¿Le vendría bien al municipio de Puebla un cambio emergente de titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana?
¿Será mejor para la seguridad de la capital del estado sustituir a Fernando Rosales Solís por un nuevo mando policiaco?
Y si fuese así, ¿habría que seguir la política marcada por el gobernador electo, Alejandro Armenta Mier, para buscar de entre las filas de la Secretaría de Marina al eventual relevo?
Esas son tres interrogantes que se han hecho de manera sigilosa en el ayuntamiento de Puebla y más allá de este gobierno a partir de los acontecimientos ocurridos en el último mes y medio, justo a partir del arribo de José Chedraui Budib a la presidencia municipal (y de Rosales Solís a la Secretaría de Seguridad Ciudadana).
Sin necesidad de recurrir a las cifras oficiales la percepción que se tiene en torno al tema de seguridad arroja un saldo negativo para las nuevas autoridades.
Eso es lo que ha llevado a preguntarse allá adentro si será necesario un cambio de mando y a susurrar desde fuera, entre algunos de los integrantes del gobierno estatal electo, acerca de la conveniencia no solo de concretar el relevo, sino de procurar que el nuevo servidor público emane de la Marina, para homologar los trabajos con lo que se hará desde la administración de Armenta Mier.
De los asesinatos o “ataques dirigidos” se ha pasado a la cascada de asaltos inusuales en el pasado, por lo que se ha generado una percepción de desbordamiento de la delincuencia que obliga a preguntar qué se ha hecho o qué se está haciendo mal.
Seguramente “Pepe” Chedraui querrá conservar a su secretario de Seguridad y eso es comprensible. Un cambio de esa naturaleza a menos de dos meses de haber comenzado el gobierno mostraría falta de conocimiento y de oficio para armar un equipo de trabajo.
Los de fuera piensan distinto. Allá esperan el momento en que ese cambio se dé para meter un marino más en tareas de combate a los criminales.
Es poco probable que Chedraui ceda a las presiones que le llegan, así que habrá que seguir con el secretario que se encuentra en funciones y esperar que éste haga lo que tenga que hacer para que cesen los acontecimientos delictivos, o por lo menos disminuyan.
Porque la percepción no es inventada ni se ha originado en la imaginación de la gente.
Lo que se ve está ocurriendo, es real.
* * *
Después de lo sucedido en el ayuntamiento de Puebla al cierre del trienio gobernado por la dupla Eduardo Rivera Pérez - Adán Domínguez Sánchez han surgido dudas y temores alrededor de lo que pasará con la administración estatal que está por fenecer.
Decenas de empresarios que prestaron sus servicios al ayuntamiento de Puebla se quedaron sin cobrar por ello y hasta el día de hoy sufren por la incertidumbre de no saber si lo harán o no en el gobierno de Chedraui Budib. No por culpa del alcalde recién entrado en funciones, sino de los dos anteriores, que no dejaron dinero disponible para hacer esos pagos.
Constructores y proveedores del gobierno del estado en general se preguntan estos días si ellos sí podrán cobrar su dinero.
La respuesta la dio ayer el secretario de Infraestructura, Luis Roberto Tenorio García, en el Congreso del estado.
Durante su comparecencia ante los diputados locales, el funcionario aseguró que, aunque haya proyectos que quedarán sin concluir al 13 de diciembre, cuando finaliza la gestión estatal, su financiamiento está garantizado y la próxima autoridad no tendrá que desembolsar recursos para pagarlos.
Como ejemplo de eso mencionó varios ejemplos. Uno de ellos el distribuidor vial Ejército de Oriente, que lleva un avance del 95 por ciento en su construcción y conecta al Bulevar 18 de noviembre con la carretera federal a Tehuacán. El dinero está garantizado.
Lo mismo que los recursos para el pago del nuevo edificio de la Secretaría de Finanzas, que se construye en la Avenida Cúmulo de Virgo, cuya obra lleva apenas un 40 por ciento de avance físico.
Parece que aquí se tomaron las previsiones necesarias y que no pasará lo que ocurrió en el ayuntamiento de Puebla.