/ martes 23 de julio de 2024

¿Por qué no hay elecciones abiertas en los partidos políticos?

Los partidos en México están cerrando sus procesos hacia sus burocracias y esta actitud los hace perder credibilidad ante la ciudadanía, aquí un esfuerzo por explicar las razones para abrir las elecciones internas de los partidos y dejar las simulaciones.

De un modelo de partido único (1929-1978) transitamos a un régimen pluripartidista de competitividad electoral en el que predominó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

La primera batalla ganada por el ala que pugnaba por la democratización fue el reconocimiento político de organizaciones como el Partido Comunista Mexicano, mismo que existía desde la clandestinidad. La segunda fue el reconocimiento del triunfo en las primeras gubernaturas, diputaciones y alcaldías del PAN y el PRD. Y una vez que hubo poder para las minorías políticas, la tercera batalla fue ganar la autodeterminación política de los partidos, es decir, que su militancia decidiera sobre sus procesos internos, sus finanzas y sobre todo sobre su plataforma política y candidaturas. Sin embargo, con el devenir histórico esta lucha terminó secuestrada por las burocracias de los partidos.

Esta última lucha trajo consigo ejercicios inéditos de participación política en el régimen de los 3 partidos predominantes. El PRI, por ejemplo, llevó a cabo en lugar del famoso dedazo (o por lo menos en forma) una pasarela, y luego, una votación a modo para determinar candidaturas.

El PAN por su parte consolidó sus procesos con miras en convertirse en un partido de cuadros a través de asambleas y preparación de cuadros con formación ideológica e identidad política con instituciones como la familia, la iglesia, las universidades privadas, etcétera.

El PRD fue más allá, formalizó la posibilidad de registrar corrientes internas para disputar políticamente los espacios burocráticos en el partido a través de asambleas nacionales, estatales y federales. Quizá esa intención fue su acabose.

Y ahora, salvo Morena (aunque tampoco es el mejor método), ningún partido hace procedimientos dirigidos a su militancia, ni siquiera hay un esfuerzo por simularlos. De hecho, es lamentable que de manera autoritaria se autorice una reelección (PRI), o que de manera leguleya se le den vueltas a los estatutos de los partidos para que o los delegados políticos, consejeros o la primera burocracia partidista según sea el caso, sea la que determine a los dirigentes nacionales y estatales (PAN); decía que salvo en Morena, porque es el único instituto que a través de encuestas abiertas y en votaciones ha seleccionado a parte de su estructura política, aunque es un procedimiento bastante perfectible.

Si los procesos de los partidos están siendo cerrados hacia su burocracia es por el control político de la asignación de candidaturas y el uso discrecional de los recursos públicos y espacios en televisión y radio. Un verdadero tesoro para las burocracias partidistas.


@IsaacPalestinaD


Los partidos en México están cerrando sus procesos hacia sus burocracias y esta actitud los hace perder credibilidad ante la ciudadanía, aquí un esfuerzo por explicar las razones para abrir las elecciones internas de los partidos y dejar las simulaciones.

De un modelo de partido único (1929-1978) transitamos a un régimen pluripartidista de competitividad electoral en el que predominó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

La primera batalla ganada por el ala que pugnaba por la democratización fue el reconocimiento político de organizaciones como el Partido Comunista Mexicano, mismo que existía desde la clandestinidad. La segunda fue el reconocimiento del triunfo en las primeras gubernaturas, diputaciones y alcaldías del PAN y el PRD. Y una vez que hubo poder para las minorías políticas, la tercera batalla fue ganar la autodeterminación política de los partidos, es decir, que su militancia decidiera sobre sus procesos internos, sus finanzas y sobre todo sobre su plataforma política y candidaturas. Sin embargo, con el devenir histórico esta lucha terminó secuestrada por las burocracias de los partidos.

Esta última lucha trajo consigo ejercicios inéditos de participación política en el régimen de los 3 partidos predominantes. El PRI, por ejemplo, llevó a cabo en lugar del famoso dedazo (o por lo menos en forma) una pasarela, y luego, una votación a modo para determinar candidaturas.

El PAN por su parte consolidó sus procesos con miras en convertirse en un partido de cuadros a través de asambleas y preparación de cuadros con formación ideológica e identidad política con instituciones como la familia, la iglesia, las universidades privadas, etcétera.

El PRD fue más allá, formalizó la posibilidad de registrar corrientes internas para disputar políticamente los espacios burocráticos en el partido a través de asambleas nacionales, estatales y federales. Quizá esa intención fue su acabose.

Y ahora, salvo Morena (aunque tampoco es el mejor método), ningún partido hace procedimientos dirigidos a su militancia, ni siquiera hay un esfuerzo por simularlos. De hecho, es lamentable que de manera autoritaria se autorice una reelección (PRI), o que de manera leguleya se le den vueltas a los estatutos de los partidos para que o los delegados políticos, consejeros o la primera burocracia partidista según sea el caso, sea la que determine a los dirigentes nacionales y estatales (PAN); decía que salvo en Morena, porque es el único instituto que a través de encuestas abiertas y en votaciones ha seleccionado a parte de su estructura política, aunque es un procedimiento bastante perfectible.

Si los procesos de los partidos están siendo cerrados hacia su burocracia es por el control político de la asignación de candidaturas y el uso discrecional de los recursos públicos y espacios en televisión y radio. Un verdadero tesoro para las burocracias partidistas.


@IsaacPalestinaD