/ jueves 16 de noviembre de 2023

Muerte del “magistrade”: ¿Crimen pasional o de odio?

Ninguna persona debe ser discriminada, violentada y mucho menos asesinada por pertenecer su orientación sexual, origen étnico, género o creencias religiosas, mientras no se afecten derechos de terceros, sin embargo, esto se queda muchas veces en el mero discurso, porque diariamente vemos ejemplos de amenazas y agresiones, así que aún queda mucho por hacer y creo que no vamos por el camino correcto.

Ha sido una muy publicitada la noticia del asesinato Jesús Ociel Baena Saucedo, quien ocupaba una magistratura en el Tribunal Electoral de Aguascalientes, quien se autodenominó “magistrade”, esto causó muchas reacciones: hubo quien tristemente manifestó su alegría en redes sociales y hubo quienes salieron a las calles a exigir justicia y hoy en día rechazan la versión de la fiscalía hidrocálida respecto al hecho.

Antes de desgarrarse las vestiduras, creo que hay que hacer unas precisiones para poder opinar acerca del tema.

En primer lugar, creo que el fallecimiento de cualquier ser humano es lamentable, sea hetero, LGTB, binario o no binario, ya que todos somos iguales ante la ley, recordando el principio de “quien distingue discrimina” y precisamente eso es lo que queremos evitar.

Como lingüista de profesión que soy, siempre he criticado el uso del llamado lenguaje inclusivo, el cual representa una distorsión a la estructura morfosintáctica del idioma, afectando su lógica y comprensión, situación que no incide en el fomento a la inclusión, ya que esta se basa en actitudes e ideológicas que parten de un aspecto semántico y no morfológico, es decir, de fondo, no de forma, así que esta deformación de la lengua no incide realmente en el fin propuesto.

Volviendo al hecho trágico, hubo quien le echó la culpa al “binarismo asesino” y a los opositores del lenguaje inclusivo; inclusive la diputada trans María Clemente García exigió investigar a Teresa Castell y Lilly Téllez por considerarlas como potenciales incitadoras de crímenes de odio. Estas afirmaciones son equivocadas por lo siguiente: el culpable de un delito, al 100% es quien lo comete, eso es un conocimiento bien determinado por el derecho penal y la criminología, el pensar que los factores y/o personajes señalados anteriormente tienen la culpa es tan absurdo como decir que una mujer es culpable de que la violen por usar una minifalda.

En este sentido hay que hacer la diferenciación entre este tipo de delito de odio y los cometidos por motivos pasionales: en los primeros hay una causa que parte de un rencor surgido por una condición subjetiva, como la religión, orientación y preferencia sexual, origen étnico, discapacidad o nacionalidad; en el segundo hay una motivación que surge de un relación afectiva que termina en un gran resentimiento.

Las autoridades de Aguascalientes han señalado que el asesino del magistrado Ociel Baena fue propia su pareja, Dorian Daniel Nieves Herrera, con quien cohabitaba, por lo que resulta absurdo señalar que no hubo medidas de protección, por las supuestas amenazas previas, porque la víctima dormía voluntariamente con su victimario, quien salió positivo a la prueba toxicológica de anfetaminas. Después de cometer el hecho, Dorian se suicidó, hecho que no constituyó un crimen de odio, sin embargo, hay muchos toman esta versión con un negacionismo evidente.

Desgraciadamente me da la impresión que quizá algunos de los que salieron a protestar quisieran que realmente fuera un crimen de odio para tener motivo para sus manifestaciones, más que por el luto que se debe guardar por el magistrado asesinado. El colmo de la incoherencia es haber visto los féretros de los 2 fallecidos juntos en el velorio, todos aquellos que se indignaron, con razón, por el crimen, deberían reprochar eso.

vicente_leopoldo@hotmail.com; 22 25 64 75 05.

Ninguna persona debe ser discriminada, violentada y mucho menos asesinada por pertenecer su orientación sexual, origen étnico, género o creencias religiosas, mientras no se afecten derechos de terceros, sin embargo, esto se queda muchas veces en el mero discurso, porque diariamente vemos ejemplos de amenazas y agresiones, así que aún queda mucho por hacer y creo que no vamos por el camino correcto.

Ha sido una muy publicitada la noticia del asesinato Jesús Ociel Baena Saucedo, quien ocupaba una magistratura en el Tribunal Electoral de Aguascalientes, quien se autodenominó “magistrade”, esto causó muchas reacciones: hubo quien tristemente manifestó su alegría en redes sociales y hubo quienes salieron a las calles a exigir justicia y hoy en día rechazan la versión de la fiscalía hidrocálida respecto al hecho.

Antes de desgarrarse las vestiduras, creo que hay que hacer unas precisiones para poder opinar acerca del tema.

En primer lugar, creo que el fallecimiento de cualquier ser humano es lamentable, sea hetero, LGTB, binario o no binario, ya que todos somos iguales ante la ley, recordando el principio de “quien distingue discrimina” y precisamente eso es lo que queremos evitar.

Como lingüista de profesión que soy, siempre he criticado el uso del llamado lenguaje inclusivo, el cual representa una distorsión a la estructura morfosintáctica del idioma, afectando su lógica y comprensión, situación que no incide en el fomento a la inclusión, ya que esta se basa en actitudes e ideológicas que parten de un aspecto semántico y no morfológico, es decir, de fondo, no de forma, así que esta deformación de la lengua no incide realmente en el fin propuesto.

Volviendo al hecho trágico, hubo quien le echó la culpa al “binarismo asesino” y a los opositores del lenguaje inclusivo; inclusive la diputada trans María Clemente García exigió investigar a Teresa Castell y Lilly Téllez por considerarlas como potenciales incitadoras de crímenes de odio. Estas afirmaciones son equivocadas por lo siguiente: el culpable de un delito, al 100% es quien lo comete, eso es un conocimiento bien determinado por el derecho penal y la criminología, el pensar que los factores y/o personajes señalados anteriormente tienen la culpa es tan absurdo como decir que una mujer es culpable de que la violen por usar una minifalda.

En este sentido hay que hacer la diferenciación entre este tipo de delito de odio y los cometidos por motivos pasionales: en los primeros hay una causa que parte de un rencor surgido por una condición subjetiva, como la religión, orientación y preferencia sexual, origen étnico, discapacidad o nacionalidad; en el segundo hay una motivación que surge de un relación afectiva que termina en un gran resentimiento.

Las autoridades de Aguascalientes han señalado que el asesino del magistrado Ociel Baena fue propia su pareja, Dorian Daniel Nieves Herrera, con quien cohabitaba, por lo que resulta absurdo señalar que no hubo medidas de protección, por las supuestas amenazas previas, porque la víctima dormía voluntariamente con su victimario, quien salió positivo a la prueba toxicológica de anfetaminas. Después de cometer el hecho, Dorian se suicidó, hecho que no constituyó un crimen de odio, sin embargo, hay muchos toman esta versión con un negacionismo evidente.

Desgraciadamente me da la impresión que quizá algunos de los que salieron a protestar quisieran que realmente fuera un crimen de odio para tener motivo para sus manifestaciones, más que por el luto que se debe guardar por el magistrado asesinado. El colmo de la incoherencia es haber visto los féretros de los 2 fallecidos juntos en el velorio, todos aquellos que se indignaron, con razón, por el crimen, deberían reprochar eso.

vicente_leopoldo@hotmail.com; 22 25 64 75 05.