La toma de protesta de la primera presidenta de México es un momento que quedará grabado para siempre en nuestra historia. Es mucho más que una ceremonia, es el inicio de una nueva etapa, un sueño hecho realidad para millones de mujeres que han luchado durante décadas por romper los techos de cristal. Y no fue solo una toma de protesta, fue un mensaje lleno de fuerza y significado cuando dijo: “Los invito a decir: presidentA con A al final, al igual que abogada, científica, soldada, bombera, doctora, maestra, ingeniera con A porque como nos han enseñado: solo lo que no se nombra, existe”. Hoy más que nunca es necesario que se reconozca la presencia, la lucha y el valor de las mujeres en cada rincón de nuestra sociedad.
El homenaje que la presidenta rindió a las mujeres anónimas, a esas que han transformado el mundo con su esfuerzo y sacrificio, fue uno de los momentos más conmovedores. Mujeres que no salen en los titulares, pero que con su trabajo cotidiano han abierto caminos para que hoy estemos aquí. Este reconocimiento nos llena de esperanza, porque ellas, al igual que nosotras, han luchado en silencio por un lugar en esta sociedad.
Ver a la Maestra Ifigenia Martínez, una mujer que ha sido símbolo de resistencia y lucha, entregando la banda presidencial a la primera mujer en ocupar este cargo, es un acto lleno de simbolismo y justicia histórica. Ifigenia, con su trayectoria incansable, representa el pasado, el presente y el futuro de las mujeres en la política. Que fuera ella quien colocara la banda presidencial es la culminación de una vida dedicada a la justicia social y a abrir puertas para todas nosotras. Su lamentable partida este fin de semana nos deja un vacío, pero también un legado eterno. Ella, con sus acciones, nos mostró que el camino es difícil, pero no imposible. Nos deja el ejemplo de que debemos seguir adelante, siempre.
Y ahora, bajo el liderazgo de nuestra primera presidenta, se envía un paquete de reformas constitucionales que marcan un antes y un después para los derechos de las mujeres en México. La igualdad sustantiva, la igualdad salarial, la paridad de género obligatoria, el fortalecimiento de la Ley Olimpia y la protección contra la violencia vicaria son solo algunos de los temas cruciales que se pondrán sobre la mesa. Estas reformas son más que leyes, son un grito de justicia que resuena en el corazón de todas las mujeres mexicanas. No se trata solo de palabras bonitas, estas reformas buscan garantizar que las mujeres tengamos las mismas oportunidades, que vivamos sin miedo, que nuestras voces sean escuchadas y nuestras vidas respetadas. Las fiscalías especializadas, los protocolos con perspectiva de género, y el derecho a una vida libre de violencia son avances fundamentales que demuestran que el futuro está siendo construido para nosotras, por nosotras.
Este fin de semana no solo marcó un cambio en la política de nuestro país, sino que también subrayó la importancia de tener a una mujer al frente. El legado de la Maestra Ifigenia y el impulso de las reformas son el resultado de generaciones de mujeres que han luchado, y hoy, más que nunca, debemos honrar esa lucha. Porque como bien dijo la presidenta: lo que no se nombra, no existe. Y hoy, las mujeres estamos más presentes que nunca. Este es un momento para celebrar, pero también para recordar que el trabajo apenas comienza.
El camino que se ha abierto es solo el principio, y nos toca a todas seguir avanzando, defendiendo cada logro, y asegurando que las generaciones futuras encuentren un país más justo, más igualitario, y más seguro para todas.
#NuncaSinMujeres #LlegamosTodas