La tentación de reelegirse pone en un dilema a las autoridades municipales que ven la oportunidad de prolongar su mandato tres años más, aunque en la mayoría de casos el poco trabajo y los resultados cortos, los colocan en una posición desfavorable. Y es que, por un lado, la pandemia y por otra, los recortes presupuestales, los han dejado con los brazos cruzados, sin capacidad de reacción ante la emergencia sanitaria.
En Izúcar de Matamoros, el alcalde suplente Benjamín Hernández Lima, simplemente delegó el poder en su regidor de Gobernación, Sergio Valero Orea y en la síndico municipal, Irene Olea Torres, quienes prácticamente son los responsables de las decisiones y la gobernabilidad en el municipio.
Otros alcaldes, aunque están sabedores que los números no les dan para continuar en el cargo, se aferran hasta el último intento, como es el caso de Gustavo Vargas Cabrera, de Huauchinango, quien carece hasta de respaldo de los presidentes auxiliares, mismos que no han visto suficientes apoyos del munícipe en los más de dos años de mandato.
Un caso aparte son los presidentes municipales como Luis Márquez Lecona, de Zacatlán y Andrés Artemio Caballero López, suplente de Tehuacán, quienes han sabido leer el momento histórico en el que se encuentran y han desistido de contender en la elección de junio, sabedores de que sus municipios se encuentran en una difícil situación y que les ha tocado resolverla, siendo éste el mejor legado que puedan dejarle a su ciudad.
En una situación distinta aparecen alcaldes como Ebodio Santos Alejo de Zacapoaxtla o Porfirio Loeza Aguilar de Tlatlauquitepec, quienes han leído la coyuntura política para permanecer en el cargo o buscar una diputación bajo el argumento de consolidar a la cuatroté, en el caso del primero, o recuperar el poder, en la intención del segundo.
Y de esta manera, hoy igual que en el pasado, los cargos públicos son utilizados para saltar de uno a otro o con fines de grupo y/o personales. Algo que no debe sorprendernos en un modelo de gobierno en el que la alternancia se define por el cambio de color del partido en el poder, pero que mantiene el fondo y la forma.
Twitter @mecinas
Correo: fponce@elsoldepuebla.com.mx