/ miércoles 12 de junio de 2024

Relaciones humanas

Lo más sencillo parece ser lo más complejo en el ir y venir de convivir con el de al lado, sea un padre, un hijo, una pareja o hasta un hermano; ahora imagina con el vecino.

Desde que nacemos, como mamíferos que somos, nacemos pegados a otro ser humano que nos gesto y lo deseo o no, cuando se da a luz, se convierte en el primer vínculo posible de relacionarse con otro ser humano. Luego aparecen según sea el caso, un padre, otra madre o alguien, porque el ser humano es el único ser vivo que parece necesita de alguien más para sobrevivir recién nacido. Ahí está el primer mensaje de dependencia mandado por la naturaleza.

Vamos creciendo y los personajes van apareciendo, están los tíos, quizá algún abuelo, hermanos, primos, o inclusive en muchos casos los y las compañeras de una casa hogar, y más adelante, los vecinos, amigos o simplemente contemporáneos. El punto es que en nuestra raza se interrelaciona normalmente desde pequeño con otros de la misma especie, sin embargo esto no garantiza que sepamos hacerlo de manera natural, pareciera que el fluir y tratar al tercero es un arte que todos deberíamos de aprender, pero pocos son enseñados.

Desde luego que va de la mano el proceso de aprendizaje de valores básicos para interactuar como lo son el respeto, la tolerancia, la compasión, por mencionar algunos. Sin embargo, ni con todas estas herramientas ni con toda la carga genética, el ser humano tiene claro cómo debe ser una relación interpersonal. De ahí que sigamos viendo hasta en las mejores familias, diferencias que de alguna forma pueden preceder un distanciamiento. Hasta aquí hablamos de nuestro núcleo más cercano y del cual podríamos decir existen más argumentos para sostener un vínculo afectivo, ahora imaginemos que sucede cuando extendemos el círculo de convivencia en las escuelas, areas de trabajo, centro sociales, una simple plaza, y muchos lugares donde cotidianamente se interactúa entre pares.

Evidentemente las cosas aparentemente tan sencillas como el llamado entendimiento, se complica, y se complica porque olvidamos que somos seres que dependemos desde que nacemos, y solemos creernos invencibles, provocando abismos en los sentimientos hacia los otros. Y miren que no hablo por el momento de ningún tipo de relación amorosa, sino simplemente de entendimiento entre dos seres, que aunque se consideran pares, en realidad no existe ninguno igual a otro por más mellizos que sean. Nuestra mente es literalmente un mundo fantástico y si a eso le sumamos lo que denominamos emociones y más aún sentimientos, ¡ pum ! una bomba de posibilidades con una simple relación entre dos.

Y la razón por la cual hago este análisis partiendo de uno mismo, es que hoy en día buscamos ponernos de acuerdo cada día de una manera más inclusiva entre la sociedad, y esto está de maravilla, sin embargo debemos tomar en cuenta de dónde venimos y trazar ejes de convivencia que permitan inclusive discutir sin pelear porque la misma naturaleza de pensamiento diferenciado ya nos da una desventaja desde este ángulo. Sin embargo, da la gran ventaja de incrementar nuestros conceptos y maneras de ver una misma cosa o circunstancia. Por eso el momento que vivimos en México y particularmente en algunos estados a raíz de las pasadas elecciones, nos dan la gran oportunidad de aprender y reconciliarnos partiendo de nuestra afortunada diferencia de pensamiento.

El inconsciente colectivo, es la suma de inconscientes individuales, es decir algo así como la memoria que se va generando generación tras generación de manera empírica y sin mayor profundidad. Hoy nos damos cuenta que todos somos hermanos y que buscamos bienestar inclusive como mamíferos pero hemos descubierto al paso de los años que debemos preocuparnos por el de al lado, porque sin muchos al lado están con grandes carencias, sin lugar a duda se vive un ambiente desfavorable generalizado. Por el contrario si cada día más individuos nos ocupamos de tendernos la mano y ver tan solo un poquito que el de al lado avance, pues el colectivo, nuestra sociedad, aprenderá a darse la mano.

Por eso veamos las relaciones humanas más cercanas, sin miedo y comprendiendo que no nacimos con esa ventaja, pero sí hemos desarrollado una amplia variedad de canales de comunicación, que es la base de cualquier relación.


