/ viernes 7 de mayo de 2021

Miscelánea

La pandemia incontrolada en la India; la revuelta en Colombia como protesta al presidente y su represión brutal; la tragedia anunciada por negligencia criminal de la línea 12 del metro en la Ciudad de México; el caos, la anarquía y el zafarrancho entre ambulantes en el centro de nuestra ciudad, y el inicio de campañas políticas para las presidencias municipales, diputaciones locales y diputaciones federales con múltiples descalificaciones entre los candidatos, enmarcan el clima de violencia y zozobra, que en medio de la pandemia, los poblanos estamos viviendo.

Parece que todo se está normalizando, salvo por el uso de la mascarilla y el uso del alcohol en gel a la entrada de todo tipo de negocios y oficinas; y qué bueno que así sea, ya era tiempo de hacerlo porque la economía se está destruyendo, aun cuando persisten disposiciones gubernamentales totalmente alejadas de la realidad, como la de obligar a las empresas de salones para eventos y restaurantes que prestan esos servicios a realizar las pruebas “anti Covid” a los asistentes, lo cual no tan solo resulta impráctico sino un gasto que nadie haría por entrar a un salón a divertirse o comer.

Mientras tanto, el Presidente López Obrador insiste con sus distractores como “pedir perdón” a los pueblos indígenas, lo cual ya hizo con los Mayas. Y ahora tensa las relaciones con el gobierno español y el del Vaticano al exigirles una disculpa por las vejaciones de la conquista y no invitarlos oficialmente a los actos conmemorativos de la Independencia, habiendo ya invitado a varios presidentes y jefes de Estado.

Y hablo de distractores porque es innegable que las flagrantes violaciones a nuestra Constitución cometidas por la Cámara de Diputados, primero, pretendiendo alargar por dos años más el mandato del Presidente de la Suprema Corte de Justicia sin el consenso de los ministros, y después, el intento de desafuero del gobernador Cabeza de Vaca, pasando por alto al Congreso del Estado Libre y Soberano de Tamaulipas, son burdos atropellos a nuestra Carta Magna salidos de la más alta representatividad democrática, como lo es la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. El martes 4 de este mes, el mismo Diputado Porfirio Muñoz Ledo, en un acto de contrición pues conforma las filas de MORENA, ha formado un frente en defensa de la Constitución y los órganos autónomos, que en mi concepto apunta ya a una ruptura y escisión con su partido y con su líder moral.

Y para terminar hablemos del 5 de mayo de 1862, que constituye no solo la victoria de México sobre las tropas francesas, consideradas en aquel momento las más importantes, sino la salvación de la vida de una república que estaba destruida por el estigma divisionista y excluyente de liberales y conservadores, y desacreditada en el extranjero al considerarnos seres incultos e incivilizados a quienes había que intervenir para gobernar y conducir. “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”, fue una inyección sublime de fe; la primera fe que entraba en el alma de la República, que le devolvió la esperanza al herido corazón del mexicano. Zaragoza no solo derrotó a los franceses, sino también a la apatía y a la desesperanza que tenía estrangulada a la Nación. El pueblo que olvida su historia está obligado a repetirla. Que esta conmemoración nos sirva de referencia y de ejemplo para no volver a dividirnos y ser víctimas de intervencionismos extranjeros. ¡VIVA MÉXICO! ¡VIVA PUEBLA! ¡VIVA ZARAGOZA!

GRACIAS PUEBLA. Y te recuerdo “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”