Morena es el partido político más exitoso en la historia electoral de México y al mismo tiempo el más desorganizado. Luego del triunfo de 2018 el partido político creció de una manera inusitada y disruptiva; sus cuadros políticos se convirtieron en servidores públicos y el partido quedó en vías de consolidarse. El mejor ejemplo es Andrés Manuel López Obrador, que dejó la presidencia de Morena para ser candidato a la Presidencia de la República, y sin haber consolidado procesos internos, dinámicas partidistas para un partido de oposición que pasó a ser gobierno en menos de un lustro, Morena ha ido avanzando en su consolidación como fuerza gobernante, más no como fuerza partidista, y ese es uno de sus principales retos en el sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Al carecer de dinámicas internas para el relevo de su dirigencia y ante el gran atractivo que despertó el afiliarse al partido gobernante, el partido no consolidó una estructura a nivel territorial, y su administración quedó en una permanente disputa política entre quienes dirigieron el partido: Martí Batres, Yeidkol Polevenski y Alfonso Ramírez Cuellar; esta primera etapa desorganizativa concluyó con una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que mandato que mediante una encuesta se pusiera fin a esta disputa. Mario Delgado fue electo como presidente del partido y su principal encargo fue transitar el relevo de consejeros estatales y nacionales que habían prorrogado su encargo por más del doble del que dicta el estatuto – 3 años –.
El proceso para elegir a las y los consejeros estatales fue dejado en manos de los gobernadores de las entidades federativas y los Consejos Estatales fueron integrados con sobrerrepresentación de un grupo político, en Puebla, el equipo que se impuso al resto fue el del extinto Miguel Barbosa Huerta. Por ello en el Consejo Estatal, Alejandro Armenta Mier logró menos de 5 votos para ser candidato del partido, aunque luego fue integrado a la encuesta por disposición del Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Es evidente que el gobernador electo carece de perfiles afines a su equipo político y por ello fue más factible ratificar a la actual presidenta, Olga Romero Garci-Crespo.
Sin embargo, más que un retroceso como han sostenido diversos compañeros y compañeras inconformes con las determinaciones de la actual dirigencia estatal, Morena perdió una oportunidad para organizar su vida interna, integrar a simpatizantes a las filas morenistas, constituir comités municipales y seccionales de la mano de una dirigencia que sea genuinamente representativa con los valores del humanismo mexicano, la cuarta transformación, Morena y el obradorismo.
Morena en Puebla se aleja de la inercia nacional que trajo la llegada de Luisa María Alcalde Luján a la presidencia nacional de Morena, pues no hay relevo, ni ascendencia de izquierda, sino una continuidad de un proceso viciado de origen que sigue lastimando la consolidación partidista de un movimiento que ha costado años de lucha, resistencia y exclusión sistemática.
@IsaacPalestinaD