A prácticamente un mes de transcurridas las últimas elecciones en Venezuela, el drama por lo que a todas luces fue un fraude electoral parece consumarse sin que nadie en el mundo pudiera hacer algo al respecto, lo anterior debido a que el pasado viernes se colocó el último clavo en el ataúd de la democracia venezolana, con el Tribunal Supremo de Venezuela validando el proceso electoral, a pesar de que durante este, se prohibió el registro a la candidatura de oposición a las dos primeras opciones, se multó a trabajadores, hoteles y hasta restaurantes que permitieran llevar a cabo reuniones de los partidos de oposición, se le prohibió volar a María Corina Machado (líder opositora) y se le colocaron bloqueos y retenes en las carretas y se reprimió y encarceló a las personas que osaran manifestarse en contra del gobierno de Nicolás Maduro, esto debido a que el Tribunal Supremo está evidentemente a las órdenes del dictador.
Sin embargo la ruta de la dictadura, aunque es bien sabido que la disfruta Nicolás Maduro, se sabe que quien la cimentó fue el también dictador Hugo Chávez, el cual logró consolidar este sistema tiránico de gobierno mediante dos golpes contundentes, apoderarse del Consejo Nacional Electoral, que es el equivalente al Instituto Nacional Electoral en México y del antes mencionado Tribunal Supremo de Venezuela, equivalente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en nuestro país, curiosamente instituciones sobre las cuales el Lopezobradorato a tratado de menoscabar mediante los infames Plan b contra el INE y Plan C contra la Suprema Corte, pero ya llegaremos a ello.
Pero siguiendo con Venezuela, Evidentemente está de más mencionar las terribles consecuencias que esto tuvo para su gente, bastaría simplemente con mirar a los más de 7 millones de venezolanos y venezolanas que han escapado de la dictadura chavista y las deplorables cifras económicas del país, que nos han dejado de las imágenes más denigrantes en tiempos recientes, con madres y padres de familia buscando comida para sus hijos en la basura, por no hablar además de los cientos de presos políticos y disidentes asesinados.
Existe en la historia de todo país, un punto de inflexión que definirá su futuro, el momento de no retorno entre regresión o progreso, y México se encuentra precisamente en ese momento, el aplastante triunfo morenista del pasado 2 de junio representó no solo una victoria política más, sino un cambio de rumbo para el país, a futuro positivo o negativo aún no lo sabemos, pero sin lugar a dudas en el marco del Plan C propuesto por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la reforma judicial representa un punto claramente negativo, aunque es menester mencionar que el poder judicial, es todo menos perfecto y de hecho requiere urgentemente de una reforma, pero no en el sentido que pretende el oficialismo, que bajo un discurso maniqueísta, propone cambios estructurales que no sólo no mejoraran los defectos del poder judicial, sino que violentará su autonomía y la someterá a los designios del partido en el poder.
En torno a este caso, vale la pena hacer el paralelismo de cómo se consolidó un sistema de gobierno dañino para el pueblo venezolano, para entender dónde estamos parados y los riesgos que estamos corriendo, en primer lugar por la sobrerrepresentación en el congreso, que pretende dar a morena el 75% de los curules, a pesar de haber obtenido únicamente el 55% de los votos, si esto no le parece tan grave, es porque no lo ha visto al revés, la oposición obtuvo el 43% de los votos y solo tendría el 25% de las posiciones en el congreso, además por supuesto de la aprobación o no del Plan C.
Bajo este contexto, precisamente las instituciones antes mencionadas en el caso venezolano, son dos de las tres protagonistas en las últimas horas de la presidencia lopezobradorista, con un Instituto Nacional Electoral, que sobrevivió al Plan B, pero al costo de presuntamente, llenarse en sus posiciones de simpatizantes de la Cuarta Transformación, cerrando el espacio a voces autónomas y profesionales como el de la Consejera Claudia Zavala, quien en lo que prácticamente fue un acto heroico, fue la única voz en pro de la pluralidad política, un valiente intento que tristemente no fue acompañado del voto de sus compañeras y compañeros, la supermayoría en el INE está prácticamente aprobada, y con ello la independencia de la Suprema Corte sigue en la mira.
La tercera institución involucrada es el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, un tribunal incompleto, compuesto únicamente por 5 magistradas y magistrados, pues legisladores oficialistas se negaron durante meses, ha nombrar a los magistrados faltantes, un tribunal que tendrá la última palabra sobre si la Cuarta Transformación tendrá la supermayoría con la cual, mediante reformas constitucionales podrán llevar a cabo planes como la desaparición de organismos autónomos como el INAI, el traslado del mando civil de la Guardia Nacional a la SEDENA y la multicitada reforma al poder judicial, sorprendentemente el futuro de México depende de 5 personas; Mónica Soto, Felipe de la Mata, Felipe Fuentes, Janine Otalora y Reyes Rodríguez Mondragon, 5 personas que quizá no lo saben, pero pasarán a la historia de nuestro país, de ellos dependerá si lo hacen como héroes o como villanos