/ lunes 30 de enero de 2023

Frente de Batalla | La escasez de agua y una alternativa de solución

En México se consumen, en promedio, 366 litros de agua por día per cápita, según la ONU, lo que lo coloca en el quinto puesto junto a España. Solo lo superan en este ranking Estados Unidos, Australia, Italia y Japón.

El principal uso es para las actividades agrícolas (76%), seguido del abastecimiento público (14,4%), industria (4,9%) y energía eléctrica (4,7%), de acuerdo con el Consejo Consultivo del Agua, una organización civil dedicada a esta problemática.

México es uno de los 25 países del mundo que enfrenta un mayor estrés hídrico, de acuerdo al Instituto de Recursos Mundiales (WRI siglas en inglés). El estrés hídrico hace referencia a la situación que se da cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible.

A nivel mundial, el estrés hídrico afecta a cerca del 36% de la población, unos 2.4 millones, según estimaciones de ONU. Entre quienes sí acceden, casi un 30% no cuenta con la cantidad ni la calidad suficiente.

Entre 12.5 y 15 millones de habitantes no tienen acceso a agua potable en México, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lo que representa un 10% de la población aproximadamente.

En el Valle de México se desperdicia aproximadamente la mitad de agua, según cifras de la ONU.

En la capital, según la Secretaria del Medio Ambiente de la Ciudad de México, las tres causas de desperdicio son los problemas en la operación e infraestructura para poder captar y distribuir el agua, los malos hábitos de consumo de los usuarios y la falta de la cultura de reúso, separación y aprovechamiento de agua de lluvia.

La escasez de agua en zonas urbanas empeorará para 2050, según la proyección del estudio publicado en Nature (una de las más prestigiosas revistas científicas a nivel mundial)

México será uno de los 10 países donde aumente más la escasez, según la proyección de los investigadores, que podría llegar a afectar a 74.8 millones de habitantes, lo que representa un aumento de casi el 50%.

Por ello, la reutilización de agua como un proceso que permite aprovechar el vital líquido forma parte de una iniciativa que desde el Senado de la República se impulsará ante el problema de escasez que existe el país.

El suministro de agua potable en nuestras viviendas (entre 150 y 300 litros por persona y día) como máximo solo el 10% es consumido para uso potable; mientras que, el 60 % es para otros usos domésticos como limpieza, riego, etc. (aguas grises) y el 30 % restante, lo que llamamos aguas negras, es para el uso en inodoros y arrastres de otros residuos.

Tan solo el 45% del uso doméstico necesitaría una calidad de agua “potable” pudiendo ser el resto susceptible aguas con menor calidad.

El objetivo de la iniciativa es impulsar uno de los principios que fomentan la política hídrica nacional para abastecer en cantidad y calidad, a una población a 15 millones de personas en México, que no cuentan con este servicio en sus domicilios.

Los sistemas de captación y aprovechamiento de agua de lluvia representan una opción técnica y económicamente viable, para abastecer en cantidad y calidad y asegurar el abasto.


En México se consumen, en promedio, 366 litros de agua por día per cápita, según la ONU, lo que lo coloca en el quinto puesto junto a España. Solo lo superan en este ranking Estados Unidos, Australia, Italia y Japón.

El principal uso es para las actividades agrícolas (76%), seguido del abastecimiento público (14,4%), industria (4,9%) y energía eléctrica (4,7%), de acuerdo con el Consejo Consultivo del Agua, una organización civil dedicada a esta problemática.

México es uno de los 25 países del mundo que enfrenta un mayor estrés hídrico, de acuerdo al Instituto de Recursos Mundiales (WRI siglas en inglés). El estrés hídrico hace referencia a la situación que se da cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible.

A nivel mundial, el estrés hídrico afecta a cerca del 36% de la población, unos 2.4 millones, según estimaciones de ONU. Entre quienes sí acceden, casi un 30% no cuenta con la cantidad ni la calidad suficiente.

Entre 12.5 y 15 millones de habitantes no tienen acceso a agua potable en México, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lo que representa un 10% de la población aproximadamente.

En el Valle de México se desperdicia aproximadamente la mitad de agua, según cifras de la ONU.

En la capital, según la Secretaria del Medio Ambiente de la Ciudad de México, las tres causas de desperdicio son los problemas en la operación e infraestructura para poder captar y distribuir el agua, los malos hábitos de consumo de los usuarios y la falta de la cultura de reúso, separación y aprovechamiento de agua de lluvia.

La escasez de agua en zonas urbanas empeorará para 2050, según la proyección del estudio publicado en Nature (una de las más prestigiosas revistas científicas a nivel mundial)

México será uno de los 10 países donde aumente más la escasez, según la proyección de los investigadores, que podría llegar a afectar a 74.8 millones de habitantes, lo que representa un aumento de casi el 50%.

Por ello, la reutilización de agua como un proceso que permite aprovechar el vital líquido forma parte de una iniciativa que desde el Senado de la República se impulsará ante el problema de escasez que existe el país.

El suministro de agua potable en nuestras viviendas (entre 150 y 300 litros por persona y día) como máximo solo el 10% es consumido para uso potable; mientras que, el 60 % es para otros usos domésticos como limpieza, riego, etc. (aguas grises) y el 30 % restante, lo que llamamos aguas negras, es para el uso en inodoros y arrastres de otros residuos.

Tan solo el 45% del uso doméstico necesitaría una calidad de agua “potable” pudiendo ser el resto susceptible aguas con menor calidad.

El objetivo de la iniciativa es impulsar uno de los principios que fomentan la política hídrica nacional para abastecer en cantidad y calidad, a una población a 15 millones de personas en México, que no cuentan con este servicio en sus domicilios.

Los sistemas de captación y aprovechamiento de agua de lluvia representan una opción técnica y económicamente viable, para abastecer en cantidad y calidad y asegurar el abasto.