Desgraciadamente el país se encuentra profundamente dividido entre “chairos” y “fifís”; entre “conservadores” y “liberales”. La arenga diaria desde el púlpito presidencial ha hecho efecto y esa tajante división que nunca un estadista debe hacer ha logrado, no tan solo polarizar a la sociedad, sino hasta dividir a las familias de nuestro querido México. Esto se ve ya en la vida diaria y lo veremos más en las elecciones del mes de junio.
Desgraciadamente, de conformidad con muchos analistas económicos estamos en la peor situación económica de los últimos 30 años y no precisamente por causa de la pandemia. Se advierte cada día una gran fuga de divisas. La salida de capitales en el segundo semestre del 2020 fue equivalente al 6% del PIB (más de mil 300 millones de pesos). Veinte años nos costará a los mexicanos pagar un aeropuerto que no se construyó. Esto lo confirma la sociedad civil apartidista “Signos Vitales” -que entre sus integrantes tiene a María Amparo Casar, Enrique Cárdenas, Julio Frenk y Federico Reyes Heroles- en un análisis titulado “México enfermo”, en el que se habla de indicios de un régimen totalitario “… que tomó el camino equivocado en materia económica frente la crisis sanitaria, ya que decidió privilegiar el bajo déficit público y no recurrir al endeudamiento. No apoyó a las familias en sus ingresos y la subsistencia de las empresas y el empleo.” El saldo es que la actividad económica del 2020 resultó semejante a la registrada en el 2014 y en términos per cápita será del nivel que teníamos en el 2010, el consumo de las familias tiene un retroceso de 10 años, la inversión fija bruta ha retrocedido 16 años, la tasa de desempleo ronda en un 15 % y se habla del cierre de medio millón de empresas.
La contracción en el consumo de casi 24% a tasa anual, la reducción de 62.6% en los ingresos de las empresas debido a los cierres, la brecha laboral del 40% y la quiebra de más de 450,000 empresas conducen inexorablemente a la reducción en la recaudación fiscal. La diferencia entre lo recaudado y lo previsto -nos dice esta organización- asciende a 169 mil millones de pesos a junio del 2020.
Por otra parte, el Director de Pemex, Octavio Romero, informó que la petrolera perdió en el 2020 480,966 millones de pesos (20 mil millones de dólares aproximadamente), que equivalen a un 38% más que en el 2019.
Las micros y pequeñas empresas -que en México son la mayoría y fuente de sostenimiento de nuestra economía-, según su presidente, Alejandro Salcedo Pacheco, tuvieron una pérdida de 30 mil millones de pesos, pero puede llegar a ser de más de 250 mil millones al término de la crisis sanitaria. Señala el dirigente que ha habido una indiferencia gubernamental a su problemática, lo que ocasionó una caída del 50% de sus ingresos y el cierre de más de 1 millón de empresas, que representa 2.9 millones de personas sin trabajo. Desgraciadamente el empleo se ha caído y aun cuando se habla en este año de una recuperación, lo cierto es que entre la economía formal y la informal el problema ronda los 12 millones de personas sin empleo.
Esta es la cara y el tamaño de la crisis que enfrentamos en México. No existe familia de la clase media y pobre que no esté sufriendo esta situación. Y entonces recordamos que el Presidente dijo que esta pandemia le había caído “como anillo al dedo para su cuarta transformación”, y nos preguntamos ¿de qué se trata? ¿Está con la gente o sólo busca el triunfo de su proyecto político? Esto es, sólo ha destruido las instituciones, pero nunca castigó a los corruptos, nunca denunció formalmente a nadie y solo ha propiciado más pobreza, más violencia, menos educación y menos salud, ¿con ese sólo fin? Entonces, éste es el gobierno, de la muerte y de la destrucción.
Continuaré para terminar este análisis, el viernes 9 de abril del 2021; si DIOS lo permite.