Bajo la presión sigilosa de los Estados Unidos sobre México, termina el Porfiriato, y desencadena una revolución que da pie a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos promulgada el 5 de febrero de 1917 y que sienta las bases dogmáticas y orgánicas del México contemporáneo.
Para finales de la década de los años 1910, nuestro país contaba con la constitución más vanguardista de la época, ya que integraba las garantías individuales y sociales; hablando de educación, propiedad, agricultura y trabajo. Lo innovador se ve reflejado en su sistema de control de la constitucionalidad de nuestra carta magna, donde toma forma el juicio de amparo para tal efecto.
¿Y por qué sigue siendo relevante en la actualidad la llamada ley de amparo? Desde su instauración, en la Constitución Política de 1857, se estableció el amparo como un medio para contrarrestar abusos de poder, un reflejo de las luchas por la libertad y la justicia que caracterizaban la época. Con el surgimiento de la Revolución Mexicana y la nueva Constitución de 1917, se formalizó la protección del amparo en los artículos 103 y 107, consolidándose como un recurso esencial en la defensa de los derechos fundamentales. Así, el amparo se vinculó a la construcción del Estado de derecho, erigiéndose como el guardián de los derechos del ciudadano ante la autoridad.
A través de los años, la ley de amparo ha tenido importantes modificaciones. En 1936, se amplió el acceso al amparo, permitiendo que cualquier persona pudiera solicitarlo, fortaleciendo así la protección de derechos en un contexto de cambios políticos. A finales del siglo XX, en 1994, la reforma introdujo el principio pro persona, que destaca la primacía de los derechos humanos, ofreciendo nuevas herramientas para quienes se sienten vulnerados. Finalmente, la reforma de 2011 marcó un hito histórico al afirmar que los derechos humanos reconocidos en la Constitución derivan de principios universales, otorgando al amparo un enfoque más amplio en la defensa de las libertades fundamentales.
Sin embargo, es válido cuestionar la efectividad del amparo en el México actual. A pesar de su robustez aparente, surgen interrogantes sobre su aplicación: ¿realmente se está utilizando de forma efectiva para proteger a los más vulnerables? A menudo nos encontramos con casos en los que el sistema se ve saturado y, en ocasiones, se utiliza políticamente como un medio para frenar avances o decisiones gubernamentales. Esta situación lleva a reflexionar sobre la verdadera capacidad del amparo para cumplir su misión de defensa ante posibles abusos individuales.
En la actualidad, la población se enfrenta a desafíos inusuales que ponen a prueba las dichas garantías individuales: violencia, corrupción, y el dilema de derechos en una era de redes sociales y información constante. En este contexto, el amparo sigue siendo una herramienta vital, pero debe evolucionar y adaptarse a las nuevas realidades sociales. La pregunta que surge ahora es: ¿los ciudadanos son conscientes de este recurso y de cómo utilizarlo para salvaguardar sus derechos? Esto nos lleva a cuestionar la necesidad de mayor educación y difusión sobre el funcionamiento de las leyes. A menudo, el desconocimiento conduce a la desilusión respecto a las instituciones y su capacidad para proteger el bienestar de la población.
La ley de amparo, que ahora he tomado como ejemplo, en su esencia, es una manifestación de la búsqueda de justicia y derechos en una sociedad democrática. Pero para que realmente cumpla su propósito, es indispensable que la sociedad en conjunto, educada y empoderada, la valore, exija su aplicación y haga de su uso una práctica común. Así, la pregunta persiste: ¿es la ley de amparo un recurso que sigue siendo relevante en estos tiempos? Sin duda, su existencia es educativa y representativa, pero su efectividad y justificación dependerá del compromiso colectivo de construir una sociedad más justa y equitativa. En última instancia, el amparo es más que un mero recurso legal; es, en esencia, un símbolo de la lucha continua por los derechos humanos en México.
@serdan_mx