El pasado 16 de septiembre los mexicanos celebramos el 214 aniversario de nuestra independencia. La independencia mexicana fue el final de la lucha iniciada el 16 de septiembre de 1810 fue el despertar del sentimiento independentista dado por el descontento social, lucha que finalizaría en septiembre de 1821 con la independencia total de México de la corona española.
Por otra parte, la soberanía es tema fundamental en la política y el derecho internacional. En México, la Constitución Política establece que la soberanía reside en el pueblo y se ejerce a través de los Poderes de la Unión, de los Estados y la Ciudad de México. Pero ¿Cómo identificar la soberanía en México?
Significa que las decisiones políticas y legales son tomadas por y en beneficio de toda la población. En consecuencia, un país soberano tiene el poder absoluto y supremo en su territorio, lo que implica que no está sujeto a la autoridad o control de otros países o gobiernos.
Preciso, la soberanía de un país radica en su capacidad de tomar decisiones independientes y defender sus intereses a nivel internacional. Esta independencia política y económica permite a un país establecer sus propias leyes, políticas y relaciones internacionales sin la interferencia de otras naciones.
Existen dos escuelas de pensamiento sobre la soberanía de un país. La primera plantea “un país es más soberano si el gobierno es propietario de empresas, especialmente las estratégicas, es decir, cuantas más empresas tenga el gobierno bajo su control, mayor será la soberanía del país. Sin embargo, esta interpretación limitada de la soberanía carece de lógica y fundamento”.
La segunda escuela de pensamiento considera “la soberanía de un país está relacionada con el progreso, el crecimiento y el aumento de los estándares de vida de sus ciudadanos. Cuanto más progrese y se desarrolle un país, más potencia tendrá y, por lo tanto, será más soberano. Esta visión amplia de la soberanía se basa en la independencia producida por el progreso y la riqueza”.
Lo anterior enmarca la última arenga del presidente López Obrador, con el tradicional Grito de Independencia y fiel a su estilo, agregó algunas partes a su discurso. Fueron 23 “vivas”, entre los que destacó una para la cuarta transformación, a los trabajadores de nuestro país y al amor. Además, dio cuatro “mueran”, en referencia al combate a la corrupción, el racismo o la avaricia.
Cabría entonces preguntarnos, ¿todos los temas de violencia, inseguridad, cobro de piso, desapariciones, ejecuciones, corrupción etc. etc., que día a día padecemos los mexicanos; al escuchar esta arenga han desaparecido?
Pero si es frustrante para cualquier ciudadano, lo es más en los altos mandos militares, ejemplo; el pasado lunes el Comandante de la Tercera Región Militar, del Estado de Sinaloa, General Jesús Leana Ojeda, al referirse a Culiacán señalo, “Esperemos que sea lo más rápido posible, pero no depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos que dejen de hacer su confrontación entre ellos, y que estén dejando a la población en paz, para que vivan con tranquilidad… Depende de ellos, son los que hacen las agresiones y los que están cobrando vidas; nosotros no, al contrario, estamos acá para evitar que tengan confrontaciones y haya pérdidas de vidas humanas”; dejo ver la impotencia de verse impedidos para actuar.
El presidente López Obrador prometió acabar con la inseguridad en cien días, la prolongo a seis meses, posteriormente en dos años y así hemos llegaremos al final de su mandato sin resolver este lamentable flagelo.
Luego entonces, resulta lamentable que, para abordar los temas de soberanía e independencia se recurra solo a un discurso absolutamente ideologizado y, se siga alimentando la polarización para evitar cualquier cuestionamiento.
No es posible continuar en el camino de la polarización solo para detentar el poder, ello permite a los más radicales y dogmáticos dominar la discusión en la construcción de la agenda nacional; lo cual acotara el avance y desarrollo del país.
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