/ viernes 23 de agosto de 2019

La precarización laboral en México

La precarización laboral, es sin duda causada por la flexibilización en las políticas públicas, las cuales aparentemente se modifican para incrementar la creación de empleos y mejorar las condiciones laborales; sin embargo, los resultados muestran precisamente un efecto contrario a través del tiempo.

Pues sin importar el nivel académico, la actividad o el área donde se desarrolla la actividad laboral, se genera una tendencia común, haciendo que la remuneración sea menor y se incremente la jornada laboral; de acuerdo a datos de la OCDE, los trabajadores mexicanos reciben un menor salario y destinan más horas a su actividad laboral, señal que las condiciones laborales han empeorado.

Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el año 2012, puso en la agenda de las condiciones laborales, la precarización del trabajo, definiéndolo como del trabajo precario al trabajo decente “Un medio utilizado por los empleadores para trasladar los riesgos y las responsabilidades a los trabajadores. Es el trabajo que se realiza en la economía formal e informal y que se caracteriza por niveles variables y grados de particularidades objetivas (situación legal) y subjetivas (sensación) de incertidumbre e inseguridad”.

En este mismo sentido. La Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas define la precarización del trabajo como “el resultado de prácticas de empleo de los empleadores, a las que se recurre con el fin de limitar o reducir la plantilla permanente a un mínimo, maximizar su flexibilidad y responsabilizar de los riesgos a los trabajadores”.

Por consiguiente, trabajo precario es “un término que se utiliza para describir un empleo no estándar, de salario bajo, inseguro, que no ofrece protección ni permite al trabajador dar sustento a su familia”.

En fecha reciente, el INEGI señaló que se incrementó el número de mexicanos que laboran en condiciones precarias, en junio de 2019, se presentaron cambios negativos en el mercado laboral; el grado de informalidad laboral y el de condiciones críticas de ocupación aumentaron 0.4 y 0.2 puntos porcentuales respectivamente respecto de mayo. Es decir, el nivel de desempleo no logró reducirse en este periodo.

De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, la Tasa de Desocupación se mantuvo en el nivel de 3.5% a escala nacional, ligeramente más pronunciada en la población femenina (3.7%) que en la masculina (3.5%). Y la tasa de Informalidad se ubicó en 56.8%, lo que implica que 57 de cada 100 mexicanos se encuentra laboralmente vulnerable por la condición irregular de la unidad en la que trabaja o de su relación de trabajo en ella.

Por su parte, la tasa de Condiciones Críticas de Ocupación alcanzó al 19.5% de la población ocupada, lo que implica que 20 de cada 100 ocupados en el país tiene empleos precarios ya sea por el tiempo de sus jornadas laborales, por su nivel de ingresos o por una combinación de ambas.

Otro de los indicadores importantes del mercado laboral es la Tasa de Subocupación, que contempla a todos aquellos trabajadores que están en busca de una ocupación extra para completar sus necesidades de ingresos o de tiempo. En junio el 7.6% de los ocupados se encontró en esta situación, el mismo nivel que el mes anterior.

Respecto al año anterior, el nivel de desempleo, subocupación y precarización laboral eran menores; la informalidad se mantiene sin variación. La diferencia más pronunciada se encuentra en el porcentaje de trabajadores bajo condiciones precarias; mientras en junio de 2018 16.1% de los ocupados estaba en esta situación en junio de este año la cifra ascendió a 19.5 %. Estos datos muestran el deterioro por el cual transitamos en México.

La consecuencia primordial de las características del mercado de trabajo antes señaladas (informalidad, segmentación, escaso crecimiento del empleo privado formal) es la caída de las remuneraciones. El principal elemento en la determinación del ingreso lo constituye la evolución de la relación salarial y las condiciones laborales.

Incluso, la precarización y flexibilización del trabajo profesional, tiende a perpetuarse, materializándose en el trabajo condicionado, de los empleos inestables, temporales o determinados, la violencia simbólica del trabajo profesional decente y digno, en el alto riesgo de perder el empleo disfrazado de pérdida o renuncia por incapacidad o incumplimiento.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com