reflectores en el día previo al segundo y último informe de gobierno de Sergio Salomón Céspedes Peregrina, lo consiguió. Si quería causar daño a la imagen del mandatario saliente y quedar como heroína al rescate del “prestigio” de Luis Miguel Barbosa Huerta, su esposo en vida, no lo logró.

Tras su irrupción en redes sociales para acusar la presunta confabulación de los diputados de la pasada legislatura local para ungir a Céspedes Peregrina como gobernador sustituto de Barbosa, la viuda del exmandatario, hoy convertida en diputada federal por obra y gracia de la 4T, recibió en respuesta una serie de críticas, descalificaciones y retos por parte de algunos de los aludidos.

Rafael Micalco, por ejemplo, diputado panista, le pidió señalar con nombre y apellidos a esos personajes que presuntamente obtuvieron prebendas a cambio de otorgar su voto al gobernador que rindió protesta en los primeros minutos del 15 de diciembre de 2022.

El punto es que Rosario Orozco no obtuvo lo que deseaba, sino todo lo contrario, que varias y varios de los damnificados (perseguidos) políticos de Barbosa salieran a recordar las peculiaridades de su mandato.

Roberto Zatarain Leal fue uno de ellos. El diputado local sufrió a través de Claudia Rivera Vivanco ese estilo personal de mandar. Lo mismo que Francisco Romero Serrano, quien publicó un video para darle la razón a la señora, para decirle que es momento de que se empiecen a saber cosas de ese periodo de (des)gobierno.

Nora Merino Escamilla usó las redes sociales para contradecirla. Antes que Sergio Salomón hubo otras cuatro propuestas de gobernador sustituto llevadas al Congreso. Una de ellas fue la de la propia viuda, quien, expuesto por Merino, no recibió el apoyo ni de los integrantes de la bancada de Morena.

En eso coincidió por separado Eduardo Alcántara Montiel, diputado entonces panista que fue testigo de los acontecimientos aciagos de aquellos días.

Se entiende bien que Orozco Caballero quiera revirar todas las críticas que ha recibido Barbosa tras su muerte. Como también que dos años después de dejar el poder todavía no se acostumbre a ser solo una legisladora federal, sin presupuesto ilimitado ni instituciones a la palma de la mano.

Pero cada vez que intente defender ese periodo de gobierno sufrirá las mismas reacciones de este jueves. Porque nadie que no haya sido beneficiado económico o político directo de su exmarido se atreverá a defenderlo, ante la obviedad de sus (malos) resultados.

Que Salomón Céspedes haya sobresalido estos últimos dos años es consecuencia, en parte, del desastroso papel realizado por su predecesor.

* * *

En algo tiene mucha razón la señora Orozco.

Quizá sea hora de que los poblanos conozcan los detalles de los acontecimientos previos a la votación de la propuesta de Sergio Salomón Céspedes en el pleno.

Quienes tendrían que hablar, y no lo han hecho hasta ahora, son esos personajes que se reunieron en la Dirección General de Gobierno (Reforma 711) en las horas posteriores a la muerte de Barbosa.

Uno de ellos es Jorge Charbel Estefan Chidiac.

Otro es Julio Miguel Huerta Gómez, primo de Barbosa.

Uno más es Carlos Palafox Galeana.

Otra, María Teresa Castro Corro.

Y otra más, la propia “Charito”.

Todos ellos saben que antes de llevar el nombre de Céspedes, los familiares del difunto pretendieron quedarse con el poder.

Heredar la gubernatura no es muy democrático.

La jefatura del Poder Ejecutivo no era un bien patrimonial de Barbosa, como no lo es hoy de Céspedes, ni lo será a partir del 14 de diciembre de Alejandro Armenta Mier.

Orozco sabe que pretender quedarse con la gubernatura por “derecho de sangre” no es merecedor de reconocimiento, por eso en su indignada carta omitió decir que tanto ella como el primo del fallecido querían ocupar ese puesto.

El testimonio más relevante en este contexto podría ser el de Huerta Gómez.

Fue brazo político de Miguel Barbosa, secretario de Gobernación de Sergio Salomón, aspirante a gobernador y hoy es diputado local.

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