La jefa del poder ejecutivo, Claudia Sheinbaum, al señalar que ejercerá un gobierno cercano y para todos, debe fortalecer a las instituciones por medio del diálogo y el debate abierto, no sometiendo o humillando al poder Judicial como lo ha hecho el poder legislativo; se debe dignificar el ejercicio público, con acciones que generen confianza a la ciudadanía y certidumbre al interior y exterior del país.
Durante el periodo de la actual administración, se han suscitado abominables masacres y acontecimientos violentos en gran parte del territorio nacional, sin que se conozca a los responsables; dejando a merced de la delincuencia o de grupos criminales a las víctimas, familiares e incluso a poblaciones enteras.
Lamentablemente, los ciudadanos ante este tipo de manifestaciones reprobables enfrentamos nuestra vida cotidiana, la interrogante es ¿debemos acostumbrarnos?, o ese es el estado de “bienestar” del segundo piso de la 4ta transformación. Las crisis de inseguridad, corrupción, violación a las garantías individuales, es síntoma de que México transita con un Estado debilitado, una sociedad enfrentada, dividida entre la pobreza y desesperanza.
Los actuales acontecimientos obligan a replantearnos: ¿Cuánto más debemos soportar?, ¿cuáles serán sus efectos nocivos?; el crimen organizado no surgió de la espontaneidad, se consolida y crece por la complacencia del gobierno.
Claro que, la política económica y social no han podido reorientar el crecimiento, situación que ha propiciado, el auge de la criminalidad; el desempleo, la pobreza y la falta de oportunidades para millones de mexicanos, es un problema lacerante, el cual debe atenderse de manera urgente, transparentando los recursos públicos.
De frente a esta realidad, la sociedad adopta los cambios, pero, si no protegemos y fortalecemos nuestras instituciones, y se sigue tolerando la anarquía, corremos el riesgo de caer en la ingobernabilidad, el nuevo gobierno, debe orientar su quehacer político, ideológico y filosófico; interpretando fielmente su misión, con un carácter ético, que aglutine y atienda las justas demandas sociales.
Situación que ha debilitado al Estado mexicano, con instituciones judiciales colapsadas. El capital con el que debe contar un gobierno frente a sus gobernados se llama “confianza”; su pérdida mina la base social y ante la falta de credibilidad en México, como vamos a reconstruir al Estado, pues este deterioro, derivará en que cualquier acontecimiento público sea objeto de burla.
Como el penoso espectáculo de la mayoría oficialista en el Senado de la tómbola, con las pelotas rodando fuera de control. Estos hechos denigrantes dañan la gobernabilidad, la democracia y la división de poderes; cuyo costo social presente y futuro, al final terminaremos pagando todos los mexicanos.
Justo cuando este acontecimiento se suscitaba, la Real Academia de las Ciencias de Suecia anunciaba a los ganadores del Premio Nobel de Economía, siendo el turco-estadounidense Daron Acemoglu y los británico-estadounidenses Simon Johnson y James A. Robinson por sus investigaciones sobre “las instituciones y cómo afectan a la prosperidad de las naciones”. Estos 3 economistas documentaron el impacto dañino en el desarrollo de los países y las diferencias entre las instituciones de una sociedad.
Este estudio de caso del 2012 en la frontera de México, de “cómo las sociedades con principios de derecho débiles e instituciones que explotan a la población no generan crecimiento ni cambios para bien”, los llevo a ganar el premio Nobel de Economía 2024; nuestro país resulto el ejemplo tangible de esas teorías.
Por el lado que se analice, resulta no entendible que, en México, quienes han dedicado casi la totalidad de su vida profesional en el Poder Judicial sea truncada, frustrada y denigrada, por medio de una autoritaria tómbola.
Caímos tan bajo por intereses personales y autoritarios del poder político para afectar el desempeño de las instituciones y, con ello se dinamite y vulnere la confianza en el Estado de Derecho en nuestro país.
Sus comentarios.jrobertofl2021@outlook.com