/ viernes 16 de agosto de 2024

Odiar a Hernán Cortés es odiar a México

Hace unas horas se conmemoró un aniversario más de la caída de Tenochtitlán, situación que despertó muchas de las ideas equivocadas que no nos permiten avanzar como nación, recuerdo que hace 3 años se hizo toda una ceremonia en la Plaza de la Constitución, con la frase: 500 años de resistencia indígena, donde hubo manifestaciones con motivos prehispánicos, los cuales despertaron esas voces que claman un perdón por parte de España, lo cual es absurdo, más cuando vemos los hechos de violencia, como el de los indígenas desplazados en Chiapas, algunos de los cuales buscan refugio en Guatemala, país que ahora ofrece mejores condiciones y hasta nos ganó en el medallero olímpico. Creo que en lugar de estar lamentándose por acontecimientos de hace medio milenio, se debería atender esta situación tan lamentable por parte de las autoridades.

El título de esta editorial corresponde a dos frases escritas por grandes intelectuales, la primera dice: El odio a Cortés no es odio a España; es odio a nosotros mismos, acuñada por el Nobel de Literatura Octavio Paz. La segunda es de Miguel León Portilla y dice: Si el mexicano odia al español, se odia a sí mismo.

Las ideas expresadas en esta editorial, las tomo de una conferencia del historiador juan Manuel Zunzunegui respecto a la fecha que acaba de pasar. Primeramente hay que pensar qué habría sucedido si nunca hubieran llegado los europeos a nuestro continente hasta estos días, seguramente habrían encontrado ya civilizaciones desaparecidas, así como fue el caso de los mayas, ya que la infraestructura, población y forma de gobierno no les hubiese permitido desarrollarse más allá de lo que pudieron. Mientras que España y Portugal se disputaban el mundo, aquí los mexicas se peleaban el lago de Texcoco, esa era la abrumante diferencia entre los mexicas y los castellanos.

También hay que decir que al día siguiente del 13 de agosto de 1521 todos estaban llenos de alegría y júbilo en Mesoamérica, porque se habían librado de un opresor que sacrificaba a 40 seres humanos diariamente: los texcocanos, huejotzingas, purépechas, tlaxcaltecas y españoles ya estaban pensando en un nuevo proyecto de sociedad, sólo los mexicas eran los derrotados.

De los 100 mil guerreros que atacaron Tenochtitlán, sólo mil eran castellanos, pero ellos tuvieron el gran acierto de unificar a los enemigos de los mexicas, así que los discursos de aversión a ese hecho también deberían recaer en los enemigos de los aztecas, quien también eran indígenas.

Algo que hay que resaltar es que al llegar los españoles se encontraron con una civilización que se encontraba en la edad de piedra, tecnológicamente hablando, así que pensar que los mexicas y sus vecinos tenían grandes conocimientos es absurdo, empezando porque los idiomas precolombinos no tenían alfabeto, limitando mucho el intelecto de esos pueblos.

Uno de los mitos dice que los españoles se llevaron el oro, sin embargo, hay que hacer cuentas analizar que durante 300 años de virreinato se extrajo el 7% de todo el metal áureo que se ha sacado de lo que hoy es México y, de ese porcentaje, la mayoría se quedó en las construcciones, ya sea como ornato o para financiar las grandes construcciones que aún tenemos en pie y que hicieron de la Nueva España una potencia mundial.

La intención de la corona fue la coexistencia de indígenas y españoles, autorizando matrimonios entre ellos desde los albores del siglo XVI, creando instituciones, leyes y construcciones que propiciaran una integración social que no tuvo ninguna colonia en el mundo. Cortés quizá tuvo mucho más proyecto de nación que Hidalgo, Morelos y hasta alguno de los presidentes que hemos tenido. Religión, lengua, costumbres y hasta la dieta son totalmente hispanas innegablemente, por lo que es sumamente triste que el mexicano odie eso y se odie a sí mismo. Hasta la próxima.

