/ miércoles 3 de octubre de 2018

Libra El Toñín operativo de la Marina en Quecholac

De nueva cuenta Palmarito Tochapan, junta auxiliar de Quecholac, se convirtió ayer en punto de referencia informativa con la incursión de elementos de la Marina para pretender ejecutar una orden de aprehensión.

Aunque no hay un parte oficial de la Armada de México y el titular de la Secretaría General de Gobierno, Diodoro Carrasco Altamirano, solo dijo que se trataba de un “objetivo específico”, fuentes de seguridad señalan que iban por Antonio Martínez Fuentes, alias El Toñín, a quien le endosan ser uno de los principales líderes huachicoleros.

La posibilidad de que El Toñín estuviera en la zona no es descabellada ni resultaría sorpresivo para los habitantes de esta localidad pues entre la propia gente es bien sabido que el prófugo de la justicia tiene unos tres o cuatro meses de haber regresado a tener su residencia en el lugar.

Incluso cuentan que es querido por la comunidad ya que de sus múltiples actividades delictivas, que se presume alcanzan el robo de trenes y camiones de carga, generan empleos, igual de ilegales, para esta región del estado castigada por la pobreza.

Aunque el presidente electo de Quecholac, José Alejandro Martínez Fuentes, niega tener vínculos con El Toñín, en Palmarito es un secreto a voces que estuvieron muy cercano en la campaña previo al proceso del 1 de julio y que parte del respaldo electoral se debe a los beneficios que como pueblo obtienen del líder huachicolero.

De ahí que se explique la férrea condena de personas a los operativos de seguridad en esa junta auxiliar que propició un cierre de la autopista Puebla-Orizaba por varias horas con la exigencia de que se suspendan operativos como el ocurrido durante las primeras horas del martes.

No es de extrañar que Antonio Martínez sea visto como el justiciero de Palmarito puesto que su presencia ha rebasado incluso al presidente municipal sustituto Alfonso Jiménez Andrade en materia de seguridad.

Lo que se dice en las calles de esa junta auxiliar es que cuando ocurre un acto delictivo y la gente llega a detener al presunto delincuente, lejos de entregarlo a la autoridad policiaca, es llevado a la casa de El Toñín donde aplicaría su “castigo” desde su punto de vista.

Y esto habría generado que los actos delictivos dentro de Palmarito o contra sus habitantes estuvieran prohibidos aunque hacia afuera el huachicol y el robo de trenes sea parte de la actividad cotidiana.

Ignoro si es una metáfora pero quienes me comentan sobre la dinámica habitual en esta localidad de Quecholac, sostienen que “medio pueblo está con él”, con el Toñín, porque de una u otra manera les requiere de sus servicios.

Recordemos que el municipio de Quecholac es parte del Triángulo Rojo y en Palmarito el pasado 3 de mayo de 2017 elementos del Ejército Mexicano y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) implementaron un operativo que dejó el saldo de 10 personas muertas, entre ellas seis civiles y cuatro militares.

La incursión derivó en la recomendación 12VG/2018 por violaciones graves a los derechos humanos.

Hasta la próxima.

salvador_rios@elsoldepuebla.com.mx

Twitter: @elsalvadorrios