/ martes 12 de noviembre de 2024

Jorge Romero, el país está en emergencia

Hace seis años el Partido Acción Nacional (PAN) gobernaba once estados de la república, hoy gobierna solo cuatro; en 2024, al término de un gobierno federal al que mucho le pudimos contrastar, no solo no crecimos, disminuimos nuestra presencia electoral en más de trescientos mil votos. Y quizás, lo más grave de toda nuestra circunstancia política, sea la testimonial representación que ahora tenemos tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, pues de 2021 a 2024, pasamos de 24 senadores a 21 y de 112 diputados a 71 respectivamente. Esos números nos condenan a la irrelevancia y lo peor, invisibilizan al 46% de la población que no votó por Morena y aliados.

¿Cómo es que la segunda fuerza política de oposición en el país habrá de frenar a una presidenta que no necesita legitimarse con acuerdos? Ya vimos que las mesas análisis de señora prejuiciosa con Alazrazki y otros tantos comunicadores no nos llevaron a incrementar nuestra preferencia electoral, por el contrario, afianzaron el estereotipo que la sociedad tiene del PAN, como un partido lejano y elitista.

Ya vimos también que las mareas rosas no representaron el crisol de un país en descontento, por el contrario, consolidaron los votos de las personas para las que no somos una opción. Como partido hemos sido tan o más responsables que López Obrador de fragmentar a la sociedad mexicana entre chairos o fifís, entre aspiracionistas o cuatroteistas. El fracaso de un gobierno también es el fracaso de su oposición. La desaparición del poder judicial también pesa sobre nuestro legado.

Hoy, el gran reto del PAN es no verse superado por otra oposición, sobre todo cuando esta puede venir de Morena. Así como en 1988, fueron los disidentes del PRI los que provocaron las reformas del PRI, ahora el PAN debe relanzar, reconstruir, renovar y restablecer sus vínculos con la sociedad mexicana para aplazar el ostracismo político.

La batalla también es cultural presidente Jorge. Con Vicente Fox se cristalizó el apostolado democrático que iniciaron panistas como Clouthier, Fernández de Ceballos o Luis H Álvarez, pero después de ellos, nada pasó y sigue sin ocurrir. Nadie regatea las contribuciones de Acción Nacional a la democracia, entre las que se encuentran: la credencial para votar con fotografía, las instituciones electorales independientes, los mecanismos de transparencia y la enajenación de los programas sociales a los fines electorales. Lo que reclamamos al PAN es su incapacidad para evolucionar frente a las posturas en las que la sociedad exige definición.

Los panistas más jóvenes admiramos y respetamos la trayectoria de figuras que han promovido durante años la marca PAN, pero también estamos obligados a destacar que sus esfuerzos son ya insuficientes ante una realidad que hace mucho los superó. El PAN debe gratitud a quienes lo hicieron ser PAN, no jubilaciones.

Jorge, te escribe otro panista, que votó por ti porque cree en tu liderazgo. Te deseo todo el éxito como presidente nacional, si te va bien a ti, le va bien al PAN, y si le va bien al PAN, le va bien a México.

Saludos desde Puebla.