/ martes 24 de septiembre de 2024

Morena: Tiempo de jóvenes

Este fin de semana, Morena renovó su dirigencia partidista a través de su Consejo Nacional. María Luisa Alcalde Luján fue electa como presidenta, Andrés Manuel López Beltrán como secretario de organización y Camila Martínez como secretaria de comunicación. Estos nombramientos reflejan claramente el nuevo aire que se respira a nivel nacional: es tiempo de jóvenes, y el relevo generacional ha llegado.

A diferencia de la dinámica pragmática con la que el partido se ha conducido para ganar elecciones, Morena ahora envía un mensaje diferente al interior: uno dirigido al ala más lastimada y menospreciada a la hora de competir por cargos públicos. Me refiero a la militancia de base, el ala fundadora y los simpatizantes del obradorismo que, desde la academia o el trabajo diario, impulsaron paulatinamente el ascenso de Andrés Manuel López Obrador.

Esta nueva generación de líderes, con edades que oscilan entre los 25 y los 40 años, nació políticamente dentro del obradorismo. Es una generación que creció marcada por eventos como el fraude electoral de 2006, la Guerra contra el Narco de Felipe Calderón, la resistencia del movimiento #YoSoy132, la lucha por la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y otros movimientos sociales, universitarios y feministas. Hoy, Morena, al menos en su dirigencia, cuenta con personas vinculadas desde su origen con la izquierda, los movimientos sociales y el legado del presidente.

En esta nueva etapa de organización intrapartidista a nivel nacional, el principal reto de la dirigencia será equilibrar el éxito electoral con la crisis interna derivada de la falta de vida programática en el partido. Pero ese no es el único desafío: de hecho, hay al menos 32. Esto se debe a que, aunque Morena ha logrado consolidarse a nivel nacional, en las entidades federativas el panorama es desolador.

La tarea de María Luisa Alcalde y su equipo no será fácil. Tendrán que enfrentar la fragmentación y el descontento mientras intentan construir un partido con identidad y estructura sólida en las 32 entidades federativas. En muchos estados, Morena se ha convertido en una extensión de los ejecutivos estatales en turno, lo que ha anulado cualquier liderazgo independiente y ha sofocado la vida interna del partido. En otros, los comités ejecutivos estatales están atrapados en luchas internas y conflictos de poder, lo que ha reducido su capacidad de organización y movilización. Estos comités, además, han caído en el sectarismo, ensimismándose y perdiendo de vista el objetivo común.

El relevo generacional es un paso en la dirección correcta, pero no es suficiente. Morena necesita, además de jóvenes en sus filas, un proyecto claro que fortalezca la vida partidista desde la base, fomente la participación activa de su militancia y garantice la cohesión interna.

Este es, sin duda, el tiempo de los jóvenes. Pero la juventud, por sí sola, no garantiza el cambio. Lo que realmente marcará la diferencia será la capacidad de esta nueva dirigencia para construir un partido inclusivo, con identidad y con una visión clara del futuro.

@IsaacPalestinaD