@serdan.mx

Lo más sencillo parece ser lo más complejo en el ir y venir de convivir con el de al lado, sea un padre, un hijo, una pareja o hasta un hermano; ahora imagina con el vecino.

Desde que nacemos, como mamíferos que somos, nacemos pegados a otro ser humano que nos gesto y lo deseo o no, cuando se da a luz, se convierte en el primer vínculo posible de relacionarse con otro ser humano. Luego aparecen según sea el caso, un padre, otra madre o alguien, porque el ser humano es el único ser vivo que parece necesita de alguien más para sobrevivir recién nacido. Ahí está el primer mensaje de dependencia mandado por la naturaleza.

Vamos creciendo y los personajes van apareciendo, están los tíos, quizá algún abuelo, hermanos, primos, o inclusive en muchos casos los y las compañeras de una casa hogar, y más adelante, los vecinos, amigos o simplemente contemporáneos. El punto es que en nuestra raza se interrelaciona normalmente desde pequeño con otros de la misma especie, sin embargo esto no garantiza que sepamos hacerlo de manera natural, pareciera que el fluir y tratar al tercero es un arte que todos deberíamos de aprender, pero pocos son enseñados.

Desde luego que va de la mano el proceso de aprendizaje de valores básicos para interactuar como lo son el respeto, la tolerancia, la compasión, por mencionar algunos. Sin embargo, ni con todas estas herramientas ni con toda la carga genética, el ser humano tiene claro cómo debe ser una relación interpersonal. De ahí que sigamos viendo hasta en las mejores familias, diferencias que de alguna forma pueden preceder un distanciamiento. Hasta aquí hablamos de nuestro núcleo más cercano y del cual podríamos decir existen más argumentos para sostener un vínculo afectivo, ahora imaginemos que sucede cuando extendemos el círculo de convivencia en las escuelas, areas de trabajo, centro sociales, una simple plaza, y muchos lugares donde cotidianamente se interactúa entre pares.

Evidentemente las cosas aparentemente tan sencillas como el llamado entendimiento, se complica, y se complica porque olvidamos que somos seres que dependemos desde que nacemos, y solemos creernos invencibles, provocando abismos en los sentimientos hacia los otros. Y miren que no hablo por el momento de ningún tipo de relación amorosa, sino simplemente de entendimiento entre dos seres, que aunque se consideran pares, en realidad no existe ninguno igual a otro por más mellizos que sean. Nuestra mente es literalmente un mundo fantástico y si a eso le sumamos lo que denominamos emociones y más aún sentimientos, ¡ pum ! una bomba de posibilidades con una simple relación entre dos.

Y la razón por la cual hago este análisis partiendo de uno mismo, es que hoy en día buscamos ponernos de acuerdo cada día de una manera más inclusiva entre la sociedad, y esto está de maravilla, sin embargo debemos tomar en cuenta de dónde venimos y trazar ejes de convivencia que permitan inclusive discutir sin pelear porque la misma naturaleza de pensamiento diferenciado ya nos da una desventaja desde este ángulo. Sin embargo, da la gran ventaja de incrementar nuestros conceptos y maneras de ver una misma cosa o circunstancia. Por eso el momento que vivimos en México y particularmente en algunos estados a raíz de las pasadas elecciones, nos dan la gran oportunidad de aprender y reconciliarnos partiendo de nuestra afortunada diferencia de pensamiento.

El inconsciente colectivo, es la suma de inconscientes individuales, es decir algo así como la memoria que se va generando generación tras generación de manera empírica y sin mayor profundidad. Hoy nos damos cuenta que todos somos hermanos y que buscamos bienestar inclusive como mamíferos pero hemos descubierto al paso de los años que debemos preocuparnos por el de al lado, porque sin muchos al lado están con grandes carencias, sin lugar a duda se vive un ambiente desfavorable generalizado. Por el contrario si cada día más individuos nos ocupamos de tendernos la mano y ver tan solo un poquito que el de al lado avance, pues el colectivo, nuestra sociedad, aprenderá a darse la mano.

Por eso veamos las relaciones humanas más cercanas, sin miedo y comprendiendo que no nacimos con esa ventaja, pero sí hemos desarrollado una amplia variedad de canales de comunicación, que es la base de cualquier relación.


@serdan.mx