¿A qué se refería Augusta Díaz de Rivera cuando dijo que los candidatos a la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN se comprometieron a llevar una contienda interna “que refleje los valores” del partido?
Así publicó la dirigente (que ya se va) por la mañana del lunes en la red social X:
“En reunión en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, con Juan Carlos Martínez Terrazas y los integrantes de las dos fórmulas que competirán por la Dirigencia del #PANPuebla, @MarioRiestra y @GenovevaHuerta, así como @felipevg_22 y @RegidoraRocioSa, establecimos los compromisos que permitirán llevar una contienda interna que refleje los valores de #AcciónNacional.”
El texto fue acompañado de una fotografía en la que aparecían todos los citados, incluido Martínez Terrazas en representación del dirigente nacional Jorge Romero Herrera, en una oficina de la sede del partido ubicada en la capital del país.
A qué se refería tiene que ver con la parte fundamental de esa reunión.
Tanto Mario Riestra como Felipe Velázquez, así como las respectivas candidatas a secretaria general, Genoveva Huerta y Rocío Sánchez, fueron convocados al CEN para ser exhortados a desarrollar una contienda más o menos civilizada, sin golpes bajos, ataques ni descalificaciones públicas.
Emanado de la cuenta de la presidenta estatal en funciones el llamado parece una vacilada. Si hay un sector dentro del panismo que ha violentado los principios de equidad en esta competencia es precisamente el que representa Díaz de Rivera, que apoya sin reparo las aspiraciones de José Felipe Velázquez Gutiérrez.
De eso no parece haber tomado nota el CEN de Jorge Romero.
Lo que le preocupa, ha quedado claro, es que la ropa sucia no se exhiba frente al público expectante, sino que se quede, como siempre, en casa.
Acción Nacional no cambia.
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Quien habló desde Puebla en torno a esta contienda y no lo hizo en los términos más convenientes para esa política de simulación desplegada por Jorge Romero fue la presidenta municipal de San Andrés Cholula.
Guadalupe Cuautle Torres les deseó éxito a Mario Riestra y a Felipe Velázquez, pero advirtió que el PAN sufrirá las consecuencias de haber cerrado la puerta a los militantes en este proceso de renovación de dirigencia en el próximo proceso electoral:
“Espero que le vaya muy bien al partido, pero también en un futuro hay responsabilidades y tendrá que asumir el costo. Porque como militantes nos cierran esa participación, y no sólo es mi opinión, sino la de muchos visitantes de otros municipios donde hay comentarios que no se tomó en cuenta. Pero eso sí, cuando requieren el apoyo entonces sí están: ‘oye amigo militante, súmate. Amigo militante, ayúdanos a sumar y encaminar los proyectos’”.
La advertencia parece ser clara y contundente, y refleja la falta de negociación política de la dirigencia local y de los dos candidatos con quien gobierna el municipio más grande en Puebla bajo las siglas del PAN.
Ese es un descuido importante.
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El gobernador electo dejó para el final el anuncio de dos de los nombramientos más relevantes de su próxima administración: José Luis García Parra como coordinador de gabinete y José Tomé Cabrera como coordinador general de comunicación social.
Las dos áreas servirán de motor para la consecución de los objetivos deseados y planteados por Alejandro Armenta Mier.
García Parra será el encargado de dar los resultados que los ciudadanos (el “pueblo” en palabras de la 4T) anhelan, mientras que Tomé Cabrera será responsable de servir como puente de comunicación (y de diálogo) entre el gobernante y esos mismos ciudadanos.
La suma de “hacer” y “comunicar” definirá la percepción de los poblanos acerca del futuro gobernador y, por tanto, marcará su aprobación (o su rechazo) y su huella en la historia de la entidad.
Enormes retos por delante.