/ martes 19 de noviembre de 2024

Estemos de acuerdo en no estar de acuerdo

El once de septiembre de dos mil veintitrés rendí protesta como integrante de la Comisión Estatal de Procesos Electorales del PAN en el estado de Puebla (CEPE). Dicha Comisión es la encargada de interpretar y aplicar las disposiciones normativas que rigen el proceso para la renovación del Comité Directivo Estatal del PAN.

El panismo poblano cuenta con más de veintiún mil militantes, convirtiéndolo en el tercer estado con mayor número de militancia después del Estado de México (treinta y un mil) y Veracruz (veintiséis mil); también, contamos con ciento trece estructuras municipales que cubren más del cincuenta por ciento del territorio en el estado. Somos un partido acrecentado por nuestro legado democrático, como por ejemplo, haberle dado a Puebla y al PAN, a su primera mujer gobernadora en la persona de la maestra Martha Erika Alonso Hidalgo.

No obstante, debemos reconocer que electoralmente vivimos las horas más bajas en mucho tiempo, debido a que perdimos de forma contundente casi todos los cargos a los que como partido aspirábamos ganar en el pasado proceso electoral, empezando por la gubernatura. En el ejercicio de gobierno, la sociedad tampoco nos tiene en la mejor estima, y con justa razón, los baches en la ciudad de Puebla y los señalamientos de corrupción en la administración municipal, así como el deterioro en la percepción de seguridad, de momento nos descalifican como una opción política viable y vigente.

La losa no pesa solamente sobre los responsables de los resultados de gobierno, también, se extiende a quienes somos panistas a pesar de eso. En ese sentido, vigencia es la palabra que cobra especial relevancia en el proceso de renovación que culmina con la sesión del Consejo Estatal el quince de diciembre, pues, vigencia es lo que nos jugamos como institución política en el estado de cara al proceso electoral en 2027.

Serán las y los consejeros estatales quienes deban decidir quién o quiénes asumirán la enorme responsabilidad de reinventar el partido los próximos tres años frente a un Congreso y un gobierno estatal de Morena y aliados, pero sobre todo, frente a un gobierno federal que promete seguir sacudiendo el sistema.

Por eso, la reinvención del PAN no puede ser únicamente un asunto de formas, palabras o eslogan, sino de oferta, ser capaces de ofrecer lo que otros partidos políticos no pueden y no quieren, empezando por la congruencia entre lo que se dice ser y lo que se termina siendo. Asumirnos como demócratas con todo y los riesgos que eso implique a los proyectos personales. Ninguna trayectoria por muy plausible que sea, debe aspirar a la jubilación dorada anulando en el camino a otras generaciones o ideas.

Mi responsabilidad como comisionado y consejero estatal será garantizar que el proceso interno le dé a los panistas y a la sociedad la mejor versión posible del PAN. Demostrar y demostrarnos que si en el PRI y en Morena se consolidan los cacicazgos, en Acción Nacional para salud de la democracia, estamos de acuerdo en no estar de acuerdo.

El once de septiembre de dos mil veintitrés rendí protesta como integrante de la Comisión Estatal de Procesos Electorales del PAN en el estado de Puebla (CEPE). Dicha Comisión es la encargada de interpretar y aplicar las disposiciones normativas que rigen el proceso para la renovación del Comité Directivo Estatal del PAN.

El panismo poblano cuenta con más de veintiún mil militantes, convirtiéndolo en el tercer estado con mayor número de militancia después del Estado de México (treinta y un mil) y Veracruz (veintiséis mil); también, contamos con ciento trece estructuras municipales que cubren más del cincuenta por ciento del territorio en el estado. Somos un partido acrecentado por nuestro legado democrático, como por ejemplo, haberle dado a Puebla y al PAN, a su primera mujer gobernadora en la persona de la maestra Martha Erika Alonso Hidalgo.

No obstante, debemos reconocer que electoralmente vivimos las horas más bajas en mucho tiempo, debido a que perdimos de forma contundente casi todos los cargos a los que como partido aspirábamos ganar en el pasado proceso electoral, empezando por la gubernatura. En el ejercicio de gobierno, la sociedad tampoco nos tiene en la mejor estima, y con justa razón, los baches en la ciudad de Puebla y los señalamientos de corrupción en la administración municipal, así como el deterioro en la percepción de seguridad, de momento nos descalifican como una opción política viable y vigente.

La losa no pesa solamente sobre los responsables de los resultados de gobierno, también, se extiende a quienes somos panistas a pesar de eso. En ese sentido, vigencia es la palabra que cobra especial relevancia en el proceso de renovación que culmina con la sesión del Consejo Estatal el quince de diciembre, pues, vigencia es lo que nos jugamos como institución política en el estado de cara al proceso electoral en 2027.

Serán las y los consejeros estatales quienes deban decidir quién o quiénes asumirán la enorme responsabilidad de reinventar el partido los próximos tres años frente a un Congreso y un gobierno estatal de Morena y aliados, pero sobre todo, frente a un gobierno federal que promete seguir sacudiendo el sistema.

Por eso, la reinvención del PAN no puede ser únicamente un asunto de formas, palabras o eslogan, sino de oferta, ser capaces de ofrecer lo que otros partidos políticos no pueden y no quieren, empezando por la congruencia entre lo que se dice ser y lo que se termina siendo. Asumirnos como demócratas con todo y los riesgos que eso implique a los proyectos personales. Ninguna trayectoria por muy plausible que sea, debe aspirar a la jubilación dorada anulando en el camino a otras generaciones o ideas.

Mi responsabilidad como comisionado y consejero estatal será garantizar que el proceso interno le dé a los panistas y a la sociedad la mejor versión posible del PAN. Demostrar y demostrarnos que si en el PRI y en Morena se consolidan los cacicazgos, en Acción Nacional para salud de la democracia, estamos de acuerdo en no estar de acuerdo.