@vicente_aven

Hace unas horas se conmemoró un aniversario más de la caída de Tenochtitlán, situación que despertó muchas de las ideas equivocadas que no nos permiten avanzar como nación, recuerdo que hace 3 años se hizo toda una ceremonia en la Plaza de la Constitución, con la frase: 500 años de resistencia indígena, donde hubo manifestaciones con motivos prehispánicos, los cuales despertaron esas voces que claman un perdón por parte de España, lo cual es absurdo, más cuando vemos los hechos de violencia, como el de los indígenas desplazados en Chiapas, algunos de los cuales buscan refugio en Guatemala, país que ahora ofrece mejores condiciones y hasta nos ganó en el medallero olímpico. Creo que en lugar de estar lamentándose por acontecimientos de hace medio milenio, se debería atender esta situación tan lamentable por parte de las autoridades.

El título de esta editorial corresponde a dos frases escritas por grandes intelectuales, la primera dice: El odio a Cortés no es odio a España; es odio a nosotros mismos, acuñada por el Nobel de Literatura Octavio Paz. La segunda es de Miguel León Portilla y dice: Si el mexicano odia al español, se odia a sí mismo.

Las ideas expresadas en esta editorial, las tomo de una conferencia del historiador juan Manuel Zunzunegui respecto a la fecha que acaba de pasar. Primeramente hay que pensar qué habría sucedido si nunca hubieran llegado los europeos a nuestro continente hasta estos días, seguramente habrían encontrado ya civilizaciones desaparecidas, así como fue el caso de los mayas, ya que la infraestructura, población y forma de gobierno no les hubiese permitido desarrollarse más allá de lo que pudieron. Mientras que España y Portugal se disputaban el mundo, aquí los mexicas se peleaban el lago de Texcoco, esa era la abrumante diferencia entre los mexicas y los castellanos.

También hay que decir que al día siguiente del 13 de agosto de 1521 todos estaban llenos de alegría y júbilo en Mesoamérica, porque se habían librado de un opresor que sacrificaba a 40 seres humanos diariamente: los texcocanos, huejotzingas, purépechas, tlaxcaltecas y españoles ya estaban pensando en un nuevo proyecto de sociedad, sólo los mexicas eran los derrotados.

De los 100 mil guerreros que atacaron Tenochtitlán, sólo mil eran castellanos, pero ellos tuvieron el gran acierto de unificar a los enemigos de los mexicas, así que los discursos de aversión a ese hecho también deberían recaer en los enemigos de los aztecas, quien también eran indígenas.

Algo que hay que resaltar es que al llegar los españoles se encontraron con una civilización que se encontraba en la edad de piedra, tecnológicamente hablando, así que pensar que los mexicas y sus vecinos tenían grandes conocimientos es absurdo, empezando porque los idiomas precolombinos no tenían alfabeto, limitando mucho el intelecto de esos pueblos.

Uno de los mitos dice que los españoles se llevaron el oro, sin embargo, hay que hacer cuentas analizar que durante 300 años de virreinato se extrajo el 7% de todo el metal áureo que se ha sacado de lo que hoy es México y, de ese porcentaje, la mayoría se quedó en las construcciones, ya sea como ornato o para financiar las grandes construcciones que aún tenemos en pie y que hicieron de la Nueva España una potencia mundial.

La intención de la corona fue la coexistencia de indígenas y españoles, autorizando matrimonios entre ellos desde los albores del siglo XVI, creando instituciones, leyes y construcciones que propiciaran una integración social que no tuvo ninguna colonia en el mundo. Cortés quizá tuvo mucho más proyecto de nación que Hidalgo, Morelos y hasta alguno de los presidentes que hemos tenido. Religión, lengua, costumbres y hasta la dieta son totalmente hispanas innegablemente, por lo que es sumamente triste que el mexicano odie eso y se odie a sí mismo. Hasta la próxima.

@vicente_aven