Siempre que una persona llega a la presidencia de la república, por lo general suele tener un primer semestre no tan convulso, pues recién se está asentando en el cargo, faltan afinar los últimos detalles en las estrategias a implementar por parte su gabinete, y empieza a notarse poco a poco el cambio de tono con respecto a la administración anterior, sin embargo apenas a 43 días de haber iniciado su gestión como la primera presidenta en la historia de México, Claudia Sheinbaum tuvo su primera semana negra, tras tres duros reveses que además tienen un trasfondo interesante y determinante para el futuro de nuestro país, tres situaciones que también pondrán a prueba la capacidad de la ex Jefa de Gobierno, y nos permitirán a su vez medir el nivel político y capacidad de nuestra mandataria.
La primera de ellas se dio en el marco de la renovación de la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en donde por primera vez Morena se enfrentaba a la verdadera oposición, que es ni más ni menos que Morena, el choque se dio más específicamente entre los grupos de poder de Claudia Sheinbaum contra los de López Obrador, la gente del expresidente se mostró empecinada en reelegir a Rosario Piedra Ibarra, a pesar de haber tenido una gestión vergonzosa donde una y otra vez se puso de lado del gobierno y no de las víctimas, donde las preguntas que le hicieron cuando compareció en el Senado para justificar su reelección las reprobó, donde falsificó una carta de recomendación del obispo emérito Raúl Vera y aun así, la impusieron sobre la candidata de la actual presidenta Nashieli Ramírez, quien fuera la titular de la CDH en la capital del país durante la gestión de Claudia.
Fue tanto el descaro de la bancada morenista por reelegir a la persona peor evaluada que quien terminó votando por la candidata de Sheinbaum fue la oposición, y fue tanta la molestia de la presidenta que al día siguiente en su mañanera le dedicó apenas 8 segundos a lo ocurrido, sin felicitación ni mención a Rosario Piedra, limitándose a decir que fue una decisión del Senado y nada más, lo que significó otra derrota de Claudia a manos de Amlo, reabriendo así el debate de ¿Quién manda realmente?, pues vale la pena recordar que cuando Sheinbaum quería que Omar García Harfuch fuera candidato a Jefe de Gobierno de la CDMX, Amlo decidió que fuera Clara Burgada y fue Clara Brugada, cuando Sheinbaum pidió que no se aprobara la reforma al Poder Judicial a las prisas, Amlo dijo que se apruebe ya y se aprobó la reforma al Poder Judicial a las prisas, cuando Sheinbaum decidió que no quería que Rosario Piedra repitiera en la CNDH, Amlo quiso que sí y reeligieron a Rosario Piedra, entonces, ¿De dónde salen las instrucciones ahora, de Palenque o de Palacio Nacional?
La segunda de ellas vino del otro lado de la frontera sorprendiendo a propios y extraños, pues de un día a otro nos cambiaron a Ken Salazar, el embajador de los Estados Unidos en México pasó de condescender y solapar las groserías, desatenciones y envalentonadas del sexenio anterior, a terminar revelándose hace un mes en contra de la reforma al Poder Judicial, hecho que le valió ser castigado por la actual administración, restringiendo su comunicación al interior de nuestro país exclusivamente mediante la Secretaría de Relaciones Exteriores, sin embargo la semana pasada volvió a disparar contra la Cuarta Transformación y su líder López Obrador, criticando su estrategia de “Abrazos no balazos”, afirmando que fue un fracaso rotundo, que en muchos sentidos agravó la crisis de seguridad en nuestro país (Repercutiendo por supuesto a los Estados Unidos), además de que el expresidente mexicano rechazó por motivos ideológicos la cantidad de 32 millones de dólares que Joe Biden le ofrecía para invertir en el combate al narcotráfico.
Ante esto la presidenta Sheinbaum criticó justificadamente al aún embajador, argumentando no saber a qué Ken Salazar hacerle caso, si al que durante seis años estuvo de acuerdo con todo lo que se decía y hacía en el Lopezobradorato, o al Ken Salazar de hace unos meses que empezó a ser crítico de este y el anterior sexenio, con el que solía llevarse sospechosamente bien, lo anterior sin embargo podría encontrar su explicación en la reciente elección de los Estados Unidos, que dio por ganador a Donald Trump, ya que el discurso de Salazar podría cimentar las bases discursivas para que una vez tome posesión, el futuro presidente de la Unión Americana declare como terroristas a las organizaciones del narcotráfico (Un escenario que parece cada vez más real), justificando su intervención en suelo mexicano bajo el argumento de que nuestro gobierno no puede y no quiere atender la situación de violencia.
Y la verdad es que en ese sentido nuestro gobierno no se esfuerza en desmentir estas acusaciones, exhibiendo una y otra vez las fallas en su estrategia de seguridad, por ejemplo esta semana, no sabiendo siquiera, ni Sheinbaum ni Harfuch de la cancelación de la Feria Ganadera en Culiacán por amenazas del crimen organizado, a pesar de que fue el propio gobernador morenista Rubén Rocha Moya quien hizo oficial la noticia, de hecho fue en plena mañanera, mientras prometían un operativo para garantizar la seguridad del evento, que periodistas les informaron de la noticia, lo que nos hace preguntarnos, ¿De qué se habla entonces en las reuniones de seguridad diarias a las 7:00 AM?
Pero más importante, ¿Cuál será el papel que juegue la presidenta de México para salir adelante de estas complejas situaciones? Veremos, pero el tiempo se agota y el cheque en blanco que le fue expedido a la primera mujer presidenta en México, le puede rebotar si no hay resultados a la vista.