Los niños o adolescentes llegan a expresan ideas que pueden parecer no tener sentido, lo cual se le puede llamar locura en un sentido de extroversión y fantasía; de igual manera se usa este término para aludir a algo gracioso, como alguna película o serie humorística; pero también hay connotaciones peyorativas que aluden a la perversión, como las dirigidas a los dictadores a quien también se les llama locos.
Según el Instituto Mexicano del Seguro Social, tres de cada diez personas padece un trastorno mental a lo largo de su vida, lo cual suena lógico cuando vemos una realidad nacional tan compleja y que bien fue calificada como surrealista por Salvador Dalí y que hoy vemos que se agrava cada vez más.
Hace unos días se cumplieron cuarenta años del fallecimiento del Michel Foucault, el filósofo occidental más importante del último tercio del siglo pasado. El francés fue de los primeros filósofos con un perfil contemporáneo, es decir, no se dedicaba exclusivamente al “amor a la filosofía”, sino que también se introdujo en otros campos, como el de la historia, la sociología y la psicología.
Hijo de un prestigioso cirujano, el nacido en Poitiers asistió a la Escuela Normal Superior, una gran institución que forma a los académicos galos y que da las bases para ser un humanista. El joven Paul Michel tenía una fijación por los cuadros con escenas trágicas y tuvo una tormentosa existencia que lo llevó a pensar en la idea de suicidarse, su homosexualidad no fue asumida del todo y falleció debido a que desarrolló sida, enfermedad que desgraciadamente ha creado un gran estigma y discriminación. Aquí cabe hacer la aclaración que una mente trastornada puede producir acciones totalmente reprochables, pero también puede emanar reflexiones bastante profundas, como es el caso de algunos escritores o intelectuales que han tenido vidas personales que no pueden considerarse como ejemplares.
Foucault escribió un libro denominado “Historia de la locura en la época clásica”, donde narra las diferentes concepciones de estos sujetos en diferentes épocas, por ejemplo: en la Edad Media había una vinculación entre la locura respecto a lo satánico o demoníaco, el estilo de la película de El exorcista, donde un espíritu maligno posee a una niña; más adelante, durante el Renacimiento o la Ilustración se hace referencia a la razón, teniendo entonces como parte contraria a la locura a la cordura; más adelante se menciona que un loco es quien desafía el status quo que rige una civilización, es decir, la locura es lo contrario a lo que representa o quiere una sociedad, de ahí su negación y reclusión, como el caso de los manicomios.
Hay que señalar que el desafío a un orden establecido tiene milenios de existir, así como pretenden las juventudes supuestamente rebeldes e idealistas, pero en realidad el mundo funciona del mismo modo desde hace siglos, así que es muy difícil asumir que los locos soñadores podrán dar un cambio al planeta.
También debo criticar a quien, basándose en su ignorancia, asume posturas raras y cree que encierra una gran sabiduría, lo cual se muestra en esas imágenes de internet donde sale el personaje de Guasón con la frase “no lo entenderías”, creyendo que es un genio.
No soy médico, pero recogiendo algunas opiniones especializadas podemos a pensar que la enfermedad mental es un mito, es decir, parte de factores de pensamiento, ideología y hasta enajenación, sin perjuicio de que una lesión o una enfermedad también intervengan, respecto a esto hay diversas controversias.
Lo cierto es que pensar diferente no significa pensar bien o lograr un beneficio; asumir que los problemas personales son grandes problemas refleja generalmente una poca autoestima; y hay que aceptar que hay emociones incómodas que deben ser atendidas por un profesional, pero evitando crear una dependencia que puede crear abusos económicos y hasta sexuales. Hasta la próxima.
@vicente_aven