¿Qué pasa en realidad en el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo que ha tenido que cortar de tajo muchos de los recursos federales que en los años previos al 2025 fluyeron de manera regular a los estados del país?
¿Tiene que ver principalmente con los nubarrones que se ven venir sobre nuestra economía a partir del triunfo electoral de Donald Trump en Estados Unidos u obedecen a otros orígenes?
La disminución de los recursos puede deberse a un cúmulo de factores y no a uno solo, pero hay voces que han comenzado a advertir que también es consecuencia de esa política peculiar emprendida por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y continuada hasta hoy por el de su sucesora: la entrega de miles de millones de pesos en efectivo a los ciudadanos del país como parte de los programas sociales (asistenciales).
“El gobierno de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, dejará al estado de Puebla sin estímulos fiscales para combustibles, y recortará más de 11 mil millones de pesos en participaciones federales para el siguiente año. Lo anterior como parte de una reducción de hasta 100 por ciento hecha a por lo menos siete fondos provenientes de la Federación”, publica hoy una investigación del reportero Daniel Cruz Cortés en El Sol de Puebla.
“Particularmente”, agrega, “siete fondos que forman parte del llamado Ramo 28 serán cercenados al 100 por ciento”.
Y como tijeretazo más drástico señala el del Impuesto Sobre la Renta, que en el año que está por terminar significó un ingreso para Puebla por 4 mil 716.5 millones de pesos, mientras que en 2025 será de cero pesos.
El problema no es exclusivo de nuestro estado.
La administración federal hará lo mismo con el resto de las entidades federativas, lo que generará problemas económicos que cada una de las administraciones locales tendrá que ver cómo subsanar.
Durante su administración López Obrador hizo algo similar con otros fondos, como el del Programa de Fortalecimiento para la Seguridad (Fortaseg), que era considerado un estímulo para los ayuntamientos, destinado para el beneficio de las policías municipales.
La noticia del recorte no solo no es buena, sino que es mala, y se suma a otras que ya se habían dado a conocer relacionadas con lo mismo: la disminución de dinero público destinado a los estados del país por decisión del gobierno central.
Y todo frente a la mirada obsecuente de los legisladores federales emanados de las mismas fuerzas políticas aglutinadas en torno a la 4T, comenzando por Morena.
Por lo menos una explicación tendrían que dar.
Igual nos convencen de que eso es lo correcto.
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Mónica Rodríguez Della Vecchia no mintió.
Es cierto que al interior del PAN hay un intento por anular la participación de 11 consejeros estatales en la sesión del 15 de diciembre que servirá para definir al nuevo presidente de ese partido, de entre Mario Riestra Piña y Felipe Velázquez Gutiérrez.
Pero la intentona no proviene de los integrantes del Comité Directivo Estatal, al menos no de forma legal, sino de Velázquez, quien, solito, sin que nadie se lo dijera, se dio cuenta de que podía anular a los “faltistas” para restarle votos a su contrincante.
Ayer lo secundó Marcos Castro, secretario general en funciones, quien dijo que los consejeros sí pueden perder su derecho a votar en el proceso de renovación de la dirigencia.
Aseguró que el reglamento del partido estipula que aquellos integrantes del Consejo Estatal que tienen más de dos faltas consecutivas perderán su vigencia de derechos, norma que es aplicable no solo en la renovación de la dirigencia estatal, sino en otras actividades en las que tienen injerencia los consejeros.
Incluso admitió que él es el encargado de revisar las inasistencias de los consejeros, las de todos, para pasar su reporte al Comité Ejecutivo Nacional de Jorge Romero Herrar, que tendrá la última palabra en este conflicto.
La operación de los dirigentes actuales a favor de Velázquez (el candidato de Eduardo Rivera Pérez) es clara. Ya deberían emitir un documento que dé por ganador al exsecretario de Desarrollo Urbano del ayuntamiento de Puebla para evitarse todo el teatro que han armado.
