Es comprensible que Rodrigo Abdala Dartigues quiera marcharse al Poder Judicial de la Federación.

Tras fracasar como aspirante a gobernador, primero, y a presidente municipal de Puebla, después, y de haber vuelto a desempeñarse como titular de la Delegación de los Programas del Bienestar en el estado, es fácil de entender que ahora quiera decirle adiós a todo eso para emprender un nuevo derrotero.

Entre la doble aspiración para ocupar un cargo de elección popular y el retorno a la burocracia dorada tuvo también un transitar fallido por el equipo de colaboradores de Alejandro Armenta Mier. Fue coordinador general de campaña del entonces candidato a gobernador y luego no pareció encontrar espacio en la transición.

Por eso no causó extrañeza que Abdala Dartigues apareciera como una de las 18 mil 447 personas registradas hasta ayer en el país para competir por uno de los 900 cargos judiciales que estarán en disputa el próximo año.

Abdala se inscribió el 21 de noviembre y aspira a ocupar el cargo de magistrado del Tribunal Colegiado del Tercer Circuito en materia penal.

A ver si ahora sí llega a la elección.

Porque, como se sabe, antes de llegar a las boletas electorales tendrá que ser avalado por el comité de notables que ha conformado la 4T (a partir de la reforma lopezobradorista) para recibir el visto bueno.

Tal vez aquí consiga el éxito que no pudo en las otras contiendas.

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¿Cómo andarán las cosas en el cuarto de guerra del candidato oficial a la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN que el jefe de todos sus integrantes, Eduardo Rivera Pérez, ha recurrido a un viejo aliado para tratar de recuperar la plaza de Tehuacán?

Este municipio es el segundo más grande del estado, pero tiene apenas cinco militantes representados en el Consejo Estatal. Incluso así, con tan escasa participación en el órgano partidista que definirá al relevo de Augusta Valentina Díaz de Rivera, esa media decena de consejeros ha expresado sus simpatías por la candidatura de Mario Riestra Piña, lo que metió preocupación en el jefe de campaña de José Felipe Velázquez Gutiérrez.

Allá en Tehuacán quieren un cambio en la dirigencia.

El rechazo en contra de Velázquez no es personal, pero saben que su eventual arribo a la presidencia significaría el continuismo de las (malas) prácticas partidistas de los últimos tres años.

Sabedor de ello, Eduardo Rivera ha tenido que recurrir a Felipe Mojarro Arroyo para convertirlo en operador de todas las confianzas de la campaña de su candidato.

Hoy el exfuncionario del ayuntamiento, exdelegado del Infonavit y expresidente municipal de Tehuacán tiene la encomienda de voltear la opinión de esos cinco consejeros, para obsequiarle su voto al candidato oficial.

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Un asunto del que poco se habla en San Pedro Cholula, pero que es de alta importancia para las finanzas del ayuntamiento y por tanto de su capacidad para responder a las demandas de la población, tiene que ver con la mala (malísima) recaudación del gobierno de Paola Angón Silva.

Por segundo año consecutivo, el vecino ayuntamiento de Cuautlancingo superará en techo financiero a San Pedro Cholula. Para el 2025 en este municipio se espera contar con un presupuesto anual de 747 millones de pesos.

Esa cantidad es 35 millones de pesos mayor a la que prevén manejar en San Pedro Cholula, que es de 712 millones.

La captación de recursos públicos en San Pedro cayó en la administración de Angón, pues la gente dejó de pagar sus impuestos, a diferencia de lo que sucede en Cuautlancingo, donde aun cuando es más pequeño en población, logró una mayor recaudación.

Este asunto no es menor y representa un reto importante para el gobierno de la morenista Tonantzin Fernández Díaz.

Cholula no tendría que estar debajo de Cuautlancingo, al menos no por la incapacidad del ayuntamiento para motivar u obligar a los ciudadanos a pagar sus contribuciones.