/ viernes 4 de noviembre de 2022

Festividad vs pérdida de vidas humanas en México

Cada año, a finales del mes de octubre y los primeros 2 días de noviembre, en la gran mayoría de hogares mexicanos honramos la memoria de familiares, amigos y demás amistades; tradición que se ha trasmitido por varias generaciones y que afortunadamente hoy con distintas manifestaciones, se da continuidad.

Prácticamente en todas las regiones de México, persisten estas importantes tradiciones, por medio de altares con ofrendas, la representación de las catrinas y de la muerte en diversas manifestaciones forman parte del imaginario, actualmente este espectáculo masivo se representa mediante el ingenio, el humor y folklor el cual da sentido a la tradición, formando parte de nuestra cultura, que es patrimonio de la humanidad.

Esta algarabía, colorido y alegría, contrasta con la actitud del gobierno federal en ignorar o minimizar las muertes ocurridas por feminicidios, la pandemia, los asesinatos dolosos y las masacres; denota una total desconexión con la dolorosa y difícil realidad que vivimos y enfrentamos día a día en México.

Y si bien, suponiendo que el actual régimen del presidente Obrador hubiese querido rendir homenaje a todos los seres humanos que durante su mandato han muerto por sus decisiones, acciones u omisiones, tendría que haberlo realizado un poco más de 825 mil ofrendas; esto sin contar las más de 34 mil personas desaparecidas durante este periodo.

A la fecha las estadísticas señalan que la perdida de vidas humanas se desglosan en: “130 mil homicidios, 650 mil personas perdieron la vida como resultado de malas decisiones adoptadas por las autoridades sanitarias federales para atender la pandemia por el covid-19, 11 mil mujeres han muerto como consecuencia de la creciente violencia de género y más de 3 mil 500 niños y niñas perdieron la batalla contra el cáncer al no recibir oportunamente los tratamientos que les habrían podido salvar la vida”.

De esa dimensión son las lamentables pérdidas de vidas que pudieron haberse evitado, son pérdidas humanas que no sólo quedarán en la estadística, sino en la memoria de miles de familias que, en estos cuatro años, han tenido que enfrentar un luto inesperado como consecuencia de la ineficiencia e indolencia, de las autoridades gubernamentales.

Claro que es lamentable el desempeño de los funcionarios y, a pesar de ello solo se preocupan y ocupan por seguir manteniendo el poder político, las vidas de los mexicanos no les importan, siempre y cuando no les afecte electoralmente, por ello les resulta irrelevante el número de decesos por las causas antes descritas. Lo más lamentable es que los responsables de estas pérdidas humanas continúen ocupando sus cargos y gozando de impunidad.

Y que decir de las valiosísimas perdidas del personal de la salud, que en su gran mayoría se infectaron y perdieron la vida, debido principalmente a las condiciones precarias que recibían de la administración federal del sector salud, es decir, que dieron su vida por salvar otras; a cambio, el gobierno federal los trato con indiferencia en lugar de reconocerles y homenajearles.

Inseguridad, violación al estado de derecho, violencia, desatención al sector salud, etc. carcomen a nuestro México y, la estrategia de “Abrazos, no balazos”, sigue acabando con las vidas de seres humanos inocentes y al parecer continuara en lo que resta del sexenio.

En síntesis y dimensionando la gravedad de lo expuesto, en México hay nueve veces más muertos que en el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Es decir que la paz en México es de mayor letalidad que en la guerra.

El daño de la llamada 4t ha sido inmenso, ha sembrado odio y alentado la división social; cuando prometió entre otra cosas, luchar contra la pobreza y la corrupción y contrario a ello, ha dejado mayor pobreza y alentado la corrupción ¿y todavía lo que nos falta?

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com


Cada año, a finales del mes de octubre y los primeros 2 días de noviembre, en la gran mayoría de hogares mexicanos honramos la memoria de familiares, amigos y demás amistades; tradición que se ha trasmitido por varias generaciones y que afortunadamente hoy con distintas manifestaciones, se da continuidad.

Prácticamente en todas las regiones de México, persisten estas importantes tradiciones, por medio de altares con ofrendas, la representación de las catrinas y de la muerte en diversas manifestaciones forman parte del imaginario, actualmente este espectáculo masivo se representa mediante el ingenio, el humor y folklor el cual da sentido a la tradición, formando parte de nuestra cultura, que es patrimonio de la humanidad.

Esta algarabía, colorido y alegría, contrasta con la actitud del gobierno federal en ignorar o minimizar las muertes ocurridas por feminicidios, la pandemia, los asesinatos dolosos y las masacres; denota una total desconexión con la dolorosa y difícil realidad que vivimos y enfrentamos día a día en México.

Y si bien, suponiendo que el actual régimen del presidente Obrador hubiese querido rendir homenaje a todos los seres humanos que durante su mandato han muerto por sus decisiones, acciones u omisiones, tendría que haberlo realizado un poco más de 825 mil ofrendas; esto sin contar las más de 34 mil personas desaparecidas durante este periodo.

A la fecha las estadísticas señalan que la perdida de vidas humanas se desglosan en: “130 mil homicidios, 650 mil personas perdieron la vida como resultado de malas decisiones adoptadas por las autoridades sanitarias federales para atender la pandemia por el covid-19, 11 mil mujeres han muerto como consecuencia de la creciente violencia de género y más de 3 mil 500 niños y niñas perdieron la batalla contra el cáncer al no recibir oportunamente los tratamientos que les habrían podido salvar la vida”.

De esa dimensión son las lamentables pérdidas de vidas que pudieron haberse evitado, son pérdidas humanas que no sólo quedarán en la estadística, sino en la memoria de miles de familias que, en estos cuatro años, han tenido que enfrentar un luto inesperado como consecuencia de la ineficiencia e indolencia, de las autoridades gubernamentales.

Claro que es lamentable el desempeño de los funcionarios y, a pesar de ello solo se preocupan y ocupan por seguir manteniendo el poder político, las vidas de los mexicanos no les importan, siempre y cuando no les afecte electoralmente, por ello les resulta irrelevante el número de decesos por las causas antes descritas. Lo más lamentable es que los responsables de estas pérdidas humanas continúen ocupando sus cargos y gozando de impunidad.

Y que decir de las valiosísimas perdidas del personal de la salud, que en su gran mayoría se infectaron y perdieron la vida, debido principalmente a las condiciones precarias que recibían de la administración federal del sector salud, es decir, que dieron su vida por salvar otras; a cambio, el gobierno federal los trato con indiferencia en lugar de reconocerles y homenajearles.

Inseguridad, violación al estado de derecho, violencia, desatención al sector salud, etc. carcomen a nuestro México y, la estrategia de “Abrazos, no balazos”, sigue acabando con las vidas de seres humanos inocentes y al parecer continuara en lo que resta del sexenio.

En síntesis y dimensionando la gravedad de lo expuesto, en México hay nueve veces más muertos que en el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Es decir que la paz en México es de mayor letalidad que en la guerra.

El daño de la llamada 4t ha sido inmenso, ha sembrado odio y alentado la división social; cuando prometió entre otra cosas, luchar contra la pobreza y la corrupción y contrario a ello, ha dejado mayor pobreza y alentado la corrupción ¿y todavía lo que nos falta?

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com