Blanca Alcalá Ruiz, Karina Romero, Lucero Saldaña y Rocío Olmedo, entro otras y otros, preparan maletas para migrar del PRI al Frente Cívico.
Sumido en una crisis interna postelectoral, el Revolucionario Institucional le apuesta a la sobrevivencia política en el estado, en medio del reacomodo interno posterior al fracaso electoral.
Pocos son los priistas de base, y destacadas figuras, las menos, que retornarán al otrora partido gobierno, entre éstas se prevé la reaparición del exgobernador Melquiades Morales Flores.
En la sobrevivencia del PRI, con solo dos diputados plurinominales en el Congreso local, un senador de primera minoría en la Cámara Alta y una veintena de alcaldías, se prepara para convertirse en una oposición propositiva.
Encabezado por el senador Néstor Camarillo, el PRI mantendrá una relación de sana distancia institucional con el gobierno de la 4T, pero con una abierta relación con el gobernador Alejandro Armenta.
Los priistas se preparan ahora para los foros de revisión de las causas de la rotunda derrota electoral, una vez concluida la reelección de Alejandro Moreno Cárdenas en la Presidencia del CEN.
La única aduana pendiente para el dirigente estatal priista es la esperada resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que avale la sentencia de la Sala Regional de legibilidad para ocupar el escaño asignado a un presentante indígena.
Respecto a los foros de análisis postelectoral, de inicio los priistas que se quedan con Néstor Camarillo en el estado y con Moreno Cárdenas, en el ámbito nacional, han desechado por completo establecer una nueva alianza electoral con el PAN.
El PRI irá solo en las elecciones municipales y legislativas locales de 2027, con la expectativa de que avance en la Cámara de Diputados la cancelación del principio de reelección de presidentes municipales, diputados locales y federales.
Será el resultado de las elecciones intermedias lo que defina las condiciones para la revancha en la elección de gobernador en 2030, al igual que las presidenciales, con la viabilidad de aliarse con Morena, si las circunstancias favorecen a Alejandro Armenta.
El PRI, de cara a su balance de las derrotas de las elecciones federales y locales del 2 de junio, definirá su actuación futura con el principio de que el priismo ya no puede estar en el centro político de la nomenclatura política nacional.
Los priistas de hoy, los de Moreno Cárdenas, solo ven de dos sopas como opciones ideológicas en México: a la izquierda o a la derecha, y crece la postura -en lo que queda del PRI- de tomar la ruta por la izquierda, en las prácticas de gobierno y en las contiendas electorales en 2017 y 2030.
Pese a las miras de largo plazo, el priismo poblano no está dispuesto a dejará pasar prácticas aberrantes como los detectados en el traslado de votos de Morena a los partidos Nueva Alianza y FxM aprobados por el Consejo General del IEE, para salvarles el registro como partidos locales.
Esta postura relacionada al IEE, han calculado en el PRI, es una postura que no pone en duda la legitimidad de los gobernantes electos, pero no pueden soslayarlo.
Con el gobierno entrante de Morena el PRI le apuesta la sobrevivencia, y este capítulo del IEE está en la cancha del gobierno que ya se va.
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