Recientemente, como aprendizaje a los mercados que dejó la pandemia, se puso en la mesa de la economía nacional el llamado nearshoring, la relocalización de las empresas acercando parte de su producción a sus mercados de consumo, para reducir costos en general. El ejemplo más claro es Tesla, que busca estar cerca del mercadeo norteamericano. A todas luces muy conveniente para las empresas, pero para los países como el nuestro hay otro lado que puede resultar comprometedor.
Según los datos del INEGI (datamexico) en el primer trimestre de 2024, la población económicamente activa de México fue de 60 millones 663,120 mil personas. “La fuerza laboral ocupada alcanzó las 59.1M personas (40.7% mujeres y 59.3% hombres) con un salario promedio mensual de $6.14k MX. Las ocupaciones que concentran mayor número de trabajadores fueron Empleados de Ventas, Despachadores y Dependientes en Comercios (3.54M), Comerciantes en Establecimientos (3.03M) y Trabajadores de Apoyo en Actividades Agrícolas (2.18M). Se registraron 1.54M desempleados (tasa de desempleo de 2.54%)”. Pero la tasa de informalidad laboral fue de 54.3%, en 2023 fue de 53.6, y en 2019 fue de 56.21%. Este modelo ¿podría combatirse con empresas extranjeras asentándose en nuestro país?
No es tan sencillo. Aparejadas están las condiciones que los estados o municipios ofrezcan a las 3000 empresas que quieren invertir en México (Forbes, Noguez Roberto, 20/12/2023), además de que sus resultados son a largo plazo. Por otro lado, son las empresas mexicanas las que se han beneficiado más de este modelo de inversión, según el Reporte Trimestral de Economías Regionales del Banco de México 2023 “el 72.5% de las empresas que se están beneficiando del nearshoring son 100 por ciento mexicanas, especialmente aquellas con vínculos en el mercado de exportación.” (Murillo, Fernanda. Milenio, 13/09/2024).
Lo atractivo en México es la mano de obra barata, ya no migra, y está cerca de Estados Unidos que sigue siendo el mercado de mayor consumo para empresas asiáticas. Así que el estado mexicano tiene que ofrecer condiciones a los que quieren relocalizarse aquí, pero sin descuidar los derechos de los nacionales. El impacto cultural y social sin duda también será a largo plazo.
La falta de oportunidades laborales en México, más los salarios reducidos, dejan en la indefensión a esa población que decide subsistir en la informalidad que se acumula al 2.54% de la tasa de desocupación para el primer trimestre de 2024. Pero el fantasma que ronda a nuestra población, por otro lado, es la capacitación y la educación para el empleo.
Las empresas que deciden por la relocalización van a emplear personal con capacidades específicas, técnicas y de desempeño, así que no parece que sean una solución a nuestro problema de desempleo e informalidad. Conocimientos de cultura general ausentes en jóvenes atrapados en un sistema educativo que “obliga a pasar de año” a los estudiantes de Educación básica y Media Superior, simplemente no están asegurando un aporte a su vida adulta y laboral.
Estamos en fechas nacionales de conmemoración de la Independencia de México, pero ¿qué independencia celebrar? Bueno, tocará el turno de autoridades para revisar con lupa beneficios y riesgos del nearshoring.
*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com